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Es el capitalismo

Desde la crisis capitalista de la década de 1970 asistimos a la financiarización de la economía. Al igual que ocurrió al final del ciclo a acumulación británico (1910), holandés (época de las pelucas) y en el Imperio español de la Era de los Genoveses. Los costes de la financiarización para los estratos sociales inferiores y medios se explican porque las finanzas no pueden alimentar una gran clase media, porque únicamente una pequeña elite de cualquier población nacional puede compartir los beneficios de la Bolsa, de la actividad bancaria mercantil y del asesoramiento financiero.

Esta situación ya la describía González de Cellórigo a principios de 1600. Sí 1600.
«Ha llegado a presentar un extremo contraste entre ricos y pobres y no hay medio de reducirlo. Nos encontramos en una situación en la que tenemos ricos que holgazanean indolentes y pobres que mendigan, y nos faltan personas de tipo medio, a quienes ni la riqueza ni la pobreza les impida seguir el tipo correcto de empresa contemplado por la ley natural.» (Fuente: «El largo siglo XX». G. Arrighi. Akal.)

Pues bien, esta situación la va a solucionar un gobierno PSOE-UP. En fin.

Es el capitalismo. No enfocar el problema tan sólo nos llevará a nuevas decepciones de los previamente decepcionados que en su nueva decepción serán pasto del fascismo.

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Un nueva mirada al neoliberalismo

¿Cómo surge el neoliberalismo? ¿Quiénes fueron sus promotores? ¿Cuáles eran sus objetivos? ¿Cómo consiguieron que los Estados no pusiesen límites a los mercados? El historiador canadiense Quinn Slobodian responde a todas estas preguntas en el libro Globalists: The End of Empire and the Birth of Neoliberalism (Harvard University Press, 2018). Resumo-tuneo-opino sobre una entrevista leída al autor en este enlace.

El origen y el para qué

Slobodian explica cómo un grupo de personas, a los que denomina “globalistas”, traumatizados tras la primera guerra mundial por la desaparición del Imperio austrohúngaro, se ponen a trabajar para que las instituciones de las nuevas democracias no tengan a su alcance la posibilidad de poner en cuestión el capitalismo. Por tanto, el origen del movimiento intelectual del neoliberalismo es el comienzo del fin de la era de los imperios europeos.

En el Imperio Austrohúngaro la descentralización de los diferentes territorios permitía una cierta autonomía de la administración local. Por ejemplo, en la educación la Constitución autorizaba la enseñanza en una lengua específica cuando la hablaba una masa crítica. Sin embargo, en los intercambios económicos y comerciales las reglas eran intangibles, lo que hacía del Imperio Austrohúngaro un espacio sin fronteras económicas que garantizaba la libre circulación de personas, mercancías, y capitales. Para Hayek y Mises este era el modelo ideal de organización del mundo, donde los derechos de propiedad y movimiento de capital fueran absolutos con alguna libertad en el gobierno político local y la cultura.

Por tanto, Hayek y Mises, súbditos del Imperio austrohúngaro, se enfrentan a nuevas condiciones políticas, como la generalización del sufragio universal, el fin del modelo imperial como la forma estándar de organizar el mundo y, por lo tanto, el de los Estados-nación como forma de organización política. El neoliberalismo surge en el contexto de una serie de desafíos al sistema de gestión global del capitalismo que había existido hasta ese momento. Desde su origen el neoliberalismo responde a la pregunta de cómo proteger el capitalismo de la democracia y de la fragmentación.

Los neoliberales persiguen la idea de un doble gobierno que separe la política de la economía. En este elemento juega un papel el jurista Carl Schmitt. Para Schmitt, el siglo XIX supuso la aparición de dos mundos que estaban en permanente tensión. Por un lado, el imperium, que es el mundo de la soberanía de los Estados por cuyo conducto ejerce el poder sobre la población. Por otro, el dominium, que es el mundo de la propiedad. Según Schmitt, el sueño de los liberales es que la propiedad debiera ser absoluta (dominium), incluso eclipsando la soberanía (imperium). Pero para Schmitt, esta visión del mundo es inaceptable porque el hecho de que el mundo del dominium tenga un poder de veto sobre el mundo del imperium desacredita a la democracia y la soberanía. Cuando el economista liberal alemán Wilhelm Röpke lee a Schmitt lo halla fascinante y señala que, al contrario de Schmitt, ese es el mundo al que aspiran. Para los neoliberales el mundo de la economía se tiene que imponer siempre al mundo de la política. Esta es la diferencia entre los neoliberales y los liberales o keynesianos, que tienden más hacia el mundo de la política.

En definitiva, si algo define el pensamiento neoliberal es su capacidad para desarrollar estrategias cuando el capitalismo se siente amenazado.

Las herramientas

Quien piense que los neoliberales no creen en un Estado fuerte nunca ha leído a los neoliberales, porque toda su filosofía política consiste en cómo rediseñar el Estado para proteger al capitalismo. El caso más obvio es el ordoliberalismo alemán que desde la década de 1930 reivindica un Estado fuerte con economía de mercado. Para los neoliberales la cuestión no es si debe haber más o menos Estado sino qué tipo de Estado (el Estado debe ejercer el poder de manera intensiva y no extensiva).

Desde finales del siglo XIX el trabajo del economista activista consistía en intentar salvar las diferencias entre las demandas de la clase trabajadora y las del capital: cómo satisfacer a la clase trabajadora para que no cayese en la tentación del comunismo. Economistas como Hayek y Mises trabajaban para la Cámara de Comercio Internacional al servicio de los intereses de la patronal. Es un nuevo modelo de economista activista que no se identifica con el objetivo de crear una cierta paz entre el capital y el trabajo como hicieron sus predecesores en el siglo XIX.

Pero su gran instrumento será el derecho como herramienta indispensable para impedir a gobiernos y parlamentos democráticamente elegidos cualquier atisbo de cambio que pueda afectar al capitalismo. El sistema normativo neoliberal establece límites, hasta dónde puede ir una democracia, y les es absolutamente indiferente lo que diga el Parlamento. En el momento en que una democracia toma conciencia que tanto los mercados como la propiedad pueden ser contraproducentes, la tolerancia de los neoliberales por la democracia se desvanece. Rápidamente intentarán normativizar a nivel constitucional las prácticas y los límites de la democracia. Y lo hacen de tal manera que favorecen a los ricos frente a los pobres y reproducen un sistema basado en la competencia en lugar de la equidad económica y social.

Además del derecho, también abogan por la creación de instituciones supranacionales que vinculen legalmente a que los Estados no puedan desviarse de las reglas preestablecidas y que dispongan de mecanismos legales que les permita forzar a los Estados a rectificar. Es decir, buscan la construcción de un orden institucional global para proteger el capitalismo. Un ejemplo de este tipo de instituciones es las propiciadas en la Unión Europea por el Tratado de Maastricht (1992). Para la economista Victoria Curzon-Price, hasta la fecha la única mujer que ha ocupado la presidencia de la sociedad Mont Pelerin, nos encontramos ante una integración que permite de forma agresiva, utilizando la Corte de Justicia de la Unión Europea y las leyes de la competencia, desembarazarse de cualquier atisbo de participación estatal en el sector privado.

Poscapitalismo, fragmentación y soberanías

La alternativa al neoliberalismo debe desproteger, poner a la intemperie al capitalismo respecto de la democracia y de la fragmentación. El historiador canadiense demuestra cuán frágil es la relación que une la democracia y el capitalismo, y cómo los neoliberales toleran la democracia siempre y cuando esta se atenga a las reglas del juego que ellos previamente han dictado.

El objetivo de cualquier poscapitalismo debe ser avanzar en la fragmentación y la democracia. De eso se trata cuando hablamos de «soberanías» desde abajo, desde lo real-material, desde las personas-trabajo, desde las comunidades-territorios, desde los ámbitos socioeconómicos estratégicos (alimentación, energía, finanzas, tecnologías, etc.).

Fragmentar el Poder, el Estado, el Capital, para avanzar en la democracia, en el poder del pueblo. Romper la soberanía del capital para construir la de las personas. Eso sí, uniendo soberanía, autonomía y cooperación. Conceptos complementarios en una democracia real y en un sistema social y económico que ponga a las personas en el centro.

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Okupas, antagonismo y economía transformadora

Andalucía apenas se distingue de Argentina en lo tocante a economía y empleo.

Nuestra crisis de 2008 fue la suya en 2000. Caciques, latifundios, injusticia, desempleo, son elementos protagonistas de nuestras realidades socioeconómicas.

Leo en un artículo de Pía Rius («De lo político como nacimiento y modos de vida plurales en espacios asociativos») como el auge de la economía social argentina en la primera década del siglo XXI se articuló en «diferentes procesos: por un lado, el desarrollo de iniciativas de autogestión, impulsadas en el marco de movilizaciones sociales en torno a la demanda de trabajo, ya por la formación de cooperativas a partir de la recuperación de fábricas, así como por experiencias asociativas desarrolladas por las organizaciones de trabajadores desocupados; por otro lado, la implementación a partir de 2003 de una serie de medidas políticas apoyadas en la lógica de la economía social y el desarrollo local, que ha permitido el desarrollo del autoempleo y del trabajo asociativo para las poblaciones consideradas ‘vulnerables'».

En este contexto, la autora realiza una reflexión sobre la experiencia de lo político en la población que vive la crisis de 2001 y «hace de la autogestión un modo de vida alternativo. (…) Lo político se ve anclado en lo cotidiano impregnando la organización colectiva, el trabajo, la alimentación o las pro­ducciones y consumos culturales.»

El estudio se concreta en un Centro Social y Cultural situado en la ciudad de La Plata. Este Centro Social y Cultural «bajo el esquema formal de una cooperativa con finalidades múltiples, alberga en esa etapa más de una docena de proyectos sociales y productivos que, a su vez, se vinculan entre sí y con otros espacios territoriales.» En el centro social «se ponen en eviden­cia los efectos de compartir un lugar de encuentro, de eventos culturales, de trabajo y militante, en la búsqueda de una puesta en común políticamente informada, en particular por la reivindicación de la autogestión.»

En Andalucía han nacido en las últimas tres décadas diversos tipos de centros sociales autogestionados. Un ejemplo de los más longevos es el Centro Social Julio Vélez, de Morón de la Frontera, que inició su andadura en 1992, como consecuencia de la Okupación de un edificio del Ministerio de Trabajo ubicado en suelo municipal. Desde entonces, este espacio ha sido una herramienta para la cultura crítica, los movimientos sociales y las organizaciones sindicales y ecologistas. No han sido pocos las okupaciones y centros sociales de este tipo que se han desarrollado en Andalucía, en especial en las ciudades de mayor población.

Los centros sociales andaluces con perspectivas autogestionarias podrían convertirse en espacios sociales donde se crucen y coexistan figuras y actividades que, como ocurre en el caso argentino, «desafían las distinciones ordinarias de lo que acontece en tanto compromiso político, de trabajo como actividad para ganarse la vida, la obra artística o cubrir las ne­cesidades materiales.»

De este modo, estos centros y okupaciones podrían ser espacios para las Economías transformadoras. Olvidar la vieja idea de que la economía es cosa de capitalistas y asumir que la economía o la hacemos o nos la hacen. Es posible hacer otra economía donde el lucro se subordina a la vida; el autoritarismo a la democracia; el trabajo asalariado al trabajo emancipado. Cuestiones básicas para continuar con el objetivo esencial de lo que entendíamos como centros sociales y/u «okupas»: crear antagonismo desde abajo, desde los pueblos y ciudades.

 

 

Artículo citado: «De lo político como nacimiento y modos de vida plurales en espacios asociativos». REVISTA TEMAS SOCIOLÓGICOS Nº 23 ∙ 2018 ∙ ISSN 0719-6458 ∙ pp. 147 – 186

Autoría: Pía Rius. Doctora en sociología, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS), París. Universidad de la Patagonia, Argentina. Contacto: piavrius@yahoo.com.ar

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Esparragueras (económicas)

15 Medidas de Economía Social y Solidaria para los municipios

Traducción de las medidas propuestas por la Red de Economía Solidaria de Cataluña con vistas en las elecciones municipales de mayo de 2019.

Tres ejes principales:

– Democracia económica local.

– Transición cooperativa, ecológica y feminista de los municipios.

– Relocalización. Soberanías. Bines comunes urbanos, rurales y digitales.

Una economía para la transformación social desde el ámbito local

Las iniciativas que conforman la Red de Economía Solidaria de Cataluña impulsamos, en cada vez más municipios catalanes, otro modo de hacer que conjuga actividad económica, arraigo local y transformación social, a partir de una economía centrada en la sostenibilidad de la vida y la resolución equitativa de las necesidades humanas. Una economía socialmente justa, políticamente emancipadora, comprometida con la lucha contra las desigualdades por razón de clase, género, origen u opción sexual. Una economía arraigada al territorio, que fomenta la diversidad económica y cultural, respetuosa con el medio ambiente. Una economía social i solidaria.

En todo el país, miles de iniciativas socioeconómicas autoorganizadas desarrollan democráticamente procesos de producción, intercambio, gestión, distribución del excedente, moneda, consumo o financiación de bienes y servicios. Satisfaciendo las necesidades colectivas a través de relaciones de solidaridad y autogestión, estas iniciativas de la Economía Social y Solidaria practican la transformación igualitaria de la economía y la sociedad, defienden los bienes comunes ambientales, culturales y digitales, y contribuyen a la buena vida y a la emancipación colectiva. Consolidar y extender las iniciativas de la ESS es capital para la transformación del conjunto de las relaciones económicas, para democratizar globalmente la economía, para cooperativizar la sociedad y avanzar hacia modelos socioeconómicos postcapitalistas.

Con estos objetivos, y, habiendo hecho balance de la aplicación de las 14 medidas que propusimos el 2015, de cara a les elecciones municipales del 26 de mayo de 2019 hacemos la propuesta de 15 Medidas de Economía Social y Solidaria para los municipios, para que les candidaturas y las administraciones locales acompañen este proceso de autoorganización económica de las comunidades locales y co-impulsen un nuevo fortalecimiento socioeconómico territorial, basado en la democratización económica y la transición cooperativa, ecológica y feminista de los municipios.

15 Medidas para impulsar la economía social y solidaria a nivel local

1. El impulso de una nueva matriz económica necesita de las energías de todos los agentes socioeconómicos del cambio

Proponemos la creación de Consejos Locales de Economía Social y Solidaria, o de grupos de trabajo en municipios pequeños, integrados el conjunto de las iniciativas de ESS local y sectorial, por las entidades vecinales, ecologistas, culturales, educativas, feministas y de personas migrantes que lo requieran, y con la presencia de las áreas pertinentes de la administración local. Este órgano será responsable de promover políticas económicas, sociales, ambientales y culturales a nivel local desde el paradigma de la concertación público-cooperativa-comunitaria, orientadas hacia la transición democrática, ecológica y feminista de la economía. Se encargará de:

  1. Realizar y actualizar el diagnóstico de la ESS a nivel local.
  2. Diseñar el Plan Director de la ESS, de carácter integral y de ámbito municipal, con dotación presupuestaria, mecanismos de evaluación e indicadores cuantitativoso y cualitativos.
  3. Elaborar una memoria anual.
  4. Crear un servicio comunitario de mediación para los conflictos que puedan surgir, de formación mixta, con agentes públicos-cooperativos-comunitarios.

2. Por la transformación socioeconómica local, se necesitan herramientas que la hagan posible

Proponemos a todos los municipios donde sea posible la creación de Agencias de desarrollo socioeconómico local, o la transformación de los organismos existentes de promoción económica, orientándolos a la promoción específica de la ESS así como su transversalización al conjunto  de políticas municipales. Estos organismos deberán implementar el Plan Director y los programas, promover la participación social, abrir un registro de iniciativas socioeconómicas locales y coordinarse con las otras agencias de ámbito local o comarcal, así como los Ateneos Cooperativos de cada territorio. Desde la administración municipal es velará especialmente por revertir las desigualdades socioeconómicas del municipio, dando ayuda económica, técnica y  formativa a colectivos específicos – mujeres, personas migrantes y racionalizadas, trabajadores manuales, desempleadas y mayores de 45 años – para que puedan incorporarse a proyectos de ESS en condiciones de equidad.

3. Espacios para la promoción económica de proximidad

La agencia, en la medida que le sea posible, deberá habilitar un equipamiento público donde establecer la sede, ofrecer la atención al público, desarrollar programas formativos propios o de entidades locales y acondicionar espacios como viveros de   proyectos cooperativos. Estos centros de promoción socioeconómica local podrán tener, en función de los municipios, carácter de barrio, distrito, local o comarcal. También deben facilitar infraestructura, ayuda y asesoramiento para promover la gestión colectiva de los cuidados de las persones interdependientes, generando espacios de cuidados que sean compatibles con las necesidades y ritmos de las persones que participan, en todos los municipios que sea posible. Igualmente, los espacios de promoción económica de proximidad podrá estar ser fomentados por mancomunidades intermunicipales y Consejos Comarcales.

4. Gestión cooperativa i/o comunal del patrimonio colectivo

La apertura del patrimonio público y de los bienes comunes urbanos y rurales a las iniciativas de la ESS puede concretarse a partir de su cesión, para los usos y gestión de la ESS local, de edificios, locales comerciales, polígonos, granges, masías, terrenos y suelo urbano. En este sentido, se deberá inventariar los bienes inmuebles públicos y privados en desuso de los municipios, y establecer convenios – como financiación asociada- para relocalizar iniciativas de ESS, tanto para que puedan desplegar su propia actividad, como para que impulsen programas mancomunados de apoyo a la creación y fortalecimiento de nuevos proyectos cooperativos y comunitarios, habilitándose para usos productivos (talleres, espacios de incubación, almacenes, obradores, hacklabs, fablabs, espacios-test agrarios) y reproductivos (espacios de cuidados). Asimismo, se impulsará la recuperación, restauración y mantenimiento del antiguo patrimonio cooperativo y asociativo local para la titularidad pública y su cesión a iniciativas de la ESS.

5. Para garantizar el cambio socioeconómico, hay que trabajar el cambio cultural y educativo a largo plazo

Desde los municipios hay que impulsar programas propios y dar ayuda a programas de iniciativas de la economía solidaria que desarrollen las capacidades formativas de las personas, tanto en el sistema educativo como en otros. En relación a los centros de enseñanza, se fomentará la creación de cooperativas de alumnos en todo tipo de centros, en aquellos municipios en los que se tiene competencia, así como se dará ayuda a la introducción de la ESS en la formación profesional. Los programes formativos deberán tener una línea de capacitación técnica y administrativa (gestión económica, financiera, comercial, laboral), una capacitación societaria (gobernanza democrática, resolución de conflictos, etc.) y una educación en valores y prácticas cooperativas (acercamiento de iniciativas de la ESS, valores y cultura, educación ambiental, igualdad de género, antirracismo, conocimiento de la memoria cooperativa y asociativa local y general). La sensibilización y la formación en estos ámbitos y características será extensiva también al personal técnico y político municipal.

6. Asesoría, formación y acompañamiento de nuevas iniciativas socioeconómicas

Además de los programas dirigidos al público general, hay que impulsar programas específicos de asesoría, formación y acompañamiento de nuevas iniciativas socioeconómicas, así como la consolidación de las existentes, especialmente de aquellas que generan empleo, preservando y ampliando los bienes comunes, contribuyeb a la equidad de género y los derechos de las personas migrantes. Además de los servicios de conultoría e incubación, hay que facilitar el acceso a financiación a partir de del sistema de finanzas éticas. Desde una perspectiva de género, hay que establecer procedimientos para la corresponsabilidad, la gestión de conflictos y los cuidados.  En relación a las personas migrantes, será necesaria la colaboración entre entes públicos como el Servicio de empleo y otros que atienden a la población migrante, para que permitan potenciar la fórmula cooperativa como a opción viable en procesos de regularización, generación de empleo y de actividad económica para estos colectivos. Se debe prever, además, el trebajo específico con gestores locales para capacitarles e incentivarles a recomendar el modelo cooperativo para nuevos proyectos colectivos de carácter socioempresarial. Hay que reorinentar los servicios de empleo municipales para generar ciruitos de empleabilidad dentro de la ESS, analizando cadenas de valor de los sectores económicos del municipio y acompañarlos en la creació de empresas de ESS, donde dar salida a las necesidades de trabajo de personas en situación de feina de persones en situació de desempleo o exclusión social que atienden desde los servicios sociales. Finalmente, hay que incentivar la convergencia de las pymes y autónomos que operen con criterios de proximidad y responsabilidad social hacia los principios de la ESS, para que el tejido económico de proximidad se convierta en sujeto de cambio y sea parte de la matriz local de ESS. El balance social es útil para esta sensibilización.

7. Facilitar el acceso a financiación mediante un sistema integral de finanzas éticas y promover una relocalización del crédito

Hay que facilitar las condiciones para que los proyectos de ESS puedan acceder a financiación a través de entidades de finanzas éticas y/o cooperativas. En este sentido, siguiedo el ejemplo de algunos municipios catalanes, los ayuntamientos pueden firmar y desarrollar convenios de colaboración para la constitución de fondos de avales para compartir riesgos con las entidades financieras. Ahora se pueden promover programas que incentiven la capitalización de cooperativas para reforzar las estructuras financieras de estas entidades, para poder acceder a la financiación desde posiciones más fuertes. Por otro lado, la administración puede promover una fiscalidad favorable para aquellos proyectos con un impacto social positivo, impulsando incentivos y beneficios fiscales. También pueden impulsar procesos de matchfunding (“crowdfunding bajo el principio de corresponsabilidad”) con iniciativas de financiación colaborativa procomún, así como dar apoyo a iniciativas de finanzas comunitarias, como las comunidades autofinanciadas (CAF). Por un amejor relocazación del crédito, desde el tejido socical se puede promover la creación de Fondos locales colectivos de ahorro y crédito, a través de la implicación democrática de los ahorradores locales en la organización de las ayudas financieras, especialmente microcréditos. Estos fondos han de estar coordinados con las entidades del sisema de finanzas éticas y solidarias para puedan complmentarse la actividad, asumiendo una tarea de dinamización local para el desarrollo de ecosistemas más ricos de ESS.

8. Apoyo a la intercooperación, el mercado social local y el consumo responsable

Una nueva matriz socioeconómica local no es la suma acumulativa de iniciativas en un territorio concreto, sino el resultado de un proyecto estratégico de integración económica del conjunto de la ESS local. Hay que impulsar, pues, el Mercado Social Local y Ecológico, y fomentar la densidad de los intercambios y la intercooperación entre proyectos. ¿Cómo? Dando apoyo a ferias locales o comarcales de ESS y a mercados locales agroecológicos, incentivando la creación de polos cooperativos territoriales y la articulación de cadenas productivas solidarias (producción, distribución, consumo, etc.), reconectando y relocalizando a las redes locales de economía solidaria. En esta integración, se podrán enredar iniciativas formalizadas a nivel jurídico (cooperativas, asociaciones, mutualidades de previsión social, sociedades laborales, fundaciones), pero también otras formas de cooperación social sin formalización, en ámbitos como la agroecología, los huertos urbanos comunitarios, la microfinanciación, los fondos de crédito colectivo, los mercados y redes de intercambio de bienes y servicios, los bancos del tiempo, las monedas sociales, los equipamientos de gestión comunitaria y autogestionados, los bienes comunales naturales, culturales i digitales, los nodos de apoyo mutuo y cuidados, la economía popular y migrante, y las experiencias de vivienda, comunicación o transporte mancomunado, que comparten una vocación democrática, transformadora, ética y solidaria. Por otro lado, a nivel municipal se podrá impulsar o dar apoyo a campañas que promuevan el consumo responsable, ético y transformador, para aumentar el conocimiento de les alternativas de consumo impulsadas desde la ESS en el tejido social local (asociaciones vecinales, comercios locales, escuelas) y el público general.

9. La ESS debe poder abastecer al conjunto de las necesidades sociales, también las de las administraciones públicas

Desde los municipios se debe fomentar la compra y contratación pública socialmente responsable, priorizando criterios sociales, éticos y ambientales en la contratación y compra de bienes y servicios por parte de los Ayuntamientos. A partir de la incorporación de cláusulas sociales que reconozcan las condiciones de trabajo dignas, la igualdad salarial, la inserción sociolaboral, la sostenibilidad ambiental, la financiación ética, los circuitos de proximidad, la equidad de género, la interculturalidad y en definitiva los criterios de la economía social y solidaria ya aplicados con el balance social, como unos factores a tener en cuenta al mismo nivel, como mínimo, que los cuantitativos.

10. Recuperación de empresas y relevo empresarial

En la extensión de la ESS, es fundamental el apoyo municipal para la recuperación de empresas privadas en crisis por parte de las personas trabajadoras, por medio de empresas de economía solidaria como cooperativas de trabajo asociado, dotando un fondo para conseguir esta finalidad y participando de un proceso de acompañamiento conjunto con los sindicatos y las organizaciones representativas de la ESS. En un sentido similar, se han de potenciar programas de relevo empresarial, que garanticen la actividad económica, con fórmulas cooperativas, de aquellas empresas que han de cerrar por la jubilación y/o el abandono de los propietarios.

11. Municipalizaciones y cooperativizaciones de servicios públicos

Hay que impulsar la municipalización de los servicios públicos, y hacerlo a través de la lógica de la concertación público-cooperativa-comunitaria, para garantizar la universalidad del acceso y la participación y decisión conjunta entre la administración municipal, los trebajadores y las usuarias, así como con las iniciativas de la ESS. En aquellos municipios donde no se desarrollan programas de municipalización, o de forma complementaria en otros, hay que impulsar la cooperativización en sectores como la gestión de residuos, la gestión forestal, las energías renovables, el agua, las tareas de cuidados, los equipamientos culturales, los servicios alimentarios en equipamientos municipales, la rehabilitación de vivienda, la obra pública, la gestión del patrimonio físico, natural e inmaterial, el turismo comunitario o la economía circular.

12. Soberanía alimentaria, energética, residencial

Para que las personas puedan vivir bien, hay que apoyar la Carta por a una soberanía alimentaria desde nuestros municipios, para impulsar la transición de un modelo de agricultura capitalista y alimentación globalizada por la soberanía alimentaria, desde la revalorización de los criterios sociales, ambientales y de proximidad. Asimismo, hay que asumir la propuesta energética municipalista de la Red por la Soberanía Energética, con el objetivo de que la población del municipio tenga garantizado el derecho a la energía, se abandonen las energías fósiles en favor de les energías renovables, se promueva la producción y el consumo público, cooperativo y comunitario de energía renovable y se consigan municipios energéticamente sostenibles. Finalmente, para hacer frente a uno de los principales sociales de la sociedad- el acceso a una vivienda digna y asequible–es necesario que los municipios recuperen el máximo de suelo público posible y lo destine a vivienda de protección oficial, tanto de propiedad municipal y en régimen de alquiler, como fomentando la cesión de uso por cooperativas que potencian modelos colectivos de acceso y propiedad de la vivienda.

13. Para democratizar la sociedad del conocimiento, es necesario que los gobiernos municipales reconozcan el espacio público digital como un espacio de gestión comunitaria y se promueva el cooperativismo de plataforma

Hay que promover y garantizar el acceso a las nuevas tecnologías y a la red; promover los usos sociales, cooperativos y colaborativos de las TICs; hacer un uso exclusivo y didáctico de software y hardware abierto/libre en las administraciones municipales y todos los ámbitos públicos de su competencia; apoyar el establecimiento de infraestructuras tecnológicas de carácter abierto y de gestión comunitaria, descentralizada, libre y neutral; incentivar el conocimiento abierto  y usar licencias libres/abiertas; promover los valores y las prácticas cooperativas en o con TICs mediante programes específicos de capacitación, financiación e incubación. Hay que evitar los monopolios, abusos y precariedades asociadas a la hegemonía del capitalismo de plataforma, y dar apoyo a los digitales comunes, las iniciativas públicas de datos libres y el cooperativismo de plataforma.

14. Es necesario crear un relato sobre la transformación socioeconómica de los municipios

Para reforzar los cambios materiales, se necesitan relatos culturales e imaginarios propios. ¿Cómo? Facilitando el acceso de las iniciativas de la ESS a los medios de comunicación y web locales, visibilizando las iniciativas con mapeos y guías, recuperando la memoria cooperativa y popular local, fomentando la participación vecinal en los presupuestos municipales, aumentando la presencia en los nomenclators o listados de instituciones y personas vinculadas al cooperativismo, fomentando las investigaciones, congresos y encuentros de economía social y solidaria tanto a nivel local como internacional, promoviendo el intercambio de prácticas transformadoras, participando en la Red de Municipios por la Economía Social y Solidaria, apoyando la participación de las iniciativas locales en la Ferias de Economía Solidaria de ámbito supramunicipal.

15. Transformación feminista de la economía

Un cambio socioeconómico como al que aspiramos no puede dejar de lado la sostenibilidad de la vida y el bienestar de las personas. Se basará en los supuestos de las economías feministas, es decir, que la reproducción es economía y que valorizar el ámbito reproductivo, poniendo la vida y los cuidados en el centro de la economía, es esencial para construir alternativas al capitalismo. Para hacerlo es imprescindible reconocer, visibilizar y dignificar el trabajo de cuidados tanto remunerado como no remunerado y universalizar el acceso al cuidado. La administración local también debe centrar esfuerzos para sensibilizar y educar en economías feministas, desde la escuela y a lo largo de la vida, así como facilitar herramientas para garantizar la corresponsabilidad, apoyar a empresas y colectivos de la economía social y solidaria formadas por mujeres, y crear espacios y formaciones específicas para ellas. Desde la economía solidaria entendemos la economía feminista como un espacio de transformación de toda la estructura económica capitalista y por tanto de emancipación, no sólo de las mujeres sino de toda la sociedad.

 

 

 

 

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Flamenconomía

Flamenconomía. Nociones de economía y otros cantes 3/ “Las del Molinete, el trabajo de las mujeres y la Federici”

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En la tercera colaboración en El Paseo hemos hablado del trabajo de las mujeres en capitalismo. Para ello nos hemos ayudado del flamenco, claro, y de la maestra Silvia Federici.

El flamenco, con reflejo de la realidad social, muestra la situación de explotación y desigualdad de la mujer en el capitalismo.

La letra de inicio refleja el trabajo de la mujer como prostituta.

Letra: Las del Molinete. Carmen Linares

Del molinete/ muchachas del molinete/ preparar bien los moñeros/ que viene la Mendez-Nuñez/ con doscientos marineros

Antología de Carmen Linares.

La letra habla la situación de las mujeres de un barrio de Cartagena y de su actividad cuando llegaba un barco de la Armada española.

Más info: https://www.flamencasporderecho.com/josefa-moreno-la-antequerana/

Además de como «prestadora de servicios sexuales», el flamenco también refleja la situación deleznable de la mujer como principal responsable del trabajo doméstico (no valorado monetariamente).

La mujer que rompe el plato/ sin ser hora de comer/ por muy bonita que sea/no le sale mercader.

La actividad y el trabajo de la mujer se centró en la creación de la mercancía más valiosa del capitalismo: la mano de obra. Sin embargo comenzó a considerarse que esa actividad no tenía valor porque no tenía precio (salario). El patriarcado y el capitalismo como definición de necio es aquel que confunde valor con precio.

Detrás de esa necedad es una cuestión centro del sistema económico: La explotación de las mujeres tuvo una función central en el proceso de acumulación capitalista, en la medida en que han sido las productoras y reproductoras de la fuerza de trabajo, la mercancía capitalista más importante. Y eso le ha salido gratis al capital.

La situación de desigualdad entre mujeres y hombres en la sociedad capitalista es, en gran medida, el resultado de un sistema social de producción que no reconoce el trabajo como algo que sirve para mejorar la vida de la gente sino para ganar dinero.

Sin embargo, el trabajo de la mujer, aunque el sistema no lo remunere con dinero, genera riqueza, más que cualquier otro. Así lo muestra la bellísima letra.

Canta: Esperanza Fernández. Autor letra: Francisco Díaz Velázquez

«El dinero y la riqueza parecen que son lo mismo,/siendo cosas tan distintas,/la riqueza es justamente/lo que el dinero te quita.»

Letra de una cantiñas de Esperanza Fernández en el último disco de Dani de Morón. Es una poema de Francisco Díaz Velázquez, del libro «Coplas de nadie».

¿Se puede ser feminista y no estar en contra del capitalismo?

Repuesta de Silvia Federici: «No. No se puede. El feminismo no es una escalera para que la mujer mejore su posición, que entre en Wall Street, no es un camino para que encuentre un lugar mejor dentro del capitalismo. Soy completamente contraria a esta idea. El capitalismo crea continuamente jerarquías, formas diferentes de esclavización y desigualdades. Entonces, no se puede pensar que sobre esta base se pueda mejorar la vida de la mayoría de las mujeres, ni de los hombres. El feminismo no es solamente mejorar la situación de las mujeres, es crear un mundo sin desigualdad, sin la explotación del trabajo humano que, en el caso de las mujeres, se convierte en una doble explotación.» Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/03/20/mujeres/1553071085_109576.html

Pues nada. Hasta ahí llegó.

https://www.ivoox.com/paseo-121-aquelarre-21-marzo-2019-audios-mp3_rf_33852371_1.html

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Especialización turística, extractivismo y otras cosas feas a evitar

El turismo como cadena global

La actividad turística ha crecido enormemente en las últimas décadas. Según la Organización Mundial de Turismo, mientras en 1950, 25 millones de personas tenían consideración de turistas internacionales en 1950; en 2017 la cifra alcanza los 1.327 millones. Esta situación ha dado lugar a la turistificación, es decir, al impacto que tiene la masificación turística en el tejido social y comercial de determinados barrios o ciudades. Estos procesos suponen para la población de un territorio que las instalaciones y servicios pasen a dedicarse de manera casi exclusiva al turista en detrimento del residente. La vida de la gente del barrio o ciudad se supedita a la generación de beneficios de las empresas vinculadas a la actividad turística.

La actividad turística ha cambiado enormemente en los últimos años. Dos elementos transcendentales en esta transformación han sido la progresiva incorporación del turismo al capitalismo de plataformas (mal llamado economía colaborativa) y el cada vez mayor control del negocio por parte de grandes empresas transnacionales. Actualmente, en palabras de Rosario Gómez-Álvarez, “las actividades turísticas se encuentran plenamente integradas en el proceso de fragmentación internacional de la producción.”

Los agentes económicos que participan en dicha actividad son los oferentes (alojamiento, alimentación, transporte y ocio), los intermediarios y las personas consumidoras. Entre los primeros han crecido enormemente las cadenas hoteleras y las compañías de transporte multinacionales cuyas matrices están situadas en los mercados emisores (países de origen). Por su parte, los agentes intermediarios son un eslabón cada vez más relevante y poderoso donde también predominan las grandes empresas con capital no arraigado en los lugares de destino.

En los últimos años se ha producido una enorme pérdida de cuota de mercado de los operadores turísticos tradicionales (tour operadores) a favor de las plataformas digitales. Estas últimas han penetrado en los diferentes mercados turísticos, tanto en la intermediación del alojamiento, como en el transporte y la búsqueda de información sobre actividades de ocio. En el ámbito de la intermediación del alojamiento destacan Booking y Airbnb, mientras en el del transporte lo hacen Uber y Blabacar. Por tanto, se asiste al típico proceso capitalista de “colaboración”. Una situación en la que, por un lado, los procesos productivos generan beneficios que son absorbidos en gran medida por grandes multinacionales y el capitalismo de plataformas; y, por otro lado, los problemas e impactos negativos generados por la actividad repercuten en la población de barrios y ciudades, y en especial las que tienen menos recursos. Se asiste, por tanto, a una situación demasiado común en la que la privatización de los beneficios es complementaria a la socialización de pérdidas (externalidades negativas de la actividad).

Así, el territorio en cuestión (ciudad, barrio o franja litoral, como gran parte de la costa andaluza, etc.) se convierte en una plataforma de extracción de riqueza mientras que para la población tan sólo quedan migajas y problemáticas sociales de gran calado. Entre los principales problemas de estos procesos de especialización o turistificación se encuentran, entre otros, el aumento de la precarización laboral, la degradación del derecho a la vivienda, el encarecimiento y la transformación del comercio local, o la masificación de calles y plazas que dificulta la vida cotidiana de las personas residentes, tanto en lo que atañe al descanso como al disfrute mismo del espacio público.

La turistificación de la economía andaluza: un nuevo extractivismo

El profesor Manuel Delgado Cabeza lleva décadas analizando la economía andaluza mejor que nadie. Para este Maestro, la economía andaluza se ha caracterizado por su modelo extractivista y por especializarse en actividades productivas al servicio del capital; actividades que no nos convienen a la gente que habitamos las ciudades y pueblos de Andalucía. Nos especializamos según intereses muy distintos a los de mantener y enriquecer nuestras vidas. La turistificación de las ciudades y el litoral andaluz no hace sino profundizar en esta situación.

La expansión del turismo y el negocio inmobiliario ha tenido en Andalucía un peso muy por encima del que ha tenido en otras economías de nuestro entorno. Estas actividades dan lugar a procesos económicos que no implican creación de riqueza, sino simplemente apropiación de valor monetario. Y es que no debemos continuar siendo necios y confundir valor con precio, riqueza con dinero.

La capacidad de absorber dinero y acumulación capital provoca la consecuente acumulación de poder en muy pocas manos. Esta situación perjudica la toma de decisiones democráticas y participadas, y posibilita la enorme capacidad de influencia que tienen escasos actores que, normalmente, no residen en los territorios y que tan sólo los utilizan como materia prima generadora de ganancias. De manera que, como explican profesores como Delgado o Naredo, el enriquecimiento de unos termina siendo a costa del empobrecimiento de otros, y, paradójicamente, lo que se anuncia como un proceso de creación de riqueza en beneficio de todos termina convirtiéndose en mayores cotas de deterioro ecológico y social para la gran mayoría de la gente.

Los territorios mejor situados económicamente son aquellos que tienen una mayor  capacidad para apropiarse de valores monetarios, y, por otra, una fuerte diversificación en el grado de especialización. En este sentido, la turistificación que sufre la economía andaluza provoca una mayor vulnerabilidad, asociada, por un lado, a la especialización que supone, y, por otro, a la escasa capacidad para apropiarse de valores monetarios.

En ese contexto, la especialización turística a la que se aboca a Andalucía en general, y a la ciudad de Sevilla en particular, puede entenderse como un avance en el modelo extractivista. Para Marina Garcés, el turismo «es la industria legal más depredadora que existe (…). En su desarrollo masivo, extractivo y monopolista. No me vale que sostiene al pequeño comercio. Beneficia a las grandes industrias de transporte, urbanística o de alimentos. Es ahí donde se cruzan todas las devastaciones: de la ambiental al extractivismo presente.” De este modo, esta pensadora analiza el turismo como industria extractiva, como si fuera la actividad minera o la agroalimentaria: “Para mí, Barcelona es un campo de soja, explotable como un recurso natural cualquiera.”

Uno de los aspectos propios del turismo extractivista es su dimensión de chantaje. En palabras de Garcés este modelo «genera una sociedad pasiva, y con una sociedad rendida el chantaje es muy fácil de hacer: o el turismo o nada, nos dicen». Garcés rescata dos conceptos más subsidiarios de este sector económico: el de “riqueza empobrecedora” y la “democracia delegativa”. El primero sirve para poner en primer término una serie de beneficios a corto plazo por encima de los daños que generan determinadas explotaciones. Con el segundo alerta sobre las consecuencias que conlleva la imposición de la lógica privada a determinadas políticas. Indica las que denomina «burbujas de legalidad ad hoc”, lo que es tan válido para una mina como para las “fundaciones” que desean invertir en la ciudad. No es necesario resaltar aquí la situación de algunos megaproyectos mineros en Andalucía.

Por tanto, es muy esclarecedora la comparación entre el modelo de turismo que ha acabado imponiéndose a la capital andaluza con el capitalismo extractivista tan conocido en la historia de la economía andaluza. Se trata, en resumen, de capitales que aterrizan en un determinado lugar, localizan los recursos naturales más valiosos y los explotan al máximo. Para Garcés, la única diferencia entre explotar un mineral, petróleo, madera o un cultivo como el de la soja es que con el turismo “los recursos naturales somos nosotros, nuestra memoria colectiva y nuestro patrimonio».

El neoliberalismo del que apenas se habla

Esta situación se enmarca dentro de las estrategias de desarrollo local neoliberal. Estrategias que convierten a los territorios, a las ciudades, en “marcas” que deben competir entre ellas para atraer al capital. En Sevilla, tras la Exposición Universal, se puso en marcha una estrategia de este sentido para convertir a la Isla de la Cartuja en el “Silicon Valley” del sur de Europa. Esa estrategia ha derivado en otra que parece aspirar a convertir a la ciudad en un macro parque turístico, en una enorme “Isla Mágica”.

Desde hace más de dos décadas, la economía convencional territorial propone un tipo de regulación que tiene por objetivo generar un ambiente atractivo para la inversión privada. Se opta por ayudar directamente al capital privado y favorecer la iniciativa individual. Estas nuevas estrategias forman parte del “Desarrollo Local Neoliberal” o neoliberalismo territorial.

Las políticas de desarrollo local puestas en marcha en los territorios del Sur de Europa se han basado en tres elementos fundamentales. En primer lugar, en la mercantilización de cualquier recurso del territorio potencialmente vendible o rentabilizable en términos monetarios. Es a lo que se ha denominado “poner en valor” el territorio. En segundo lugar, se ha intentado por todos los medios la valorización social del empresario tradicional, renombrado como “emprendedor”. Por último, estas políticas han utilizado la inversión pública para favorecer a la acumulación privada de capital. Es decir, realizar gastos, impulsar inversiones o aumentar las subvenciones que con dinero público sirvan para atraer o favorecer al capital, ya sea local o foráneo.

Tras décadas de puesta en marcha, cada día es más evidente que el desarrollo local neoliberal no ha servido para mejorar la economía y evitar las altas tasas de desempleo y precariedad existentes en estos territorios. Además, la asunción acrítica de estas estrategias ha provocado en muchos casos la “culpabilización de la víctima”. Al igual que ocurre con las personas desempleadas y el concepto de empleabilidad, a los territorios empobrecidos (“surdesarrollados”) se les hacen responsables de no ser lo suficientemente competitivos o poner en valor su potencial en un contexto que se vende lleno de oportunidades. De forma similar a como una persona sin empleo compite con otra por un cada vez más escaso puesto de trabajo, los barrios, pueblos o ciudades deben competir entre ellos para ver quién es el más atractivo a inversiones foráneas.

Con estas estrategias de “neoliberalismo territorial” son los capitales los que disponen del monopolio de la “participación” y las comunidades locales tan sólo pueden competir entre ellas por atraerlos mediante la puesta en práctica de medidas que favorezcan su valorización. Así, como diría E. Galeano: “Hasta hace 20 o 30 años, la pobreza era fruto de injusticia (…). Ahora la pobreza es el justo castigo que la ineficiencia merece.”

Riqueza y dinero, cosas tan distintas

En definitiva, la turistificación o la especialización extractivista que supone el turismo sencillamente no nos conviene, en la medida en que no es útil para el objetivo socioeconómico esencial de una economía que tenga por objetivo mantener y enriquecer la Vida. El turismo es el último sector o actividad económica que desde el neoliberalismo territorial se propone como oportunidad para crecer, “para poner en valor” el territorios, para, en definitiva, mercantilizar nuestras vidas y subordinarlas a “emprendedores” y capitales que privatizarán ganancias y socializarán “externalidades”. De este modo, y tal como se plantea en ciudades como Barcelona, frente al modelo “Marca Andalucía” o “Marca Sevilla”es necesario avanzar hacia una “ciudad comuna”,  una “Sevilla Comuna”; un territorio construido desde los barrios, delos los pueblos y desde abajo, y donde la diversificación y autogestión productiva genere riqueza capaz de mejorar y enriquecer la vida de su población.

Y es que no nos confundamos y hagamos caso a personas sabias como Francisco Díaz Velázquez que tan claro nos lo expresa en poemas como este de su obra “Coplas de Nadie”: «El dinero y la riqueza parecen que son lo mismo, siendo cosas tan distintas, la riqueza es justamente/ lo que el dinero te quita.»

Artículo publicado en el número 33 de El Topo.

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Esparragueras (económicas)

Otros mercados para la empresa solidaria-socialista

Texto extraído de una intervención de Paul Singer en el Sindicato de Ingenieros de Rio de Janeiro.

«La empresa socialista o, digamos, solidaria, está por ahora dentro del mercado capitalista, pero no es indispensable que ese mercado sea necesariamente capitalista. Es posible crear un nuevo mercado y para ello es muy relevante crear grupos o cooperativas de consumo.

Existen amplios campos de desarrollo para un cooperativismo de consumo. La economía solidaria no debe restringirse a reeducar el sistema de producción, también debe enfrentar la cuestión de reeducar la forma como se consume. Para que la economía solidaria pueda afirmar sus valores no debe ser competitiva. La experiencia de Mondragón lo demuestra. Siendo así, es posible, crear un sector en el cual también el consumo sea organizado de forma solidaria y en ese nivel no hay necesidad de competir. No será la competencia la que garantizará la calidad de los bienes y de los servicios ofrecidos a los consumidores.

Estamos por primera vez enfrentando directamente el modo de producción socialista en muchos lugares del mundo. Es una nueva tentativa pues ya fue enfrentado por los utópicos a su manera y aunque fracasó dejó lecciones importantes. No sé si fracasaremos o no, pero la tentativa es extremamente sólida.

Puedo crear todo, inclusive hasta el consumo final. Puedo crear cadenas en que los valores de la democracia y la igualdad prevalezcan en las relaciones. Existen ejemplos concretos de ello.»

Fuente: https://www.academia.edu/38619635/Econom%C3%ADa_Solidaria_posibilidades_y_desaf%C3%ADos?email_work_card=title

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Lindes locales

Economía y cárcel en Morón: la nueva industria del sufrimiento

Artículo publicado en enero de 2004 en rebelion.org ante la inminente construcción en Morón de la Frontera de una cárcel, en la actualidad Sevilla II.

Sobre historia local, cárcel y personas presas

Entre 1953 y 1957 se invirtió en Morón una gran cantidad de dinero proveniente del ministerio de defensa y ataque de EE.UU. Esa inversión, exterior y coyuntural, dio lugar a la denominada época de las vacas gordas. Pero tras las vacas gordas llegaron de nuevo las flacas, y en 1960 el alcalde franquista de la época constituyó una Junta de Caridad para poner remedio a la, según sus propias palabras, calamitosa situación económica que atraviesa nuestra ciudad, que perjudica a muchas familias modestas. Sin cambios estructurales en aquella injusta estructura económica, el hambre y la miseria volvieron a aparecer. La situación excepcional generada por la construcción de la base aérea no transformó la arcaica estructura económica local, continuando la gran mayoría de la población instalada en la precariedad económica. Este episodio de la historia económica local puede darnos muchas pistas sobre las consecuencias de la construcción de una cárcel en Morón.

Conozcamos, antes que nada, a nuestros futuros nuevos convecinos. Es necesario recordar que estamos en una sociedad regida por un sistema económico capitalista, caracterizada por su deshumanización y el incremento de la población excedente. Para poder subsistir en este tipo de sociedad es necesario disponer de un trabajo asalariado digno. Esta condición se convierte en un grave problema si observamos la actual situación del mercado laboral. Así, más del 50% de la población activa de Andalucía no dispone de un empleo estable y con derechos que le garantice una existencia conforme a la dignidad humana. Por tanto, miles de andaluces tienen permanentemente abiertas las puertas de la exclusión, primer paso para ser posible recluso de la cárcel moronense. El 80% de las personas encarceladas en este país procede de barriadas periféricas y de ambientes marginales. De esta forma, podemos caracterizar a la persona presa, a nuestros futuros convecinos, como una persona pobre y enferma (drogodependencias, SIDA…) que llegó a la cárcel con una desvertebración social grave debido a la situación social de la que procede y que la cárcel la empeorará todavía más. Tal como dice un afectado: « Entré con una beca de ladrón y salí con un doctorado de asesino.» (El País, 21 de diciembre de 2003). En definitiva, las políticas económicas del neoliberalismo excluyen a cada vez más población, consideradas inútiles o excedentes para el nuevo mercado de trabajo. Estas personas son las que acabarán en la cárcel moronense.

Las políticas neoliberales tienen como correlato en el ámbito penal el endurecimiento de las penas y el aumento del índice de encarcelamiento. Si en 1990 el número de presos en España era de 28.284, en la actualidad ese número se sitúa en torno a los 54.000. Esta nueva forma de tratamiento penal de todos los conflictos sociales provoca, por tanto, la necesidad de construcción de nuevas cárceles. El modelo de cárcel utilizado actualmente son los centros tipo, con una capacidad que sobrepasa los 2.000 reclusos. Mediante estas enormes cárceles se quiere dar respuesta al aumento de número de presos que la política gubernamental antisocial da lugar. Se requieren más cárceles, cada vez más grandes y con mayor capacidad y, por supuesto, más rentables y ahorradoras de personal, concentrando servicios y sistemas de vigilancia.

Crecimiento empobrecedor

Las nuevas cárceles se están construyendo, tanto en España como en el resto de países, en zonas rurales deprimidas económicamente. Las promesas de mejora económica, en zonas como el medio rural andaluz donde gran número de personas están en una situación económica precaria, disminuye la resistencia a la construcción de estos centros. El gobierno promociona estas industrias carcelarias en los pueblos mediante las promesas de una enorme creación de riqueza y puestos de trabajo, les toca la lotería. El hecho de que en ellas se trabaje con el sufrimiento de otros seres humanos parece importar a muy pocos. No obstante, esa promoción tiene más de marketing embustero que de realidades concretas.

La Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios S.A. (SIEPSA) es la encargada de los aspectos relacionados con la instalación de una cárcel, localización, adquisición de los inmuebles, ejecución de las obras, financiación, etc. La existencia de una empresa pública para los asuntos penitenciarios indica cómo actualmente en estos temas sólo rigen los criterios empresariales privados. A pesar de todo, SIEPSA tiene pérdidas de 3,619 millones de euros en 2001.

De los aproximadamente 63 millones de euros que cuesta cada nueva cárcel, en Morón sólo repercutirá una mínima parte. La información gubernamental no es más que propaganda, sin base en un análisis de impacto serio.

El Ayuntamiento sí obtendría ingresos gracias a las licencias de obras, 2,6 millones de euros. Sin embargo, habría que ver si esto repercutiría en beneficio directo para los vecinos o se dedicaría a otros gastos del consistorio; podemos ser mal pensados y creer que podrían subirse de nuevo los sueldos sin preocuparse por las deudas del Ayuntamiento. El resto de los 63 millones de euros invertidos se distribuye del siguiente modo: gastos de construcción (50), equipamiento (3.5), obras complementarias (2.2), pago de solares (1.9), estudios técnicos (1.8) y talleres productivos (1).

La construcción es contratada y adjudicada desde Madrid por SIEPSA, a través de concursos públicos. Son las mayores empresas constructoras del país las que parten con claras ventajas para adjudicarse la obra. Durante los dos años que dura la construcción se emplearían unos 350 trabajadores, entre técnicos, administrativos, oficiales y peones. Tal vez, los peones sean reclutados en Morón, pero normalmente el resto serán trabajadores propios de la empresa que resulte adjudicataria de las obras.

Después del período de construcción se dice que se van a crear más de 500 empleos directos. No obstante, se tratan de empleados públicos, contratados por oposición o concurso-oposición a nivel nacional. Son puestos de funcionarios de prisiones, juristas, psicólogos, médicos, ATS y cuerpo de ayudantes. Como personal laboral estarían el trabajador social, monitor deportivo, maestro de taller, técnico de jardín de infancia, cocineros, auxiliar de enfermería, electricistas y fontaneros. Además, los propios reclusos suelen encargarse de asuntos de mantenimiento, cocina, economato y actividades auxiliares. Ninguno de estos empleos tienen por qué revertir directamente en el pueblo y si algún moronero aprueba estas oposiciones tampoco tiene por qué ser destinado a Morón. También se cita como beneficio para el pueblo los contratos de trabajo y suministro. Sin embargo, de nuevo se trata de contratos que la administración debe sacar a concurso o subasta pública o alguna otra forma de contratación de la Administración, lo que excluye que los empleos forzosamente tengan que beneficiar a Morón.

Por último, se argumenta que se va a producir un aumento de la población debido a la llegada de los funcionarios destinados a la cárcel. Se prevé un crecimiento en la población de unas 1.500 personas. Las nóminas de los trabajadores oscilarán entre 6.3 y 9.2 millones de pesetas, dinero que la administración supone va a revertir en el municipio. Hay que tener en cuenta que los funcionarios de Instituciones Penitenciarias tienen bastantes días libres. Normalmente, éstos no viven cerca de las personas a las que vigilan y más teniendo a la capital a una hora de camino. No parece que estas personas vayan a establecer su residencia en Morón.

Por lo dicho hasta aquí, y analizando los impactos más concretos en la economía moronense, la llegada de esa inversión supondría cierto crecimiento económico para el pueblo. En el mejor de los casos, algunos albañiles podrán disfrutar de dos años de bonanza e incluso algunos establecimientos comerciales podrían necesitar mano de obra. Ahora bien, el crecimiento no es bueno bajo cualquier circunstancia. Es decir, si a un niño de diez años tan sólo le crece una parte de su cuerpo, por ejemplo, el brazo derecho, convendremos en afirmar que ese niño más que beneficiarse del estirazón se está convirtiendo en un monstruito. Eso ocurre cuando en una economía el crecimiento no se reparte de forma armónica por todas las partes del cuerpo social. El crecimiento sin distribución puede seguir dando como consecuencia opulencia y grandes beneficios para una minoría, y paro, precariedad laboral y emigración para la mayoría.

Normalmente, tal como ocurrió durante la construcción de la base, los precios subirán. De ese modo, aquellos que no vean aumentadas sus rentas (sueldos, ingresos, etc.) tendrán un menor poder de compra. Es decir, con el mismo dinero su capacidad para adquirir cosas disminuirá. Por otro lado, si alguien gana serán agentes económicos como los constructores, propietarios de inmuebles o la gran distribución de capital foráneo implantada en nuestra localidad. Por tanto, una minoría ganará y la gran mayoría perderá.

Nos situamos ante un modelo de crecimiento exógeno muy alejado de lo pregonado por la políticas económicas de desarrollo local. Si, en el mejor de los casos, un gran número de funcionarios se quedaran a vivir en Morón, aumentaría la especulación urbanística y el precio ya alto de una vivienda se elevaría todavía más debido a la llegada de guardias civiles, funcionarios de prisiones y demás votantes progresistas. No parecen demasiadas, sino todo lo contrario, las oportunidades que se le abren a las miles de personas de este pueblo que han tenido que emigrar en los últimos años.

Por otro lado, nada asegura que mejoren las infraestructuras de comunicaciones y los equipamientos sanitarios. Sí está claro que, en caso de beneficiarnos de esas inversiones, sería por la llegada de más de dos mil excluidos sociales y varios cientos de funcionarios, y no por la exigencia, lucha y consecución de algo que le corresponde a este pueblo por justicia. No parece, por tanto, una victoria del pueblo de Morón sino más bien la confirmación de nuestra incapacidad para obtener los bienes públicos a los que legítimamente tenemos derecho. Además, parece un poco miserable aprovecharnos de estas supuestas ventajas a costa del sufrimiento ajeno y del mantenimiento de un sistema social y económico injusto. De esta forma, nuestra estructura económica pasaría a especializarse un poco más en industrias del sufrimiento al acoger, por un lado, y gracias al antiguo régimen franquista, a una base área desde la que se cargan bombas para masacrar a poblaciones inocentes, según el vocabulario de los que mandan y, por otro lado, y gracias al actual régimen populista-neoliberal, a una cárcel donde se recluye a los que sobran en esta sociedad según el anterior vocabulario, asesinos, violadores, etc.

Sobran razones: Cárcel, ¡NO!

Por todas estas circunstancias, nos situamos en contra de la construcción de cárceles y aún más de estos enormes centros que agravan los problemas ocasionados por la privación de libertad. Es necesario replantearse la actual política penitenciaria. Estos centros no sirven para cumplir el mandato de reinserción que marca la Constitución tan en boca de la derecha para otras cuestiones. Las cárceles sólo sirven para aislar a los previamente excluidos, desviando dinero de políticas sociales que podrían servir para luchar contra las causas de los problemas que tiene esta sociedad. La enorme inversión que se dedica a la política penitenciaria, 631 millones de euros (104.990 millones de pesetas), podría dedicarse a mejorar la asistencia social e invertir en beneficios para la población que crearían más riquezas en nuestros pueblos y redundarían, a la larga, en una reducción de la delincuencia, al mejorar las oportunidades ofrecidas a todos. Cada persona en prisión cuesta al Estado aproximadamente dos millones de pesetas. Es evidente que con esta renta muchas familias podrían salir de la situación de pobreza y marginalidad que conduce a algunos de sus miembros a la delincuencia.

Además, cada nueva plaza que se crea nos sale por cerca de 10 millones de las antiguas pesetas. Habría que pensar en estos asuntos y decidir si queremos, simplemente, aislar a las personas que molestan en la sociedad que estamos creando y castigar duramente por venganza, o preferimos reducir los niveles de delincuencia, evitar la reincidencia y buscar una sociedad más justa y, por tanto, segura.

Parece lógico pensar que es mejor gastar esa millonada en, por ejemplo, viviendas sociales, hospitales públicos o incluso en una renta básica para todos los que queremos vivir en los pueblos, en los medios rurales. Sin embargo, con este premio gordo de la derecha, Morón servirá de jaula para muchas personas. Llegarán a un lugar cada vez más especializado en vivir del sufrimiento ajeno, atrapado en las medias verdades de sus dirigentes, las peores mentiras y cada vez más carente de un mínimo compromiso social. A un pueblo desarticulado económicamente donde mayor crecimiento no significa, antes al contrario, mejorar la calidad de vida de la mayor parte de sus gentes. Nosotros, los moroneros, y ellos, los excluidos sociales que malvivirán cerca de nuestro pueblo, compartimos la principal causa de nuestros problemas. A saber, la hegemonía de un pensamiento excesivamente simplista que mira a las consecuencias y no a las causas de los problemas. Todo ello lleva en lo social, político y económico a un modelo cuasi-fascista de sociedad, en la que cada vez más gente queda excluida y una pequeña minoría se apropia de la riqueza socialmente generada por todos.

 

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Esparragueras (económicas)

La Economía social transformadora y la nueva esfera de la representación

Amador Fernández-Savater resumió hace unos meses en qué consistió el 15M en los siguientes dos puntos:

«1) una dinámica de autoorganización popular. Es decir, no un movimiento referido a un sujeto preconstituido (la clase obrera, etc.), sino un proceso de “creación de pueblo”. Porque es la acción colectiva la crea un pueblo y no al revés.» (….);

«2) un efecto de re-sensibilización social. Donde la crisis ponía en el centro la victimización, el resentimiento, la competencia y el sálvese quien pueda, el 15M puso la activación social, el empoderamiento, la empatía y la solidaridad.» 

Las gentes que impulsamos la Economía social transformadora la entendemos así, como «una dinámica de autoorganización popular» y de «creación de pueblo», así como un elemento que pone en el centro «la activación social, el empoderamiento, la empatía y la solidaridad». Y todo ello desde la economía, desde el ámbito de la subsistencia material.

Si se quiere cambiar las cosas es necesario transformar la política económica, el modo de entender cómo cambiar la economía, tanto desde el poder como desde el «campo social de fuerzas». Sin este planteamiento, la soberanía y la democracia se diluye en «lo nacional» y será difícil reconducir las actuales fuerzas de derechización y volver a construir otro «cortafuegos» como el que supuso el 15M.

La esfera de la representación debe interiorizar la Economía social transformadora si quiere, como dice Amador, «complejizarse y repensar-rehacer su engarce con la intervención en la vida social. Porque es ahí donde se crea pueblo, se modulan los afectos colectivos y se cambian las cosas.»

Artículo citado: «El fascismo que viene y la disputa cotidiana en el terreno de los afectos», eldiario.es, 8/12/18. https://www.eldiario.es/interferencias/fascismo-afectos-vox_6_843475663.html

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Esparragueras (económicas)

Propuestas complementarias

Quiero la implantación de la renta básica. Principalmente porque creo en el derecho a la subsistencia en una sociedad donde se genera, de sobra, los recursos para que toda la gente pueda satisfacer sus necesidades sin venderse como mercancía.
Y además, porque creo, quiero y trabajo por otro sistema socioeconómico vertebrado a partir del fomento de la economía social transformadora como modelo que promueve nuevas formas cooperativas de consumir, producir, gestionar y relacionarse. Y para ello dejar de ser una mercancía para la obtención de un salario es esencial.
No hay nada que desincentive más el trabajo (asalariado y no asalariado) que la desigualdad, la acumulación de riquezas en manos de la gente que, desde generaciones y generaciones, herencias y más herencias, han evitado trabajar y han vivido del esfuerzo y explotación de otra gente. Precisamente la misma gente que impulsa las campañas contra lo público y los impuestos (en especial de los impuestos directos, los que hacen que paguen más quienes más tienen); los grupos que aseguran que la gente desempleada se lo merece por floja; quien dice que la Renta Básica crearía vagos (las herencias generan gentes tan trabajadoras como las clases terratenientes y aristocráticas andaluzas, ¿verdad?). Se cree el ladrón que todos son de su misma condición.
Pues sí, renta básica para una economía social transformadora. Herramientas complementarias.