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Flamenconomía/Tema 3

Sobre el trabajo (y las que no trabajan)

Helios Gómez

Desaprender

Ludwig von Mises (un liberal consecuente) dijo una vez: “A nadie se le ha ocurrido que ausencia de salario sería una expresión más correcta que ausencia de trabajo, pues, de lo que carece la persona sin empleo, no es del trabajo, sino de la remuneración del trabajo”.

Sin embargo, el libro de tercero de primaria de la editorial Santillana (por poner un mal ejemplo), define trabajo así:

“Trabajo: Cualquier actividad que realizan los seres humanos para obtener un dinero a cambio, es decir, un sueldo.”

Y define población inactiva así:

“Está formada por personas que no pueden trabajar o que no cobra un sueldo por sus actividades. Dentro de este grupo están los niños, los jubilados, los estudiantes y las amas de casa.”

Sólo trabajan, los que tienen un sueldo. Las amas de casa son inactivas. Pensamiento muy primario para la enseñanza de primaria.

Le digo a mi hija que lo estudie o que no.

Aprobar es desaprender cuando priman los dogmas o la propaganda, o los dos, o es lo mismo.

No es lo mismo

No, no es lo mismo trabajo que empleo.

Tampoco lo es paro y desempleo.

Las esparragueras de mi pueblo trabajan, no están paradas, están desempleadas. Fuera de casa, como esparragueras, o aceituneras, y dentro de casa. Como supuestas “amas” de la fábrica más importante de la economía capitalista. Fabrica, o como se diga, mano de obra.

Desempleo no es paro, lo diga Agamenón o su porquero.

Las amas de casa trabajan, satisfacen necesidades, cuidan. Trabajan, con o sin sueldo.

Para la economía de los capitalistas, solo trabaja quien tiene un empleo, quien es empleado para obtener ganancias.

Sólo es población activa quien se ofrece a colaborar en la generación de beneficios.

Sólo crea trabajo el empresario, el emprendedor, los mesías del capital.

La subsistencia requiere un salario, sólo los dioses empresariales lo pueden suministrar.

Y así, la libertad para ser explotado se convierte en un derecho, el derecho al trabajo.

Y así, sólo quien contrata puede otorgar la vida social, puede permitir que no abandones tu pueblo. Es el dios que te da el derecho a vivir donde quieras. Tu lugar en el mundo lo marca una localización de ganancias.

Y así, confundiendo trabajo con empleo, el propietariado obtiene el poder de decidir quién merece vivir aquí, o allí.

Desgraciaíto de aquel/ que come el pan de manita ajena./Siempre mirando a la cara,/si la pone mala o buena.

Nadie condenó la violencia, cuando nos echaron de la tierra, los que ahora pueden salvarnos del destierro.

Son los héroes sociales, los nuevos emprendedores que conquistan la capacidad de poder salvarnos, los únicos en hacernos útiles.

Confundir trabajo con empleo, paro con desempleo, favorece a Agamenón, nunca a su porquero.

Por eso, no puede convencernos.

Minas

“El trabajo de los pobres es la mina de los ricos”, dijo John Bellers.

Ahora, hay minas sin mineros: la especulación financiera, la robotización; y surge, de nuevo, aquello de que lo peor no es ser explotado, sino que no te quieran explotar.

Las minas de los ricos, minan nuestro futuro. Las minerías de cobre, de coltán, de datos.

Y a pesar de todo se pide “trabajo garantizado”, “pleno empleo”, la “máxima ocupación”.

El problema comenzó, cuando en vez de pedir renta, empezamos a pedir trabajo (asalariado).

Su ideología se convirtió en la nuestra y, desde entonces, tenemos el objetivo conjunto del pleno empleo.

“Lo peor de la condena, es cogerle el gusto a las cadenas.”, como escribió Isabel Escudero y nos canta Rocío Márquez.

¡Viva el trabajo, vivan las caenas!

Locuras

Estudia lo que más salida tenga, les decimos a los que más queremos.

Conviértete en una mercancía que tenga demanda.

Que el mercado laboral te favorezca, que alguien quiera comprar tu tiempo, tu fuerza, tu alma.

“La gran transformación” consistió en convertirnos en mercancías. En hacer que la vida pasara a ser objeto de mercadeo.

La mujer que rompe el plato/ sin ser hora de comer/ por muy bonita que sea/no le sale mercader.

Busca tu talento. Ponte en valor (de cambio) para que otro te use. Mejora tu empleabilidad, hazte único, única, y así disminuirá la oferta de lo que eres, será mayor la demanda y aumentará tu precio, tu salario, tu libertad.

La gran transformación de hoy es desmercantilizar la vida. Ni la gente ni la naturaleza somos mercancías.

Quizás así obtengamos lo que nos merecemos.

Quizás así, dejemos de avanzar en la locura.

Me dice la gente/ me lo van diciendo/ que ando medio loco de tanto pensar/ lo que me pasa es que no puedo más/ porque a mí nadie me ha dao/ lo que me tienen que dar.

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Flamenconomía/Tema 2

Sobre la propiedad (privada y los comunes)

En la década de 1960 un jornalero andaluz le dijo a Joan Martínez Alier, un por entonces joven investigador social que realizaba su tesis doctoral en la campiña de Córdoba: “Si pagan menos de las bases se puede ir al sindicato, pero no hay ningún sindicato que les obligue a sembrar.”

Hoy no hay sindicato que pueda hacer respetar las “bases”; hoy no hay personas que piensen en la legitimidad de la propiedad, en la obligación de sembrar. Quizás lo primero sea consecuencia de lo segundo.

María Arnal y Marcel Bagés, flamencos o pelícanos, se preguntan: “Si es que el agua tiene dueño, quien manda sobre la luz, quien manda sobre este suelo, quien gana con nuestro cielo. Quien gana con nuestro sol.

La tierra fue convertida en mercancía hace mucho en Andalucía. Innovación pionera.

La privatización de lo divino, de lo que no fue hecho por el ser humano, dio lugar a vidas divinas, pocas, y vidas miseria, muchas. Moderna desigualdad.

La naturaleza pasó a ser propiedad de pocas personas que privaron a las muchas de una buena vida. Avanzadas privaciones por privatizaciones.

Los ladrones crearon la una guardia, militar, para asegurar su robo. Las fuerzas para dar seguridad al ladrón cumplieron su misión. Volvieron a innovar.

Todo era común, pocos se apropiaron de lo común, muchos pidieron tierra, pocos se a la apropiaron, muchos saltaron lindes, muchos fueron apaleados.

En Andalucía, como en Cochabamba dijeron: “Hemos sufrido un gran robo, cuando no somos propietarios de nada”.

Y así, la riqueza natural fue privatizada, y pasó a ser natural la miseria colectiva.

Hoy, como ayer, como mañana, necesitamos promover lo inapropiable para evitar la destrucción y el robo. Inapropiaciones amortizadoras.

La propiedad privada crea escasez, esencial para ganar dinero, para la crematística.

La propiedad comunal crea abundancia, mortal para ganar dinero, esencial para la economía.

Aurelio Sellés, por alegrías, claro, decía: “Yo voy a la fuente y bebo y el agua no la aminoro, lo que hago es aumentarla con las lágrimas que lloro”.

Propiedad privada, escasez que genera riqueza y miseria al mismo tiempo.

Bienes comunes, abundancia que genera saber estar bien, bien estares sabidos, estar bien aprendido, comunalizado, comunitarizado.

Y que requirieron para ser desaprendidos de mucho Estado, mucha guardia, mucho cura, pocas curas, mucho registro, mucho catastro, mucho juez de parte, mucha educación mala para maleducar en la sumisión a la guardia.

Murder Suspect with Spanish Policemen ca. 1930
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Violencias

Puede ser un dibujo animado de interior
Tomado de Artefakte

La violencia ejercida por las clases dominadas han sido normalmente actos provocados como consecuencia de las injusticias del poder. Violencias provocadas.

La violencia ejercida por el poder es normalmente un medio para conservar la situación de injusticia. Violencias originarias.

La condena de la primera, de la ejercida por el pueblo, es normalmente obligada por la segunda, la ejercida por el poder. Una condena que se convierte en un medio para ocultar la causa de las violencias. Condenas que nos condenan a perpetuar la violencia. No atacan su origen sino sus consecuencias.

Mientras el poder lo tenga yo, el violento lo serás tú.

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Flamenconomía

La soleá como ciencia/ Introducción a la flamenconomía

Flamenconomía, nociones de economía y otros cantes, pretende acercarse a lo económico desde la cultura flamenca.

Y es que si partimos de la economía, tan solo seremos capaces de imaginar una cultura, pero si partimos de la cultura, somos capaces de imaginar muchas economías. Eso queremos, a partir de la cultura flamenca, imaginar otras formas de vivir, otras formas de procurarnos el sustento, otras economías.

Para el Maestro Manuel Delgado Cabeza “la cultura es un modo de entender la vida, pero es, a la vez, una manera de vivir, es decir, de enfrentarse con ella, mientras que lo económico es sólo una parte, una dimensión de la cultura”.

La cultura es abundancia, diversidad, infinitos, belleza. La economía ha acabado dedicándose a lo escaso, a lo finito, a lo homogéneo, a un equivalente general llamado dinero. Tienen razón los que denominaron a la economía la ciencia lúgubre.

Nosotros hemos buscado belleza en el tratamiento flamenco lo económico. Nosotros hemos buscado unir cultura y economía en un mismo objetivo: ambas deben servir para mejorar la vida de la gente.

Ambas, cultura y economía, son mucho más que economía capitalista, que cultura capitalista, aunque haga falta decirlo, aunque cada vez haga más falta decirlo.

Porque confundimos la luna con farolas,

la economía con la crematística,

la economía con el capitalismo.

Confundimos, sin decoro, estrellas con espejos

capitalismo con ciencia, sí.

Trabajo con empleo.

Solidaridad con caridad.

Personas con recursos humanos.

Valor con precio.

Valer con tener.

Ambición con más dinero.

Crecer con tener más de un equivalente general y menos de la diversidad bella de una belleza diversa.

Por eso la soleá de la ciencia se convierte en la ciencia de la soleá diciendo:

Presumes que eres la ciencia

yo no lo comprendo así,

porque si la ciencia fueras

me hubieras comprendido a mí,

¿por qué siendo tú la ciencia

no me has comprendido a mí?

La ciencia económica no nos entiende, ni quiere hacerlo.

Por eso buscamos en la cultura, en la cultura flamenca, por eso estamos creando flamenconomía.

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No comprarás este cante

Foto mural Caseta obrera SAT. Morón de la Frontera.

En el campo andaluz se cantaba en el trabajo. Mediante el cante se enfriaban los resquemores del orgullo maltrecho. El dolor provocado por la venta del esfuerzo, del trabajo, de la propia vida, se mitigaba a través de la cultura, de la música, del cante.

«No comprarás este cante».

Comprarás mi esfuerzo, mi trabajo, mi tiempo, pero no lo que yo siento, mi música, mi cante, mi cultura. El oprimido necesitaba crear un resguardo de dignidad. Y para ello cantaba, producía belleza, antes que recibir palos de la guardia (incivil), la fiel imagen de la fealdad (indignidad aparece como sinónimo de fealdad, es cierto).

El valor de uso de la cultura sirvió para que el valor de cambio del trabajo no les llevara a la cárcel, o a la locura.

«A mi me llaman el loco/ porque siempre voy callao/ llamadme poquito a poco/ que soy un loco de cuidao.»

Había que evitar desgracias mayores que el vivir para el salario. Debo vender mi cuerpo, pero no comprarás mi alma. Economía para sobrevivir, cultura para vivir en ese sobrevivir.

Para soportarlo: «me dice la gente/ me lo van diciendo/ que ando medio loco de tanto pensar/ lo que me pasa es que no puedo más/ porque a mí nadie me ha dao/ lo que me tienen que dar.»

«No comprarás este cante», toda una declaración de intenciones para tiempos por venir.

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Pillaje neoliberal

Resultado de imagen de ladrones cuello blanco

Los fondos europeos Next Generation se gestionarán a partir del Real Decreto-ley 36/2020 aprobado a finales del pasado diciembre. Como han analizado en El Salto, el decreto asume la propuesta de contenidos que hizo en su día la patronal CEOE, elaborada por abogados de Cuatrecasas, Garrigues, Uría-Menéndez y PwC. Es una verdad incontestable que son los representantes de las grandes empresas quienes han establecido las bases del reparto de los fondos.Y a pesar de eso, silencio, consenso, aprobación. A izquierda y derecha, por arriba y por abajo. Demasiadas pocas excepciones.

El neoliberalismo se caracteriza por el pillaje llevado a cabo por los oligopolios privados, con la ayuda esencial del Estado, de lo que hasta ahora pertenecía al dominio público. Como lo vio muy tempranamente Marx y luego volvió a plantearlo Polanyi, el Estado es desde hace mucho tiempo un agente esencial para la acumulación de capital, para la generación de ganancias, para alcanzar el actual grado insoportable de desigualdad.

Políticas públicas como los fondos europeos servirán como modo de apropiación de riquezas. El trabajo conjunto del poder público y las fuerzas privadas lo harán posible, de forma tan silenciosa como violenta. El Estado gasta, ese gasto va a grandes empresas; el Estado se endeuda, las grandes empresas financieras le financian; el Estado debe vender lo público (privatizar) y recaudar mediante sistemas impositivos regresivos para pagar esa deuda (los ricos que recibirán los fondos no-tributarán en sus paraísos); esa deuda que ha ido a parar a las grandes empresas es pagada por la gente sin paraísos. Y no habrá dinero para una sanidad pública preparada para las próximas pandemias; y la educación privada será una pandemia; y la pandemia de las pensiones privadas nos empobrecerá nuestra jubilación; y habrá más gente viviendo en la pobreza provocada por la pandemia capitalista.

Estas operaciones se realizan por personas que están fuera y dentro del aparato de Estado y practican intensamente las “puertas giratorias”. Esta gente tiene intereses comunes bajo la apariencia de “realismo” económico y “seriedad” en la gestión. Este capitalismo neoliberal “público-privado” se hace llamar en ocasiones «nueva gobernanza”, y no es más que el uso del Estado para aumentar la extensión del dominio de la propiedad privada mediante un pillaje silencioso y, al mismo tiempo, extremadamente violento.

Con trajes y corbatas, en limpias moquetas, toman decisiones y establecen planes de saqueo y creación de escasez que generarán sufrimiento y muerte. Sufrimento y muerte que difícilmente serán contempladas como consecuencias de esos planes y decisiones macabras de la no tan nueva gobernanza.

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Esta generación andaluza

Hablemos “con acento”, de vez en cuando, de las cosas de comer que si no después no hay para cerveza, a poder ser artesana andaluza.

Trampas y Next generation

“Next generación”, es decir, próxima generación. Así denominan a los fondos europeos que deberán combatir la crisis económica actual. Los neoliberales quieren fondos estatales; quieren la intervención pública. Nunca han querido lo contrario, pese a la propaganda. La política neoliberal no consiste en menos Estado, sino en poner al Estado al servicio del capital. O sea, menos gasto público para gastos sociales y mejora de la vida de la gente (tenga o no dinero), por un lado, y, por otro, todo el gasto público posible para mejorar las condiciones de obtención de beneficios (mejora de la vida de la gente que tiene dinero). Por eso el neoliberalismo está causando los mayores niveles de desigualdad de la historia. Los fondos europeos servirán, por tanto, para salvar empresas de capital de “esta generación”. La “próxima generación” será la encargada de pagarlo. La deuda como negocio y saqueo permitirá al capital financiero seguir obteniendo beneficios.

El gasto público keynesiano tenía como objetivo impulsar la demanda, mejorar la distribución de la riqueza. El gasto público neoliberal tiene como objetivo salvar a la oferta, a las grandes empresas, y de ese modo aumentar la desigualdad, la precariedad y la injusticia. Y lo hará por dos vías esenciales: una, el capital financiero prestará dinero a las instituciones públicas, de las que cobrará intereses; dos, ese dinero público irá a empresas propiedad de ese capital financiero, de las cuales obtendrán más beneficios. Ese es el juego: más desigualdad, más riquezas para los mismos y más trampas para la próxima generación.

Y, ante esto, demasiado silencio. Poca atención. Somos una sociedad hiperactiva: exceso de atención en temas y momentos; déficit de atención en otros momentos y temas. Desequilibrio de la atención inducida, por supuesto, por intereses espúreos que nos marcan cada vez más el paso, la agenda, incluso el argumentario.

En este caso no atendemos a trampas que ofrecen queso y te pillan el futuro. Una gente perdida, las mayorías que tan sólo ven el queso; otra, la minoría, a la espera de algún premio o “pedrea” a costa de la “next generación” atrapada.

El próximo saqueo

Pello Igeregi, dirigente del sindicato vasco ELA, escribía hace unas semanas un artículo en el que se podía leer: “Con la excusa de la transición ecológica se prepara el próximo saqueo. Europa ha planteado fondos enormes para hacer frente al reto de la digitalización o la transición ecológica. Pero no hay más que analizar los proyectos presentados para participar en estos fondos en la Comunidad Autónoma Vasca para tener claro que aquí no hay transición. Se van a financiar proyectos de empresas concretas, proyectos pensados desde antes de esta crisis (como Petronor o Iberdrola); se van a financiar proyectos privados y ganancias privadas mediante deuda pública, para luego recordarnos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que las políticas de ajuste para hacer frente al exceso de deuda pública son imprescindibles. Para rematar esta falacia, los mismos políticos que invocan la necesidad de la transición ecológica destinan subvenciones públicas para alargar al máximo la esperanza de vida del motor diésel, en lugar de destinar ese dinero a la transición que inevitablemente les tocará vivir al sector del automóvil y sus trabajadores.”

Una vez leído esto respecto a la Comunidad Autónoma Vasca, imaginen lo que ocurrirá aquí, en Andalucía. Hace unos unas semanas, se podía leer una noticia que decía lo siguiente: “Andalucía nombra al ‘equipo de los 20.000 millones de euros’. Seis consejeros decidirán los ‘proyectos-región’ de gran calado (mínimo 10 millones de euros) que presentará la Junta, incluyendo iniciativas privadas y de otras administraciones.” Se trata de asignar los fondos europeos denominados “Next Generation UE”.

Pienso en los movimientos existentes en los despachos de la Junta en búsqueda de esos millones de euros de la “siguiente generación de saqueadores”. La “Sevilla cortesana” debe estar llena de gente “muy preparada”: “liberales” expertos en captar dinero público, es decir, neoliberales. Sí, eso son los neoliberales, gente como Rogelio Velasco (consejero de economía) o Juanma Moreno. Gente que siguiendo a Friedman, muchos casi sin saberlo, utiliza el Estado, especialmente cuando llega una crisis capitalista, o cualquier desastre natural o creado, para avanzar en los intereses del capital, en la acumulación de riqueza, en la generación de desigualdad.

Traigo ahora aquí una reflexión que hice hace unos meses, en este verano tan atípico, a raíz de la lectura de «La doctrina del shock», de Naomi Klein: “El gobierno y otras instancias políticas y socioeconómicas de Andalucía van a utilizar la crisis sanitaria para avanzar en la privatización, la exclusión y la desigualdad de la sociedad andaluza. Y para ello utilizan a empresas como KPMG. Esta empresa recibió 240 millones de euros en el Irak posterior a la invasión para elaborar proyectos y leyes necesarias para el saqueo de las empresas occidentales. (…) Esta empresa está muy bien asentada en Andalucía. Aquí, y allí donde estén y tengan capacidad de influencia, serán útiles para aprovechar cualquier crisis para saquear y expoliar lo común en beneficio de las élites. Empresas como KPMG son colaboradoras necesarias en el despojo programado por el capitalismo del desastre. El desastre que supone el capitalismo requiere de estas ‘eficientes’ organizaciones.”

Olas necesarias

Hace unos meses se veía venir, hoy me gustaría no anticipar nada negativo sino que en Andalucía hay organizaciones, periódicos, sindicatos, partidos o movimientos sociales (o algún club de Amigos de la Magia, lo que sea), capaces de investigar lo que van a ocurrir con esos 20.000 millones que se están encauzando hoy día, ahora mismo, en esos despachos llenos de neoliberales. Es decir, de gente que controla y asigna dinero público para mayor gloria del capital.

La siguiente generación del capital es tan ratera como todas las anteriores. Esperemos que tanto la actual como la “next generation” andaluza seamos capaces de frenar el saqueo sufrido por las anteriores. Esas “olas” son muy necesarias.

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Glocalización

La glocalización empresarial hace referencia a la estrategia de una empresa que se adapta a las peculiaridades de cada entorno. Heineken lo hace con Cruzcampo en Andalucía.

La mejor publicidad es la que mejor engaña. Y así, un buen anuncio de una multinacional la convierte en algo arraigado, con acento del lugar. Además, una empresa de capital global que expolia riqueza requiere para su blanqueo referentes ideológicos vinculados a la transformación, alejados del conservadurismo secular que les ha beneficiado. Para ello son útiles referentes locales, más accesibles cuanto más expoliado económicamente esté ese lugar.

Artistas emergentes andaluces que, en cierta medida, comienzan a ser referentes de un nuevo feminismo y andalucismo, han prestado sus servicios a una multinacional para proyectar una imagen de arraigo a un capital sin tierra ni bandera; a una empresa que su único objetivo es mejorar sus cuentas de resultados a costa de continuar expoliando riqueza de Andalucía. La familia de Lola Flores ha hecho caja desde Madrid, cual latifundista andaluz. Los jóvenes artistas andaluces, necesitados de casi todo casi siempre, y más en esta época de crisis, han puesto acento a un muy buen trabajo publicitario, tanto que sirve para olvidar que multinacionales como Heineken nos sacan las entrañas y nos desempoderan al saquearnos.

Se equivocarían las personas e instituciones andalucistas si pensaran que este tipo de estrategias son positivas para su causa. Las multinacionales llevan décadas utilizando movimientos sociales y políticos, como el ecologismo, en beneficio propio y contra la Vida (recuerdo la magnífica contracampaña sobre Ibertrola). Con el andalucismo no va a ocurrir nada distinto, se subirán a la ola para avanzar en sus intereses y, al mismo tiempo, quitarle cualquier tipo de contenido transformador que les perjudique en su obsesiva necesidad de ganancias.

En definitiva, necesitamos «acento andaluz» para luchar contra las multinacionales, no para blanquearlas. Esta tierra necesita y tiene referentes feministas que luchan contra esas empresas que han explotado a la mujer andaluza. En fin, Andalucía debe generar una economía alternativa que evite el secular robo y saqueo desde su propia cultura; una estructura productiva andaluza que sea impulsada por referentes de un pueblo nuevo que, por ejemplo, bebe cervezas artesanas como Bandolera (Córdoba), Destraperlo (Jerez) o Gallo Rojo (Sevilla).

Anuncio Cerveza Bandolera.

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La soberanía del capital

Vendrán fondos europeos si se acomenten «reformas» en el mercado de trabajo y en el sistema de pensiones.

En estos días, se pueden leer titulres como el siguiente: «La Unión Europea advierte por escrito de que sin reformas no liberará los fondos.» Es decir, por un lado, el Gobierno debe imponer normas para que las empresas tengan más poder sobre los recursos humanos que compran el mercado de trabajo y así puedan obtener más beneficios con el esfuerzo ajeno. Y, por otro lado, el Estado debe privatizar el servicio de disponer de fondos cuando las personas ya no pueden ofrecerse en el mercado de trabajo y, de este modo, el capital podrá obtener ganancias con nuestros ahorros cuando dejemos de ser útil a la generación de beneficios empresariales.

La Europa del capital impone dos tipos de «reformas» con el mismo objetivo, aumentar los beneficios del capital: una primera para cuando podemos trabajar para las empresas; otra para mejorar las ganancias del capital financiero cuando ya no podemos trabajar para el capital empresarial. Leyes y normas para sacarnos riqueza a lo largo de toda nuestra vida.

El régimen político actual consiste en elegir a una representantes políticos que posteriormente deberán hacer lo que les dicte el capital, con más o menos premios, con más o menos chantajes. Con palo, pudiéndote llevar a los Tribunales por cualquier nimiedad, o zanahoria, pudiéndote llevar a un Consejo de Administración de una gran empresa cuando termines tu periodo como representante político.

La democracia capitalista es aquella en la que la soberanía la tiene el capital. La democracia popular pasó a mejor vida. El neoliberalismo no es menos Estado, sino un Estado que asegure la soberanía del capital sobre la soberanía popular. Y eso significa más riqueza para quienes ya la tienen.

Lo políticamente digno es reconocerlo. Decirlo tal cual, aunque debas reconocer que tu poder es limitado y gran medida impotente. Sólo así un gobierno de izquierdas, o progresista o como quieran denominarse, será útil a la mayoría de la gente: diciéndole en qué clase de sistema sociopolítico vivimos.

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Generaciones entrampadas

«Next generación», es decir, próxima generación. Así denominan a los fondos europeos que deberán combatir la crisis económica actual.Los neoliberales quieren fondos estatales; quieren la intervención pública. Nunca han querido lo contrario, pese a la propaganda. La política neoliberal no consiste en menos estado, sino en poner al estado al servicio del capital. O sea, menos estado para gastos sociales y mejora de la vida de la gente (tenga o no dinero); y todo el estado para mejorar la obtención de beneficios (mejora de la vida de la gente que tiene dinero). Por eso el neoliberalismo está causando los mayores niveles de desigualdad de la historia.

Los fondos europeos servirán, por tanto, para salvar empresas de capital de «esta generación». La «próxima generación» será la encargada de pagarlo. La deuda como negocio y saqueo permitirá al capital financiero seguir obteniendo beneficios.

El gasto público keynesiano tenía como objetivo impulsar la demanda, mejorar la distribución de la riqueza. El gasto público neoliberal tiene como objetivo salvar a la oferta, a las grandes empresas, y de ese modo aumentar la desigualdad, la precariedad y la injusticia.

Y lo hará por dos vías esenciales: una, el capital financiero prestará dinero a las instituciones públicas, de las que cobrará intereses; dos, ese dinero público irá a empresas propiedad de ese capital financiero, de las cuales obtendrán más beneficios.

Ese es el juego: más desiguadad, más riquezas para los mismos y más trampas para la próxima generación.

Y, ante esto, silencio casi absoluto. Ninguna crítica. Trampas que ofrecen queso y te pillan el futuro. Una gente perdida, las mayorías que tan sólo ven el queso; otra, la minoría, a la espera de algún premio o «pedrea» a costa de la «next generación» atrapada.