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Esparragueras (económicas)

Una fábrica de frutos secos

Cualquier persona que viaje por Andalucía puede observar el aumento de las plantaciones de almendro. Hace unos días leí al respecto. Guiado bajo la “neutra” óptica de un periódico “serio”, como cualquiera editado por el Grupo Joly, y de instituciones “sensatas” y “formales” como Asaja, la Fundación Caja Rural del Sur o la Diputación de Córdoba. Instituciones todas ellas que apenas tienen intereses en la agricultura andaluza y que, por supuesto, quieren siempre lo mejor para nuestra tierra. Por eso organizan “jornadas técnicas” donde “profesionales de reconocido prestigio” ilustran sobre cuestiones objetivas, científicas, apenas discutibles.

Así, ingenieros agrónomos de empresas que apenas tienen otro interés que el bien común, indican que el cultivo de almendros “está pasando de un modelo de plantación en secano en zonas marginales a nuevas plantaciones en regadío” y subrayan que “las previsiones indican que se va a pasar de producir 50.000 toneladas a 150.000 toneladas en sólo unos años.”

Estas personas, autoproclamadas en algunos casos como “Technical Manager” (¿quién no se fía de lo que diga alguien con ese cargo?) explican que “la evolución de la producción frutícola a lo largo de las últimas décadas indica nítidamente un camino irreversible hacia la mejora de la eficiencia de los inputs productivos, incluida la mano de obra”. Además, uno de estos “técnicos” indica, cual Moisés agronómico, como “se abrió hace décadas el camino hacia la intensificación de las plantaciones, lo que posibilitó una entrada en producción más rápida y una disminución de los costes de producción, al disponer de árboles de menor volumen, con la copa más accesible y mejor adaptada a la mecanización.”

El olivo fue el cultivo que guió hacia el edén cuando “hace ya 25 años abrió el camino hacia la intensificación con un nuevo concepto revolucionario de formación en seto; un tipo de plantación que permite, además de realizar la recolección mecanizada con recolectoras cabalgantes, mecanizar casi completamente las operaciones de poda y los tratamientos fitosanitarios.” Esta experiencia del olivo sirvió de base para el inicio, hace 10 años, de “un nuevo concepto de conducción en almendro similar al del olivo, denominado también SHD o Súper High Density con las mismas ventajas, pero en una especie cultivada tradicionalmente en sistema extensivo.”

Todo es impecable pues “el cambio de concepto es sustancial y se basa en disponer de un patrón enanizante como el RP-20, que permite intensificar las plantaciones a la vez que controlar el vigor de forma eficiente en árboles adultos. Este sistema también denominado SES o 2D se basa en densidades de plantaciones de entre 2.000 ó 3.000 árboles por hectárea, con distancias entre filas de 3 a 3,5 metros y entre árboles de 1 a1, 4 metros”. Agregó que la poda se realiza de forma totalmente mecanizada a partir del segundo año y la recolección con máquinas cabalgantes. Todo ello hace a estas plantaciones mínimamente dependientes de la mano de obra. Maravilloso ¿verdad?

Sería estupendo si la riqueza generada pudiera ser disfrutada por la mayoría de la gente. No lo parece dada la “eficiencia lograda en el uso de la mano de obra”. Sin embargo, y para que cuadre el círculo, en la siguiente página del mismo periódico, la ex consejera de agricultura de la Junta de Andalucía y actual europarlamentaria, Clara Aguilera, pide apoyo público para facilitar el refuerzo tecnológico y digital de los sectores agrarios y nos dice con total seguridad: “El sector agroganadero andaluz ha avanzado en el reparto de rentas”. Y olé. Cuánto arte, cuánta gracia, cuánta magia.

El campo andaluz ha sido históricamente un laboratorio capitalista de vanguardia. Un ejemplo de cercamientos del común (lo de toda la gente pasa a ser de una, por la gracia de Dios, las armas y/o la ley); aplicación tecnológica para la maximización de los beneficios; reformas concentradoras guiadas por la tierra para quien la explota y explota a sus semejantes; creación abundante de eufemismos políticos que llevan a los mejores manijeros de un pueblo a Sevilla, primero, Madrid, después, y ahora Bruselas; destrucción de la naturaleza “científicamente”; expulsión de la población al mismo tiempo que se habla de inmigración; avances y más avances hacia la pobreza de un pueblo rico, bajo el yugo de Iglesia, Guardia Civil, técnicos universitarios o políticos corruptos.

Andalucía, ese vergel maravilloso convertido en una fábrica de frutos secos.

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Un pinar, un Metro, dos bases

Andalucía al servicio de la soberanía del capital: sobre pinares, transportes públicos, bases militares y sus relaciones con la acumulación del capital global

Para el historiador canadiense Quinn Slobodian el neoliberalismo, desde su origen, responde a la pregunta de cómo proteger el capitalismo de la democracia. El neoliberalismo tiene por objetivo afianzar la soberanía del capital sobre las personas. En plena hegemonía neoliberal, apenas nos sentimos con el derecho de pensar qué economía queremos para nuestro pueblo, para nuestra ciudad, para Andalucía. La actual soberanía del capital impide no sólo la soberanía popular, sino siquiera imaginarla. Nos parece normal que se pueda comprar o vender algo que no ha sido producido como una mercancía (como un pinar en Chiclana), que se pueda ganar dinero financiando una empresa que gestiona un servicio público (Metro de Sevilla), o que los recursos naturales de un continente entero (África) estén al servicio de una revolución económica supuestamente inmaterial (la economía digital). Todo ello bajo una desregulación y descontrol (del capital) que requiere, ahora más que nunca, del control estatal y del uso de su herramienta por antonomasia (el ejército). A continuación vamos a ver, a través de algunas noticias aparecidas en las últimas semanas en Andalucía, algunos casos de cómo la soberanía del capital pone la vida al servicio del dinero.

Un pinar en Chiclana y unos chicos de Mineápolis

La financiarización o expansión del capital financiero tiene sus raíces en el declive de los beneficios industriales, lo que obliga a los capitales a buscar otros lugares más rentables para sus inversiones. La política monetaria también ha servido para fomentar la financiarización. En este sentido destaca la “flexibilización cuantitativa” mediante la cual los bancos centrales han puesto ingentes cantidades de dinero en manos de fondos privados, con las cuales han podido comprar enormes cantidades de activos. En Andalucía, los grandes fondos de capital han impulsado la especulación inmobiliaria especialmente en las grandes ciudades y en las zonas de litoral.

En esta situación hay que enmarcar la denuncia de Toniza-Ecologistas en Acción Chiclana respecto a la destrucción del mayor pinar de la costa de Sancti Petri, con una superficie de más de 60.000 metros cuadrados, destinado a urbanizarse con 206 viviendas de lujo. La operación la promueve “Aedas Homes”, una promotora ligada al fondo de capital estadounidense “CastleLake”.

En el año 2013, un desconocido fondo de Mineápolis, Estados Unidos, decidió entrar en el mercado inmobiliario español. El fondo aprovechó la mejor oferta de suelos de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB o “Banco malo”), el “Proyecto Crossover”. “Castlelake” pudo así hacerse con un lote de suelo con gran descuento. Los “chicos de Mineápolis” fueron haciéndose con más suelos a la mitad del precio que se paga hoy. Su secreto estuvo en detectar que los bancos necesitaban vender terrenos al valor al que los tenían en libros. El problema es que, entonces, no valían ese precio, así que este fondo estadounidense aceptó esos importes a cambio de realizar el desembolso en largos plazos. Así logró crear una cartera de terrenos a precio de crisis, que en realidad pagó cuando alcanzaban precios mucho más elevados. Chicos listos.

Posteriormente el fondo entendió que necesitaba crear su propia inmobiliaria para lo que creó “Aedas Homes”. En todos los casos, la inmobiliaria compra suelo denominado “no finalista” para promover su transformación urbanística hasta que alcancen el estadio de suelo finalista, es decir, estén listas para construir sobre ellas. Para ello negocian con gente como el alcalde de Chiclana, José María Román Guerrero. Así lo venden: «esta nueva línea estratégica aumenta la visibilidad del Plan de Negocio de Aedas posterior a 2023 y se suma a la habitual disciplina de inversión de la compañía focalizada en la compra de suelos residenciales fully permitted en las zonas de mayor demanda del país».

A día de hoy el mapa de los grandes especuladores de suelo en Andalucía y España lo componen tres grandes fondos internacionales: “Castlelake”, “Lone Star” y “Värde”. Como dice un conocedor del sector: «No van a quedarse, son financieros. Se irán para volver en otro momento o a otro segmento”. Compran barato, venden caro, se van y esperan a la siguiente oportunidad para continuar especulando con todo aquello que pueda reportarle beneficios.

El Metro de Sevilla y los fondos de pensiones de las universidades inglesas

La Línea 1 del Metro de Sevilla tuvo un coste definitivo de 890 millones de euros, más del doble de lo presupuestado. Inaugurado en abril de 2009, hoy día esa infraestructura pública la gestiona la multinacional Globalvía, que pagó 157 millones de euros en 2014. Desde 2012 el Metro de Sevilla no ha dejado de incrementar sus ingresos y beneficios. En 2018 ingresó 61,3 millones de euros y los beneficios alcanzaron los 18,1 millones de euros. Estos beneficios no son suficientes para contentar las demandas sindicales de mejor cobertura de las bajas, excedencias y reducciones de jornada, lo que ha llevado a paros y huelgas en los últimos meses.

Globalvia nació en el año 2007 de la unión entre Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y Bankia. A día hoy está controlada por tres fondos de pensiones, a saber: el canadiense OPTrust, el holandés PGGM y el inglés USS. Optrust tiene unos activos de 16.440 millones de euros, administra el Plan de Pensiones Opseu, con más de 86.000 miembros y jubilados, fundamentalmente en el territorio de Ontario. PGG, por su parte, dispone de 186.600 millones de euros en activos. Por último, USS, Universities Superannuation, es el principal fondo de pensiones para universidades e instituciones de estudios superiores en Reino Unido y tiene un fondo de activos de unos 68.365 millones de euros. Globalvía destina fondos a «seguir creciendo mediante la compra de proyectos de autopistas y ferrocarriles». De este modo, estos fondos utilizan los ahorros de estudiantes ingleses o jubilados holandeses o de Ontario para apropiarse de riqueza proveniente de la prestación de servicios públicos como el Metro de Sevilla. Es un claro ejemplo de globalización financiera.

Con la financiarización el capitalismo contemporáneo crea un mercado mundial de dinero. Los capitales pueden entrar y salir con facilidad de negocios, estados, y los inversores institucionales o “ZinZin” (como compañías de seguros, bancos, fondos de pensiones o fondos de inversión) se convierten en los actores relevantes. Estos fondos imponen la rentabilidad requerida a la actividad económica que financian, ya sea a costa de precarizar el empleo, destruir el medio natural o, incluso, atacar a personas que denuncian sus malas prácticas (para otro artículo dejamos la posibilidad de analizar cómo medios de comunicación como El País y la Cadena Ser hablan de Green Blood al mismo tiempo que colaboran con Cobre las Cruces, del grupo minero canadiense First Quantum Minerals).

Rota, Morón y la mano visible militar del capitalismo global

Tanto la globalización financiera como la economía digital o capitalismo de plataformas han necesitado y necesitan la intervención estatal. El capitalismo y el militarismo (en particular el imperialismo de EE.UU.) no son dos fuerzas paralelas, sino que están inextricablemente entrelazadas. Los estrechos vínculos entre crisis ecológica, capitalismo y militarismo se pueden observar si se tiene en cuenta para lo que son movilizadas estas fuerzas: se despliegan principalmente en regiones ricas en recursos y cerca de rutas estratégicas de transporte marítimo que mantienen en funcionamiento la economía globalizada. En palabras de Thomas Friedman: “La mano invisible del mercado no puede funcionar sin un puño escondido. McDonald’s no puede prosperar sin McDonnell Douglas, el diseñador del F-15. Y el puño escondido que mantiene el mundo a salvo para que las tecnologías de Silicon Valley prosperen se llama el Ejército, las Fuerzas Aéreas, la Armada y los Marines de EE.UU.”.

El capitalismo de plataforma no es algo “etéreo”, sino que en realidad conlleva enormes impactos ambientales y energéticos. Jim Thomas, co-director del Grupo ETC, ejemplifica esto en tres sectores: el iceberg de la infraestructura digital, la demanda de almacenamiento de datos y la voraz demanda energética del uso de las plataformas digitales. En la satisfacción de esa demanda energética y de materiales es donde juegan un papel esencial los ejércitos. Y Andalucía, mejor dicho su suelo, es esencial en la estrategia del mayor ejército del mundo y “puño escondido” del capital global.

Así podemos entender la noticia, de escasa repercusión por cierto, sobre el refuerzo del despliegue militar en la base de Rota. El Gobierno español ha dado el visto bueno a Estados Unidos para que un destacamento de helicópteros navales se localice en la base militar gaditana. Y todo ello sin reformar el convenio bilateral de defensa, como se había hecho hasta ahora en casos similares.

Tanto Rota como Morón forman parte la vasta infraestructura militar de EE.UU., formada por más de 800 bases con sus flotas navales y aéreas. En particular, las bases estadounidenses en suelo andaluz son muy importantes para el control de África. La base de Morón se convirtió en 2015 en base operativa de Africom, el mando militar de Estados Unidos para África y el Mediterráneo. Rota es también la ruta ideal para comenzar las operaciones en el continente africano, subraya el Pentágono en su estrategia de movilidad aérea. La distancia entre la localidad gaditana y Yibuti es de poco más de 3.000 millas náuticas (5.500 kilómetros).

La violencia policial y militar contra las poblaciones a menudo está relacionada con la resistencia que se ofrece ante proyectos extractivos. La organización de derechos humanos Global Witness observó en 2015 que cada semana son asesinadas tres personas por defender sus tierras, bosques y ríos en su lucha contra de las actividades extractivas necesarias para el capitalismo digital. “Los productos realmente innovadores son los que dejan su huella en el mundo, no en el planeta”, afirma Apple en su página web. Si atendemos a este bonito eslogan propagandístico, apenas existen productos realmente innovadores en la nueva economía digital. Casi todos dejan una huella de sangre en el mundo.

Ni buitres, ni cocainómanos, ni estado mínimo

Y sin embargo, la situación no se explica mediante fondos “buitre”, cocainómanos avariciosos o estados mínimos o no intervencionistas.

Los buitres limpian lo muerto, no matan lo vivo, por tanto la metáfora carroñera apenas tiene que ver con el capitalismo extractivo y sus fondos de capital “chupópteros”, que parasitan y/o destruyen vida para extraer riqueza. Los directivos avariciosos no son la causa de nada, sino meras herramientas, al igual que los puños y manos visibles de la soldadesca que utiliza la violencia al servicio del capital desde suelo andaluz.

Comencemos a llamar a las cosas por su nombre y a ser capaces de relacionar lo que ocurre en nuestro territorio, pueblo o barrio con un sistema global de sustracción de recursos que provocan destrucción y muerte.

Artículo publicado en El Topo, nº 35. http://eltopo.org/

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Tagarninas (políticas)

De flamencas maneras

Antonio Manuel indica en su aclamado libro Flamenco. Arqueología de lo jondo que fue Blas Infante quien comprendió que flamenco proviene de dos expresiones árabes, «felah», que significa campesino y «mankub», marginado entre los marginados.

Antonio Orihuela, por su parte, responde en Diario del cuidado de los enjambres a la pregunta ¿quiénes son los gitanos?: «Buscar un componente racial o étnico se viene demostrando, desde el siglo XVI, que es un error absoluto de aproximación a esta realidad subterránea que tiene más que ver con el submundo del trabajo en precario, la subocupación en la que se incluye toda esa heterogénea masa del lumpemproletariado que se hacina en las periferias de las grandes urbes, formada por desertores del trabajo, mendigos, poetas, artistas, malvivientes que decidieron avanzar en sentido contrario a la domesticación de las fuerzas productivas y a la cultura del sacrificio laboral. El pelotón de los descarriados que comprendió, en los inicios del capitalismo, que la vida es demasiado fugaz para desperdiciarla trabajando para otros, ser engañados en ese robo que es el trabajo asalariado.»

Y digo yo, por tanto, el flamenco es el cante o expresión popular con origen en esas personas, marginadas entre las marginadas, gitanas, moriscas, sefardíes, negras; ese lumpemproletariado andaluz que se negó a convertirse en fuerza de trabajo, a trabajar para otros, que tuvo claro que el trabajo asalariado era un robo y prefirieron vivir de otra manera.

De flamencas maneras.

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Esparragueras (económicas)

Enhebrar la diversidad

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Sergio Pascual, el que fuera Secretario de Organización de Podemos y actualmente miembro del Consejo Ciudadano Andaluz, resalta en un artículo publicado en El Salto la siguiente idea: «Todo apunta a que lo que realmente requeriría Adelante Andalucía para alcanzar nuevas cotas electorales sería precisamente tiempo y maduración. Tiempo y maduración para realizar con convicción y valentía su ventaja potencial en los campos andalucista, ecologista, laicista y feminista, todos campos que están llamados a ser marcos relevantes de la agenda mediática en futuros pulsos electorales.» El ex diputado en el Congreso por Podemos también expresa, de manera aislada de los demás temas o “campos”, la necesidad de «hacer más sólida, tangible y realista una propuesta alternativa valiente de gobierno para superar el rezago de la economía andaluza y el drama del desempleo.»

En mi opinión, es más necesario que nunca establecer marcos propios que subordinen la agenda mediática a la vida real de la población, a los problemas con los que se enfrentan a diario las mujeres andaluzas, al expolio del medio natural o a la dependencia económica, la subalternidad política y la alienación cultural de Andalucía. Para ello me parece esencial interrelacionar los diversos ámbitos de actuación, dotando de sustrato socioeconómico o contenido material a la diversas temáticas consideradas.

Por lo general, los debates mediáticos y políticos partidistas aíslan estas temáticas y, sobre todo, las desvinculan de los factores socioeconómicos que nos hacen participar en condiciones desiguales. De este modo, el feminismo, el ecologismo o el andalucismo son fácilmente cooptados por el liberalismo, por el capital, por el poder. Aparece entonces el feminismo de Ana Patricia Botín con sus “techos de cristal” y suelos de moqueta; el ecologismo de “Ibertrola” y su energía “verde” o Ecoembes y la economía “circular”; o el andalucismo “por sí” que está dando en las últimas semanas poder municipal a la derecha más retrógrada de la península.

Mientras en los pueblos y ciudades medias y pequeñas andaluzas (el medio rural andaluz existe) el protagonista sea el mal reparto de la renta y la riqueza y el desempleo, los caciques locales  seguirán otorgando el derecho a la existencia. De este modo, las feministas más comprometidas seguirán abandonando sus localidades; aquellas personas que osen reivindicar derechos laborales deberán emigrar y continuar con esta “seña de identidad” andaluz; y el extractivismo de minas y canteras serán asumidas como algo bueno o el mal menor ante la idea de “todo por un empleo”. Igualmente, se nombrarán así mismas como andalucistas las mismas personas que apoyan el extractivismo ecocida o miran hacia otro lado cuando explotan a las mujeres y hombres bajo el imperio del latifundio, el caciquismo y la desigualdad.

¿Se puede ser feminista y no estar en contra del capitalismo? A esta pregunta respondió negativamente Silvia Federici en una entrevista no hace mucho. Tampoco creo que se pueda ser ecologista o andalucista sin crear un sistema diferente pues “el capitalismo crea continuamente jerarquías, formas diferentes de esclavización y desigualdades”. El sistema a transformar no es solo capitalista, sino también heteropatriarcal, colonialista, ecocida, racista. Por tanto, es preciso el diálogo entre las diversas corrientes críticas y movimientos sociales para poder entender la complejidad de la configuración de las distintas formas de dominación que nos matan, explotan, precarizan, empobrecen.

No es un mal momento para poder contar con una organización política partidista que asuma convertirse en una herramienta al servicio de la gente, de los colectivos, de los movimientos sociales y políticos transformadores andaluces. No vendría nada mal poder llevar a las instituciones andaluzas un programa potente de economía social transformadora, ecológica y feminista para Andalucía. Un programa con origen en el necesario esfuerzo de interrelación, afinidad y visión de conjunto que nos aleje de las divisiones funcionales al poder. Esté o no esté en la agenda mediática, sea o no sea un marco relevante en las confrontaciones electorales, es necesario enfrentarse ya, ahora, en Andalucía y Honolulu, al poder económico con este tipo de propuestas que contrarresten al capitalismo más o menos liberal, más o menos estatalista.

“Sola no puedes, con amigas sí”. Con esta máxima de “La bola de cristal” se está intentando crear y fomentar el cooperativismo transformador en Andalucía. Las luchas feministas, ecologistas, laborales, socioeconómicas o por un andalucismo transformador podrían avanzar mejor alejándose del aislamiento y abrazando la interrelación, la unión, la cooperación; trabajando desde la diversidad como un todo en el que la explotación de la mujer, de la naturaleza, de la persona con empleo o de un territorio colonizado como Andalucía sean campos de lucha tomadas como un conjunto, de manera orgánica, y sin subordinaciones ni jerarquías temáticas. Ahí está la dificultad y, al mismo tiempo, el enorme potencial transformador de nuestras luchas enhebradas.

Hay que enhebrar las luchas, las diversas posiciones ante la dominación. Huyamos del simplismo twittero y asumamos la complejidad de nuestra sociedad. Y, sobre todo, salgamos de la trampa de la división.

 

Artículo publicado en Portal de Andalucía: https://portaldeandalucia.org/opinion/enhebrar-la-diversidad/