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Ilusión mentirosa, y necesaria

Hoy es un día en el que la gente que vive en España tiene algo en común. La mayor parte de los súbditos de esta Monarquía contribuyen al erario público en su fe de ganar un premio de la lotería. Afortunadamente cada vez quedan menos artificios de comunidad española como este.
Hoy es el día en el que las mayorías ponen dinero para que unA minoría se convierta en millonaria. Como el capitalismo mismo, «pocos con mucho y muchos sin na», dice el flamenco. La lotería es, quizás, el mayor acto de concentración de la riqueza que existe.
La minorías televisadas que saldrán festejando no dejarán ver las mayorías perdedoras. Salvo en la intensidad, es lo que suele pasar a diario con la realidad televisada.
Eso sí, el mayor premio es compartirlo. Mencionar la palabra compartir en el mayor acto de concentración y acumulación de dinero es la forma en la que la publicidad colabora con esta ilusión mentirosa (creo en las ilusiones verdaderas).
Decir repartir/compartir en este acto de concentración es como decir solidaridad en los diversos actos de caridad que nos rodean.
Solidaridades caritativas, caridad solidaria, compartir los excesos, concentrar lo escaso, convertir en escaso lo que no lo es.
Ilusiones mentirosas y necesarias para mantener esta realidad injusta, insolidaria y cada vez más difícil de descifrar.

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Paradojas capitalistas

La salud de la bolsa de valores es inversa a la de los intereses populares. Hoy ha habido un inicio de buena noticia. Los bancos pueden que devuelvan parte de lo robado a las personas que firmaron hipotecas con cláusulas suelo (un artículo de El País habla de «embrollo judicial, aviso a navegantes). La bolsa cae ante tan buena noticia.
¿Hay que alegrarse de que la bolsa vaya mal, de que los bancos se vean perjudicados y la gente beneficiada? La evidencia nos indica que sí. Lo triste es que en capitalismo el futuro de las clases populares depende tanto del capital que hasta estas buenas noticias nos perjudica.
Lo bueno en un sistema tan malo acaba siendo malo. Paradojas capitalistas.

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Problema

El rescate de las autopistas es algo aberrante. Una aberración que no generará ningún problema político, social, ni incluso económico (para eso sí hay dinero).
La derecha genera ideas. Ideas que sirven para que una minoría se apropie de la riqueza y aumente la desigualdad. FAES, una fundación que impulsó Aznar es un ejemplo de herramienta para la generación de esta munición que legitima aberraciones. Desde estos «Tanques de Ideas» hablan de libertad, de la necesidad de que el Estado no intervenga en la economía. Son liberales. Liberales que piensan y producen ideas para que se liberalicen los negocios con ganancias y se nacionalicen los que tienen pérdidas. En esto consiste básicamente el neoliberalismo: un pensamiento útil para que el poder continúe apropiándose de una cada vez mayor proporción de la riqueza social. Ejemplos de actuaciones concretas son el rescate estatal de la banca o de las autopistas (en gran medida otra vez de la banca).
Ellos cumplen con su cometido, trabajan y piensan, generan ideas para sus intereses. Esto es lo normal. Y como normal no es un problema.
En mi opinión el problema es la falta de capacidad de las ideas transformadoras, de las propuestas de las fuerzas que desean una sociedad más justa e igualitaria. El verdadero problema es la negación de esta cuestión; el no considerar prioritario avanzar en el frente ideológico para generar ideas fuertes que supongan una verdadera alternativa al capitalismo neoliberal imperante.
El problema es no ver un problema en nuestra debilidad en el frente de las ideas, alternativas, pensamiento.

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Alternativa económica

Dice Enmanuel Rodríguez y Brais Fernández: «La clave de la política futura es mantener el cambio vivo más allá de los resultados electorales y construir poderes sociales alternativos como ocurrió con los movimientos por los derechos civiles, la lucha obrera o el feminismo. (…) La construcción de poderes sociales alternativos se realiza cuando sujetos sociales sometidos se constituyen como sujetos políticos en sentido propio. Así pasó con los asalariados convertidos en movimiento obrero, con las mujeres organizadas en movimiento feminista, con los nietos de los esclavos en movimiento por los derechos civiles, etc. Y fueron estos movimientos los que construyeron lo que todavía persiste de realmente democrático en nuestro sistema institucional: desde el sufragio universal hasta los derechos sociales. En política, democracia es conflicto.»
Creo firmemente que uno de esos movimientos alternativos es la Economía Social Transformadora. Hoy día la mayor parte de las organizaciones sociales (partidos, sindicatos, etc.) ven al cooperativismo como algo positivo pero pocas apuestan firmemente por la democracia económica, la autogestión en la producción, la distribución, el consumo o la finanzas. No se va de verdad, por ahora.
Sin embargo, espero que poco a poco se apueste firmemente. Ya sea por acción y convencimiento o porque no quedan otras vías. La Europa del capital, el Euro, el Estado Neoliberal y las demás herramientas que el Capitalismo ha puesto en marcha para hacer de este sistema una dictadura blanda o sistema autoritario legitimado dejarán pocas alternativas verdaderamente transformadoras.
Debemos pasar de ser asalariados pasivos, consumidores compulsivos, ahorradores especulativos, es decir, sujetos sociales sometidos, a sujetos políticos en sentido propio. De este modo estaremos generando alternativas anticapitalistas, poscapitalistas, socialistas, autogestionadas…, como queramos llamarle (o le acaben llamando los listos.)
Producir, consumir, distribuir y financiar con nuestras normas, poniendo a las personas en el centro, subordinando la ganancia a la dignidad humana y el cuidado de nuestro medio natural, de forma democrática y autogestionada, son acciones que debemos impulsar ya.
Pero ya.

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El anticapitalismo avanza

Cuando he leído esta noticia he pensado varias cosas: si es de fiar la página, si es de humor, si es 28 de diciembre, o si yo qué sé.
Dice la noticia que FUNCAS, una Fundación de las Cajas de Ahorros, ha publicado una encuesta sobre lo que piensa la sociedad española acerca de la economía de mercado/Capitalismo (no distinguen).
Resumo.
– Un 53,9% afirma que «la economía de mercado es un sistema que suele traer consigo la pobreza de la mayor parte de la población».
– Un 67,5% declara que prefiere vivir en una sociedad «menos innovadora, pero más igualitaria», frente al 30% que apuesta por un país «menos igualitario, pero más innovador».
Si esto es verdad, podemos llegar a pensar que la gente quiere una alternativa al capitalismo. Por tanto, quizás sea hora de dejar de hablar de estrategias de comunicación, luchas mediáticas, análisis de discursos, y ponernos manos a la obra con una alternativa seria a la forma en la que generamos, distribuimos y nos apropiamos de la riqueza.
Digo yo.

Fuente: ps://www.libremercado.com/2016-12-04/el-anticapitalismo-avanza-en-la-sociedad-espanola-1276587992/

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Towsend, Polanyi y la reforma

Townsend fue un pensador de finales del siglo dieciocho y principios del diecinueve.
Decía: «Es sólo el hambre lo que puede aguijonear y mover a los pobres a trabajar. El hambre no es sólo pacífica, silenciosa, una presión constante, sino que, como la motivación más natural para la industria y el trabajo, induce los esfuerzos más poderosos. El esclavo debe ser obligado a trabajar, pero el hombre libre debe ser dejado a su propio juicio y discreción, debe ser protegido en el pleno disfrute de lo suyo, ya sea poco o mucho, y debe ser castigado cuando invada la propiedad de su vecino.»
De este modo, dice K. Polanyi, una sociedad libre podía considerarse integrada por dos razas: la de los propietarios y la de los trabajadores. Mientras que la propiedad estuviese segura, el hambre los impulsaría a trabajar.
En esta sociedad libre y democrática vivimos. El hambre, la pobreza, la precariedad material no es un problema para la economía capitalista, sino una consecuencia necesaria para su funcionamiento y desarrollo en pos de la acumulación de capital de cada vez menos personas.
Hoy es posible resolver las necesidades materiales de la Humanidad (niñas, adultos, pensionistas, enfermas…). No en capitalismo. No es posible la reforma.