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SATcoopera, un proyecto de intercooperación necesario para otra Andalucía

La construcción de una economía al servicio de la gente tiene relevantes puntos de referencia en cooperativas vinculadas al Sindicato de Obreros del Campo (SOC) primero, SAT ahora, como son, por ejemplo, las cooperativas de Marinaleda. Y no son las únicas, desde luego.

Durante los últimos años ha estado funcionando la página web “tiendasat.org”. Desde este sitio web se ha distribuido productos vinculados al Sindicato Andaluz de Trabajadores. Parte del precio ha servido para pagar multas y hacer frente a la represión que ha sufrido este sindicato. A finales de 2018, las personas y entidades que han trabajado de forma voluntaria en esta página web llegaron al convencimiento de la necesidad de una mejora.

Este proceso ha culminado hace unas semanas con la puesta en marcha de una tienda virtual denominada SATcoopera. En dicha tienda virtual se pueden encontrar productos de las entidades que han impulsado este proyecto, a saber: Marinaleda SCA, Transformado SCA y La Zarza-Huertoliva SCA. En todos los casos son entidades de la Economía social transformadora con una fuerte relación con el SAT. Además, entre las entidades promotoras se encuentra LaMedina SCA, entidad dedicada a construir herramientas tecnológicas. A estas entidades se les irá sumando nuevas cooperativas, asociaciones o cualquier otro tipo de entidad de la Economía transformadora andaluza que asuma los compromisos acordados.

La puesta en marcha de esta web se inserta dentro de la necesidad existente dentro de las organizaciones transformadoras de avanzar en estrategias de intercooperación. “Sola no puedes, con amigos sí”, es una máxima que han llevado a estas entidades a trabajar de forma conjunta con el SAT para hacer realidad esta tienda virtual.

La Tienda servirá, además, como fuente de financiación para la Caja de Resistencia del SAT. Hay que recordar la represión sufrida en las últimos años por esta organización sindical, acosada por cientos de multas que les impiden desarrollar correctamente su labor de defensa de la clase trabajadora andaluza. Así, se puede leer en la web: “En pleno ejercicio de transparencia y soberanía, el reparto del precio del producto es el ofrecido en el siguiente gráfico donde la mayor parte corresponde a la entidad productora, un 70%. A la logística le corresponde un 10% y al mantenimiento de la web y la comunicación, un 5%. El resto un 15%, ha sido la cifra consensuada como donación para el Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras.»

En definitiva, con esta tienda virtual se van a visibilizar e impulsar proyectos de economía social y cooperativa vinculados al SAT, además de servir de apoyo y fortalecimiento de este sindicato. Tanto de un modo como de otro se podrá fomentar un cooperativismo sociopolítico al servicio de una sociedad alternativa. El aumento y mejora de los canales de distribución y compra de estos productos es clave para asentar proyectos de generación de empleo digno, democrático y sostenible, así como para generar semillas de transformación hacia otra economía y otra Andalucía.

Más info: https://satcoopera.org/

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Pensamiento jornalero

«Desarrollo local transformador» se titula un magnífico artículo de mi amigo Andoni Egia. Expone lo que para mí es una máxima trascendental para avanzar en poner del derecho la actual economía del revés: propiedad pública, planificación comunitaria y gestión cooperativa. Con todos sus déficits, Marinaleda intuyó estas máximas hace 30 años y, contra viento y marea, lucha por seguir poniéndolas en práctica.

Nada que ver con la privatización de la tierra, la planificación pública subordinada a intereses espúreos de capitales locales y foráneos, y la gestión empresarial de las cooperativas (con especial relevancia de las agrarias) impulsadas desde la Junta de Andalucía.

Desde el poder se ha desvirtuado el cooperativismo como herramienta para la transformación y lo ha convertido, en demasiadas ocasiones, en legitimadora del mal reparto, la injusticia y el despojo.

Por suerte, desde el pensamiento jornalero se lanzan semillas de fórmulas económicas esperanzadoras. Semillas que no se ven, que no las miramos, pero que si se regaran…

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Una fábrica de frutos secos

Cualquier persona que viaje por Andalucía puede observar el aumento de las plantaciones de almendro. Hace unos días leí al respecto. Guiado bajo la “neutra” óptica de un periódico “serio”, como cualquiera editado por el Grupo Joly, y de instituciones “sensatas” y “formales” como Asaja, la Fundación Caja Rural del Sur o la Diputación de Córdoba. Instituciones todas ellas que apenas tienen intereses en la agricultura andaluza y que, por supuesto, quieren siempre lo mejor para nuestra tierra. Por eso organizan “jornadas técnicas” donde “profesionales de reconocido prestigio” ilustran sobre cuestiones objetivas, científicas, apenas discutibles.

Así, ingenieros agrónomos de empresas que apenas tienen otro interés que el bien común, indican que el cultivo de almendros “está pasando de un modelo de plantación en secano en zonas marginales a nuevas plantaciones en regadío” y subrayan que “las previsiones indican que se va a pasar de producir 50.000 toneladas a 150.000 toneladas en sólo unos años.”

Estas personas, autoproclamadas en algunos casos como “Technical Manager” (¿quién no se fía de lo que diga alguien con ese cargo?) explican que “la evolución de la producción frutícola a lo largo de las últimas décadas indica nítidamente un camino irreversible hacia la mejora de la eficiencia de los inputs productivos, incluida la mano de obra”. Además, uno de estos “técnicos” indica, cual Moisés agronómico, como “se abrió hace décadas el camino hacia la intensificación de las plantaciones, lo que posibilitó una entrada en producción más rápida y una disminución de los costes de producción, al disponer de árboles de menor volumen, con la copa más accesible y mejor adaptada a la mecanización.”

El olivo fue el cultivo que guió hacia el edén cuando “hace ya 25 años abrió el camino hacia la intensificación con un nuevo concepto revolucionario de formación en seto; un tipo de plantación que permite, además de realizar la recolección mecanizada con recolectoras cabalgantes, mecanizar casi completamente las operaciones de poda y los tratamientos fitosanitarios.” Esta experiencia del olivo sirvió de base para el inicio, hace 10 años, de “un nuevo concepto de conducción en almendro similar al del olivo, denominado también SHD o Súper High Density con las mismas ventajas, pero en una especie cultivada tradicionalmente en sistema extensivo.”

Todo es impecable pues “el cambio de concepto es sustancial y se basa en disponer de un patrón enanizante como el RP-20, que permite intensificar las plantaciones a la vez que controlar el vigor de forma eficiente en árboles adultos. Este sistema también denominado SES o 2D se basa en densidades de plantaciones de entre 2.000 ó 3.000 árboles por hectárea, con distancias entre filas de 3 a 3,5 metros y entre árboles de 1 a1, 4 metros”. Agregó que la poda se realiza de forma totalmente mecanizada a partir del segundo año y la recolección con máquinas cabalgantes. Todo ello hace a estas plantaciones mínimamente dependientes de la mano de obra. Maravilloso ¿verdad?

Sería estupendo si la riqueza generada pudiera ser disfrutada por la mayoría de la gente. No lo parece dada la “eficiencia lograda en el uso de la mano de obra”. Sin embargo, y para que cuadre el círculo, en la siguiente página del mismo periódico, la ex consejera de agricultura de la Junta de Andalucía y actual europarlamentaria, Clara Aguilera, pide apoyo público para facilitar el refuerzo tecnológico y digital de los sectores agrarios y nos dice con total seguridad: “El sector agroganadero andaluz ha avanzado en el reparto de rentas”. Y olé. Cuánto arte, cuánta gracia, cuánta magia.

El campo andaluz ha sido históricamente un laboratorio capitalista de vanguardia. Un ejemplo de cercamientos del común (lo de toda la gente pasa a ser de una, por la gracia de Dios, las armas y/o la ley); aplicación tecnológica para la maximización de los beneficios; reformas concentradoras guiadas por la tierra para quien la explota y explota a sus semejantes; creación abundante de eufemismos políticos que llevan a los mejores manijeros de un pueblo a Sevilla, primero, Madrid, después, y ahora Bruselas; destrucción de la naturaleza “científicamente”; expulsión de la población al mismo tiempo que se habla de inmigración; avances y más avances hacia la pobreza de un pueblo rico, bajo el yugo de Iglesia, Guardia Civil, técnicos universitarios o políticos corruptos.

Andalucía, ese vergel maravilloso convertido en una fábrica de frutos secos.

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Un pinar, un Metro, dos bases

Andalucía al servicio de la soberanía del capital: sobre pinares, transportes públicos, bases militares y sus relaciones con la acumulación del capital global

Para el historiador canadiense Quinn Slobodian el neoliberalismo, desde su origen, responde a la pregunta de cómo proteger el capitalismo de la democracia. El neoliberalismo tiene por objetivo afianzar la soberanía del capital sobre las personas. En plena hegemonía neoliberal, apenas nos sentimos con el derecho de pensar qué economía queremos para nuestro pueblo, para nuestra ciudad, para Andalucía. La actual soberanía del capital impide no sólo la soberanía popular, sino siquiera imaginarla. Nos parece normal que se pueda comprar o vender algo que no ha sido producido como una mercancía (como un pinar en Chiclana), que se pueda ganar dinero financiando una empresa que gestiona un servicio público (Metro de Sevilla), o que los recursos naturales de un continente entero (África) estén al servicio de una revolución económica supuestamente inmaterial (la economía digital). Todo ello bajo una desregulación y descontrol (del capital) que requiere, ahora más que nunca, del control estatal y del uso de su herramienta por antonomasia (el ejército). A continuación vamos a ver, a través de algunas noticias aparecidas en las últimas semanas en Andalucía, algunos casos de cómo la soberanía del capital pone la vida al servicio del dinero.

Un pinar en Chiclana y unos chicos de Mineápolis

La financiarización o expansión del capital financiero tiene sus raíces en el declive de los beneficios industriales, lo que obliga a los capitales a buscar otros lugares más rentables para sus inversiones. La política monetaria también ha servido para fomentar la financiarización. En este sentido destaca la “flexibilización cuantitativa” mediante la cual los bancos centrales han puesto ingentes cantidades de dinero en manos de fondos privados, con las cuales han podido comprar enormes cantidades de activos. En Andalucía, los grandes fondos de capital han impulsado la especulación inmobiliaria especialmente en las grandes ciudades y en las zonas de litoral.

En esta situación hay que enmarcar la denuncia de Toniza-Ecologistas en Acción Chiclana respecto a la destrucción del mayor pinar de la costa de Sancti Petri, con una superficie de más de 60.000 metros cuadrados, destinado a urbanizarse con 206 viviendas de lujo. La operación la promueve “Aedas Homes”, una promotora ligada al fondo de capital estadounidense “CastleLake”.

En el año 2013, un desconocido fondo de Mineápolis, Estados Unidos, decidió entrar en el mercado inmobiliario español. El fondo aprovechó la mejor oferta de suelos de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB o “Banco malo”), el “Proyecto Crossover”. “Castlelake” pudo así hacerse con un lote de suelo con gran descuento. Los “chicos de Mineápolis” fueron haciéndose con más suelos a la mitad del precio que se paga hoy. Su secreto estuvo en detectar que los bancos necesitaban vender terrenos al valor al que los tenían en libros. El problema es que, entonces, no valían ese precio, así que este fondo estadounidense aceptó esos importes a cambio de realizar el desembolso en largos plazos. Así logró crear una cartera de terrenos a precio de crisis, que en realidad pagó cuando alcanzaban precios mucho más elevados. Chicos listos.

Posteriormente el fondo entendió que necesitaba crear su propia inmobiliaria para lo que creó “Aedas Homes”. En todos los casos, la inmobiliaria compra suelo denominado “no finalista” para promover su transformación urbanística hasta que alcancen el estadio de suelo finalista, es decir, estén listas para construir sobre ellas. Para ello negocian con gente como el alcalde de Chiclana, José María Román Guerrero. Así lo venden: «esta nueva línea estratégica aumenta la visibilidad del Plan de Negocio de Aedas posterior a 2023 y se suma a la habitual disciplina de inversión de la compañía focalizada en la compra de suelos residenciales fully permitted en las zonas de mayor demanda del país».

A día de hoy el mapa de los grandes especuladores de suelo en Andalucía y España lo componen tres grandes fondos internacionales: “Castlelake”, “Lone Star” y “Värde”. Como dice un conocedor del sector: «No van a quedarse, son financieros. Se irán para volver en otro momento o a otro segmento”. Compran barato, venden caro, se van y esperan a la siguiente oportunidad para continuar especulando con todo aquello que pueda reportarle beneficios.

El Metro de Sevilla y los fondos de pensiones de las universidades inglesas

La Línea 1 del Metro de Sevilla tuvo un coste definitivo de 890 millones de euros, más del doble de lo presupuestado. Inaugurado en abril de 2009, hoy día esa infraestructura pública la gestiona la multinacional Globalvía, que pagó 157 millones de euros en 2014. Desde 2012 el Metro de Sevilla no ha dejado de incrementar sus ingresos y beneficios. En 2018 ingresó 61,3 millones de euros y los beneficios alcanzaron los 18,1 millones de euros. Estos beneficios no son suficientes para contentar las demandas sindicales de mejor cobertura de las bajas, excedencias y reducciones de jornada, lo que ha llevado a paros y huelgas en los últimos meses.

Globalvia nació en el año 2007 de la unión entre Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y Bankia. A día hoy está controlada por tres fondos de pensiones, a saber: el canadiense OPTrust, el holandés PGGM y el inglés USS. Optrust tiene unos activos de 16.440 millones de euros, administra el Plan de Pensiones Opseu, con más de 86.000 miembros y jubilados, fundamentalmente en el territorio de Ontario. PGG, por su parte, dispone de 186.600 millones de euros en activos. Por último, USS, Universities Superannuation, es el principal fondo de pensiones para universidades e instituciones de estudios superiores en Reino Unido y tiene un fondo de activos de unos 68.365 millones de euros. Globalvía destina fondos a «seguir creciendo mediante la compra de proyectos de autopistas y ferrocarriles». De este modo, estos fondos utilizan los ahorros de estudiantes ingleses o jubilados holandeses o de Ontario para apropiarse de riqueza proveniente de la prestación de servicios públicos como el Metro de Sevilla. Es un claro ejemplo de globalización financiera.

Con la financiarización el capitalismo contemporáneo crea un mercado mundial de dinero. Los capitales pueden entrar y salir con facilidad de negocios, estados, y los inversores institucionales o “ZinZin” (como compañías de seguros, bancos, fondos de pensiones o fondos de inversión) se convierten en los actores relevantes. Estos fondos imponen la rentabilidad requerida a la actividad económica que financian, ya sea a costa de precarizar el empleo, destruir el medio natural o, incluso, atacar a personas que denuncian sus malas prácticas (para otro artículo dejamos la posibilidad de analizar cómo medios de comunicación como El País y la Cadena Ser hablan de Green Blood al mismo tiempo que colaboran con Cobre las Cruces, del grupo minero canadiense First Quantum Minerals).

Rota, Morón y la mano visible militar del capitalismo global

Tanto la globalización financiera como la economía digital o capitalismo de plataformas han necesitado y necesitan la intervención estatal. El capitalismo y el militarismo (en particular el imperialismo de EE.UU.) no son dos fuerzas paralelas, sino que están inextricablemente entrelazadas. Los estrechos vínculos entre crisis ecológica, capitalismo y militarismo se pueden observar si se tiene en cuenta para lo que son movilizadas estas fuerzas: se despliegan principalmente en regiones ricas en recursos y cerca de rutas estratégicas de transporte marítimo que mantienen en funcionamiento la economía globalizada. En palabras de Thomas Friedman: “La mano invisible del mercado no puede funcionar sin un puño escondido. McDonald’s no puede prosperar sin McDonnell Douglas, el diseñador del F-15. Y el puño escondido que mantiene el mundo a salvo para que las tecnologías de Silicon Valley prosperen se llama el Ejército, las Fuerzas Aéreas, la Armada y los Marines de EE.UU.”.

El capitalismo de plataforma no es algo “etéreo”, sino que en realidad conlleva enormes impactos ambientales y energéticos. Jim Thomas, co-director del Grupo ETC, ejemplifica esto en tres sectores: el iceberg de la infraestructura digital, la demanda de almacenamiento de datos y la voraz demanda energética del uso de las plataformas digitales. En la satisfacción de esa demanda energética y de materiales es donde juegan un papel esencial los ejércitos. Y Andalucía, mejor dicho su suelo, es esencial en la estrategia del mayor ejército del mundo y “puño escondido” del capital global.

Así podemos entender la noticia, de escasa repercusión por cierto, sobre el refuerzo del despliegue militar en la base de Rota. El Gobierno español ha dado el visto bueno a Estados Unidos para que un destacamento de helicópteros navales se localice en la base militar gaditana. Y todo ello sin reformar el convenio bilateral de defensa, como se había hecho hasta ahora en casos similares.

Tanto Rota como Morón forman parte la vasta infraestructura militar de EE.UU., formada por más de 800 bases con sus flotas navales y aéreas. En particular, las bases estadounidenses en suelo andaluz son muy importantes para el control de África. La base de Morón se convirtió en 2015 en base operativa de Africom, el mando militar de Estados Unidos para África y el Mediterráneo. Rota es también la ruta ideal para comenzar las operaciones en el continente africano, subraya el Pentágono en su estrategia de movilidad aérea. La distancia entre la localidad gaditana y Yibuti es de poco más de 3.000 millas náuticas (5.500 kilómetros).

La violencia policial y militar contra las poblaciones a menudo está relacionada con la resistencia que se ofrece ante proyectos extractivos. La organización de derechos humanos Global Witness observó en 2015 que cada semana son asesinadas tres personas por defender sus tierras, bosques y ríos en su lucha contra de las actividades extractivas necesarias para el capitalismo digital. “Los productos realmente innovadores son los que dejan su huella en el mundo, no en el planeta”, afirma Apple en su página web. Si atendemos a este bonito eslogan propagandístico, apenas existen productos realmente innovadores en la nueva economía digital. Casi todos dejan una huella de sangre en el mundo.

Ni buitres, ni cocainómanos, ni estado mínimo

Y sin embargo, la situación no se explica mediante fondos “buitre”, cocainómanos avariciosos o estados mínimos o no intervencionistas.

Los buitres limpian lo muerto, no matan lo vivo, por tanto la metáfora carroñera apenas tiene que ver con el capitalismo extractivo y sus fondos de capital “chupópteros”, que parasitan y/o destruyen vida para extraer riqueza. Los directivos avariciosos no son la causa de nada, sino meras herramientas, al igual que los puños y manos visibles de la soldadesca que utiliza la violencia al servicio del capital desde suelo andaluz.

Comencemos a llamar a las cosas por su nombre y a ser capaces de relacionar lo que ocurre en nuestro territorio, pueblo o barrio con un sistema global de sustracción de recursos que provocan destrucción y muerte.

Artículo publicado en El Topo, nº 35. http://eltopo.org/

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Tagarninas (políticas)

De flamencas maneras

Antonio Manuel indica en su aclamado libro Flamenco. Arqueología de lo jondo que fue Blas Infante quien comprendió que flamenco proviene de dos expresiones árabes, «felah», que significa campesino y «mankub», marginado entre los marginados.

Antonio Orihuela, por su parte, responde en Diario del cuidado de los enjambres a la pregunta ¿quiénes son los gitanos?: «Buscar un componente racial o étnico se viene demostrando, desde el siglo XVI, que es un error absoluto de aproximación a esta realidad subterránea que tiene más que ver con el submundo del trabajo en precario, la subocupación en la que se incluye toda esa heterogénea masa del lumpemproletariado que se hacina en las periferias de las grandes urbes, formada por desertores del trabajo, mendigos, poetas, artistas, malvivientes que decidieron avanzar en sentido contrario a la domesticación de las fuerzas productivas y a la cultura del sacrificio laboral. El pelotón de los descarriados que comprendió, en los inicios del capitalismo, que la vida es demasiado fugaz para desperdiciarla trabajando para otros, ser engañados en ese robo que es el trabajo asalariado.»

Y digo yo, por tanto, el flamenco es el cante o expresión popular con origen en esas personas, marginadas entre las marginadas, gitanas, moriscas, sefardíes, negras; ese lumpemproletariado andaluz que se negó a convertirse en fuerza de trabajo, a trabajar para otros, que tuvo claro que el trabajo asalariado era un robo y prefirieron vivir de otra manera.

De flamencas maneras.

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Enhebrar la diversidad

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Sergio Pascual, el que fuera Secretario de Organización de Podemos y actualmente miembro del Consejo Ciudadano Andaluz, resalta en un artículo publicado en El Salto la siguiente idea: «Todo apunta a que lo que realmente requeriría Adelante Andalucía para alcanzar nuevas cotas electorales sería precisamente tiempo y maduración. Tiempo y maduración para realizar con convicción y valentía su ventaja potencial en los campos andalucista, ecologista, laicista y feminista, todos campos que están llamados a ser marcos relevantes de la agenda mediática en futuros pulsos electorales.» El ex diputado en el Congreso por Podemos también expresa, de manera aislada de los demás temas o “campos”, la necesidad de «hacer más sólida, tangible y realista una propuesta alternativa valiente de gobierno para superar el rezago de la economía andaluza y el drama del desempleo.»

En mi opinión, es más necesario que nunca establecer marcos propios que subordinen la agenda mediática a la vida real de la población, a los problemas con los que se enfrentan a diario las mujeres andaluzas, al expolio del medio natural o a la dependencia económica, la subalternidad política y la alienación cultural de Andalucía. Para ello me parece esencial interrelacionar los diversos ámbitos de actuación, dotando de sustrato socioeconómico o contenido material a la diversas temáticas consideradas.

Por lo general, los debates mediáticos y políticos partidistas aíslan estas temáticas y, sobre todo, las desvinculan de los factores socioeconómicos que nos hacen participar en condiciones desiguales. De este modo, el feminismo, el ecologismo o el andalucismo son fácilmente cooptados por el liberalismo, por el capital, por el poder. Aparece entonces el feminismo de Ana Patricia Botín con sus “techos de cristal” y suelos de moqueta; el ecologismo de “Ibertrola” y su energía “verde” o Ecoembes y la economía “circular”; o el andalucismo “por sí” que está dando en las últimas semanas poder municipal a la derecha más retrógrada de la península.

Mientras en los pueblos y ciudades medias y pequeñas andaluzas (el medio rural andaluz existe) el protagonista sea el mal reparto de la renta y la riqueza y el desempleo, los caciques locales  seguirán otorgando el derecho a la existencia. De este modo, las feministas más comprometidas seguirán abandonando sus localidades; aquellas personas que osen reivindicar derechos laborales deberán emigrar y continuar con esta “seña de identidad” andaluz; y el extractivismo de minas y canteras serán asumidas como algo bueno o el mal menor ante la idea de “todo por un empleo”. Igualmente, se nombrarán así mismas como andalucistas las mismas personas que apoyan el extractivismo ecocida o miran hacia otro lado cuando explotan a las mujeres y hombres bajo el imperio del latifundio, el caciquismo y la desigualdad.

¿Se puede ser feminista y no estar en contra del capitalismo? A esta pregunta respondió negativamente Silvia Federici en una entrevista no hace mucho. Tampoco creo que se pueda ser ecologista o andalucista sin crear un sistema diferente pues “el capitalismo crea continuamente jerarquías, formas diferentes de esclavización y desigualdades”. El sistema a transformar no es solo capitalista, sino también heteropatriarcal, colonialista, ecocida, racista. Por tanto, es preciso el diálogo entre las diversas corrientes críticas y movimientos sociales para poder entender la complejidad de la configuración de las distintas formas de dominación que nos matan, explotan, precarizan, empobrecen.

No es un mal momento para poder contar con una organización política partidista que asuma convertirse en una herramienta al servicio de la gente, de los colectivos, de los movimientos sociales y políticos transformadores andaluces. No vendría nada mal poder llevar a las instituciones andaluzas un programa potente de economía social transformadora, ecológica y feminista para Andalucía. Un programa con origen en el necesario esfuerzo de interrelación, afinidad y visión de conjunto que nos aleje de las divisiones funcionales al poder. Esté o no esté en la agenda mediática, sea o no sea un marco relevante en las confrontaciones electorales, es necesario enfrentarse ya, ahora, en Andalucía y Honolulu, al poder económico con este tipo de propuestas que contrarresten al capitalismo más o menos liberal, más o menos estatalista.

“Sola no puedes, con amigas sí”. Con esta máxima de “La bola de cristal” se está intentando crear y fomentar el cooperativismo transformador en Andalucía. Las luchas feministas, ecologistas, laborales, socioeconómicas o por un andalucismo transformador podrían avanzar mejor alejándose del aislamiento y abrazando la interrelación, la unión, la cooperación; trabajando desde la diversidad como un todo en el que la explotación de la mujer, de la naturaleza, de la persona con empleo o de un territorio colonizado como Andalucía sean campos de lucha tomadas como un conjunto, de manera orgánica, y sin subordinaciones ni jerarquías temáticas. Ahí está la dificultad y, al mismo tiempo, el enorme potencial transformador de nuestras luchas enhebradas.

Hay que enhebrar las luchas, las diversas posiciones ante la dominación. Huyamos del simplismo twittero y asumamos la complejidad de nuestra sociedad. Y, sobre todo, salgamos de la trampa de la división.

 

Artículo publicado en Portal de Andalucía: https://portaldeandalucia.org/opinion/enhebrar-la-diversidad/

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Flamenconomía

Flamenconomía. Nociones de economía y otros cantes 4/ “Libertad encadenada, cadenas liberales”

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En la cuarta colaboración en El Paseo hemos hablado de las cadenas: de la falta de libertad o autonomía en una economía capitalista.

Andalucía como marco de capitalismo polarizador; privatización de la tierra; polarización social; dependencia de las personas del dueño de la tierra o Alcalde, de quien es capaz de ofrecer empleo.

En circunstancias en las que los propietarios o capitalistas requieren de mano de obra (se hace escasa), el Estado interviene mejorando las condiciones de vida de la gente para que no emigre. Empleo comunitario, PER-subsidio agrario.

El capitalismo provoca que nos sintamos bien en la situación de dependencia, asumiendo el rol dependiente.

Nos acaban gustando las cadenas…

La letra de inicio. Manuel Soto Sordera

Tientos de Cádiz/Jerez de El Mellizo/Marrurro (La verdad a mi me engañó)
Se canta lo que se pierde
dijo quien bien lo sabía
yo canto a la libertad
porque nunca ha sido mia

Planteamiento: La situación de dependencia de la gente de Andalucía reflejada en el cante flamenco.

El reparto de la tierra generó polarización social. La gente dependía del dueño de la tierra. El latifundio como base de la falta de autonomía o libertad.

Marco: latifundio, privatización de los recursos comunes, dependencia del empleo para poder subsistir. Imposibilidad de libertad o grado adecuado de autonomía.

El latifundio necesitaba de la mano de obra. La emigración de los años 60 provocaba falta de mano de obra. Empleo comunitario, PER, subsidio agrario. Las ayudas del estado al servicio de la oligarquía y el poder económico.

En capitalismo, el Estado interviene a favor del poder económico. Se pasó a depender del terrateniente y el alcalde. Los que “daban” trabajo. El poder lo tiene el que es capaz de ofrecer empleo.

Letra 2. Kiko Veneno:

«dale pan a los chiquillos que el pan le quita el filo a los cuchillos”

Banda sonora de la película «Entre dos aguas», de isaki Lacuesta: https://www.youtube.com/watch?v=b2SPBMtmAZg

Los mecanismos del poder nos lleva a una situación que explica así Slavoj Žižek: «es muy difícil liberarnos de cadenas con las que no solo nos sentimos bien, sino con las que sentimos que estamos haciendo el bien.»
Trabajar para un empresario para dar de comer a nuestra familia.
Dar un kilo de arroz a la Iglesia para repartir entre pobres.
Llevar a tus hijos a un centro comercial un sábado.
Evitar pagar el IVA (como, donde y en la medida que se pueda).
Consumir, producir, repartir. Con las cadenas del poder.
Colaborar con el de arriba nos hace sentirnos bien y sentimos que hacemos el bien. Quizás por eso sea tan difícil el cambio; quizás, por eso, es tan fuerte y estable el actual sistema de dominación.
Llevamos cadenas con las que nos sentimos bien.

Letra 3 final. Rocío Márquez:

“Lo peor de la condena, es cogerle el gusto a las cadenas.”

https://www.youtube.com/watch?v=9EFYwvMK1Xs

La libertad en capitalismo no llega mucho más allá de esto, es decir, de quedarse a gusto tras realizar un programa de radio como éste, «El Paseo 127- jodidas cadenas de oro», con gente amiga como Óscar Flores y Joselu Fuentes.

https://www.ivoox.com/paseo-127-jodidas-cadenas-oro-audios-mp3_rf_36244053_1.html?fbclid=IwAR2F6-PFBI3nKB3lE3pKh9__zfC0VGdjkxXYBKJ78JC_ABV5Hys-m_fuFD4

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Utopías soberanas

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Para el historiador canadiense Quinn Slobodian el neoliberalismo, desde su origen, responde a la pregunta de cómo proteger el capitalismo de la democracia y de la fragmentación. El neoliberalismo tiene por objetivo afianzar la soberanía del capital sobre las personas, para lo cual, tanto la democracia como la fragmentación de los Estados, serían elementos a superar, restringir o eliminar.

La posición del poder de negar la voz a los pueblos sobre su pertenencia a los Estados indica que democracia y fragmentación del Estado van de la mano y, por tanto, son perjudiciales para el capitalismo. Desde esta perspectiva, tanto democracia como derecho a la soberanía o autodeterminación de los pueblos son agentes o instrumentos anticapitalistas. Estas afirmaciones explicarían lo que estamos observando hoy día en el Estado en el que nos ha tocado vivir.

El neoliberalismo va ganando. Y no por poco. La imposición, emancipación o soberanía del capital sobre el trabajo implica regímenes políticos y sociales escasamente democráticos (donde el poder, la soberanía, resida en el pueblo). Marina Garcés, mirando desde el otro ángulo, denomina a esta derrota popular como “analfabetismo ilustrado” en su obra «Nueva ilustración radical»: “El hecho decisivo de nuestro tiempo es que, en conjunto, sabemos mucho y que, a la vez, podemos muy poco”. Todo lo mucho que puede el capital significa lo poco que podemos las personas.

En estas circunstancias nos parece apropiado hablar de “soberanías”. En plural. También en y desde Andalucía. “Se canta lo que se pierde, dijo quien bien lo sabía, yo canto a la libertad, porque nunca ha sido mía.” Pues bien, cantemos a las soberanías, aunque nunca fueron nuestras. Y ya puestos, hablemos de la que menos cerca hemos tenido: la soberanía económica, entendiendo como tal a la mejora de las capacidades que tienen las poblaciones de un determinado territorio para resolver sus problemas económicos.

En relación con la anterior, hablemos de “soberanía del trabajo (asalariado)” o no continuemos cayendo en la trampa que supone no distinguir entre trabajo y empleo, y, de esto modo, contemplar sólo como trabajo aquello que recibe una remuneración monetaria por parte de una parte empleadora y continuar invisibilizando el trabajo de cuidados, reproductivo. Frente a la soberanía del capital es posible avanzar en la soberanía del trabajo mediante las prácticas socioeconómicas transformadoras necesarias para cambiar las propias unidades económicas de producción, las empresas, las fábricas, las oficinas, las prácticas agro-ganaderas, etc., que, a su vez, deberán servir para transformar el resto de trabajos (reproductivo, voluntario, etc.) ¿Imaginan avanzar en la soberanía del trabajo en una comunidad con soberanía económica, es decir, con capacidad autónoma para resolver sus problemas económicos? (para ampliar sobre el tema Autonomía Sur, Cooperativa Andaluza, ha elaborado diversos documentos).

Pues para ello se deberá avanzar en los diversos ámbitos sectoriales estratégicos de mejora de la capacidad popular de tomar las decisiones al respecto. Así se hablará de soberanía alimentaria, tecnológica, financiera, etc. Se trata de controlar nuestra producción de alimentos, de tecnología, de energía, o nuestros ahorros en función de la satisfacción de las necesidades de las personas y al margen del lucro privado o beneficios empresariales. Y todo ello para alcanzar un objetivo último: alcanzar la soberanía reproductiva, entendida como un proceso de transformación basado en un conjunto de relaciones sociales que den centralidad a la vida. Por tanto, los pasos a dar en la autonomía de la actividad laboral, productiva y reproductiva de las personas (soberanía del trabajo) serán complementarios con los realizados de forma colectiva en un determinado territorio (soberanía economía territorial-comunitaria), así como en los diversos ámbitos estratégicos de asunción de capacidad de decisión popular (soberanías sectoriales), para alcanzar la definitiva soberanía reproductiva (la vida frente al capital).

Para acabar dando el paso hacia la verdadera soberanía, independencia o autonomía (me gusta utilizar esta última palabra, a pesar del uso dado por el actual régimen), serán imprescindibles mayores cotas de soberanías en los diversos campos socioeconómicos. Y así decir adiós con alegría a La Caixa o BBVA o cualquier entidad dedicada a succionar nuestros ahorros para ponerlos en manos de intereses en muchos casos espúreos y asumir que la alternativa son muchas Coop57; decir hasta luego a pastas Gallo y hola a cientos de pequeñas cooperativas de pasta ecológica vinculadas al territorio como, por ejemplo, Spiga Negra; cambiar de una compañía de seguros que invierte en armamento a otra de seguros éticos y mutualidades sociales (por ejemplo CAES); mandar a Gas Natural al quinto carajo, y al sexto a Aqualia (y con ella a Fomento de Construcción y Contratas), y fortalecer las cooperativas de consumo energético primero (por ejemplo Candela, Nueva Cooperativa andaluza de energía eléctrica, solidaria y 100% renovable o SOM Energia), y remunicipalizar la gestión del agua después (o viceversa).

Es preciso generar procesos que tengan como objetivo avanzar en una economía andaluza autogestionaria. Impulsar, tanto desde las decisiones individuales como desde las colectivas o políticas, las entidades de economía social andaluza que luchan día a día por no ser succionadas por el sistema, donde se pasa del trabajo asalariado al trabajo cooperativo; de la propiedad privada de los medios de producción fórmulas colectivas de propiedad; y de tomar las decisiones sobre lo que se produce subordinando el valor de cambio al valor de uso (antes las necesidades de la gente que la ganancia o el lucro). Hay todo un campo por sembrar en lo relacionado con a quién le compramos y cómo consumimos.

Lógicamente, no son pocas las medidas que desde las instituciones públicas se pueden implementar para ir ganando poder al capital y mejorando nuestras soberanías económicas territoriales en campos como la alimentación, la tecnología o la vivienda. Del mismo modo, sin este planteamiento, la consecución de instituciones políticas propias no cambiará, en lo básico, la dependencia y subalternidad respecto a los poderes dominantes y sólo cambiará la élite política que administre los intereses de éstos. Por tanto, desde la política institucional se debe impulsar la soberanía económica pues no habrá soberanía en lo político sin soberanía en lo económico.

Frente a la impotencia que sentimos ante la supuesta imposibilidad de intervenir en nuestras propias condiciones de vida, pasemos a hablar de nuevo de emancipación, de autonomía, de soberanías. No hay peor política de austeridad que la que nos impone la austeridad en nuestros sueños, en nuestras utopías. Pasemos a la ofensiva porque “no merece compasión quien siendo esclavo no quiere buscarle la solución”.

Artículo publicado en Portal de Andalucía.

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Tagarninas (políticas)

Un instrumento para los demás

Texto elaborado hace 10 años, en febrero de 2009, en el que se reflexiona sobre política local, haciendo referencia a Morón de la Frontera.

A continuación se exponen algunas reflexiones orientadas a ser útiles para el necesario proceso de construcción de un nuevo partido político en Morón de la Frontera. Actualmente, en los primeros años del siglo XXI, se han conformado en este pueblo una serie de grupos, organizaciones o colectivos que sirven de referencia a un cada vez mayor número de personas. Estos grupos se caracterizan por ser básicamente asamblearios y no sentirse representados por ninguna fuerza política presente en el Ayuntamiento. Ni el Partido Socialista Obrero Español de Morón, ni la Izquierda Unida Comunista (conformada principalmente por personas próximas o pertenecientes al Partido Comunista) son un referente válido para este conjunto de personas pertenecientes a dichos grupos. Es por ello que surge la necesidad de buscar alternativas distintas a las existentes[1].

La construcción de un partido político alternativo, si quiere ser distinto a lo existente, debe partir, como condición necesaria (aunque no suficiente) de los actuales colectivos y grupos que componen el movimiento social asambleario de nuestra localidad. Desde los que se sitúan abajo y a la izquierda, desde los que están trabajando en la actualidad por evitar la hegemonía de la actual derecha en el poder (y cada vez más en nuestra vida cotidiana), es desde dónde debe partir el proceso de construcción de un instrumento con estas características. Eso sí, sabiendo que aunque el movimiento social es necesario aunque no es suficiente, y de ahí que surja la necesidad de crear un instrumento que se presente a las elecciones municipales y aspire a estar presente en el Pleno del Ayuntamiento.

 

En la particular opinión de quien escribe, y a sabiendas de pecar de simplista, la vida política moronense de la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI se caracteriza por dos elementos esenciales: uno, el control por las elites locales del poder municipal; dos, el uso efectivo de las nuevas estrategias políticas realizado por los políticos profesionales del equipo de gobierno del Partido Popular – conformado por el alcalde, los concejales y asesores externos-.

El control de las elites locales del poder municipal ha propiciado la derechización de la política, tanto con el PSOE de José Párraga como con el PP de Manuel Morilla. Entre el “parraguismo” y el “morillismo” existen diferencias pero existe un claro hilo continuista en la gestión de los asuntos públicos moronenses. De hecho, Manuel Morilla aparece la vida política local tras la derrota en las primarias de su partido de José Párraga y ante la incertidumbre creada por el nuevo candidato del PSOE, Francisco Montero. Con Párraga y Morilla hay una línea continua de irregularidades y clientelismo urbanístico, de poder ejercido desde la arrogancia por y para las elites locales. Aunque ellos gobiernan el Ayuntamiento, el poder, en gran medida, está en otro lado. Esta situación ha llevado a la derechización de la ciudad, del espacio público, de las costumbres, de tal forma que la vida cultural y social moronense están cada vez más influenciada por la Iglesia católica y las referencias culturales de la oligarquía andaluza.

Las diferencias entre la acción política del PSOE de Párraga y el PP de Morilla han sido a grandes rasgos, el uso de las estrategias políticas y de comunicación de los neoconservadores por un lado, y, por otro, el cierto grado de radicalidad de esta derecha neoconservadora que no reniega de sus orígenes antidemocráticos, franquistas y nacional-católicos.

En la actualidad existe un gran descrédito de las ideologías y de la política. Esta situación propicia que el ciudadano desista de cualquier tipo de resistencia al poder. La escasa democracia participativa conlleva el modelo de ciudadano pasivo y consumista, que así mismo se califican como “apolíticos”, y que justo es el tipo de ciudadano deseado por la clase política en el poder. No se ha querido, sabido o podido devolver a la política la dignidad propia de un servicio al Estado y a la sociedad y, al final, se ha conseguido todo lo contrario: que la política vuelva a considerarse como una especie de confabulación entre familiares y amigos para repartirse el botín.

Lo que, desde mi punto de vista, supone la mayor diferencia entre el parraguismo y el morillismo es el uso que este último realiza de nuevas estrategias políticas y de comunicación. Esta estrategia está detrás del leguaje agresivo que utilizan cuando les interesa, del reparto de papeles que adoptan e, incluso, de los temas que lanzan y que protagonizan el debate político local en función de sus intereses. Hay que tener en cuenta que todo está bien estudiado. Pocas cosas hacen al azar. Saben como expresar sus posiciones políticas y relacionarlas con unos determinados valores y sentimientos morales. Esta capacidad de movilizar emociones es un arma de enorme valor en el actual contexto donde la política está muy influenciada por el uso de los medios de comunicación. Manuel de Jesús Borrallo, miembro del gabinete del alcalde de Morón de la Frontera, es el secretario de estudios y programas del Partido Popular de Sevilla. Esta persona es clave en toda la estrategia que ha permitido el triunfo y continuidad en el poder de la nueva derecha moronense representada por el liderazgo de Manuel Morilla.

Es imprescindible conocer y poder descubrir qué hay detrás del discurso que a tantos vecinos ha cautivado. En este sentido, existe una serie de valores que dan coherencia al discurso de la derecha local –estos valores son comunes en otros ámbitos-. Entre estos valores se encuentran los siguientes: la autoridad, la disciplina y la lucha competitiva. La necesidad e importancia de la autoridad queda reflejada en la permanente coletilla de «con Manuel Morilla a la cabeza». Este valor requiere de un líder fuerte que imparte la autoridad con firmeza pero desde el cariño y el sentimiento de amor por su pueblo. El alcalde no pregunta, el alcalde afirma. Si uno es una autoridad moral, sabe lo que es bueno, tiene el poder y lo ejerce, sin tener por qué tener ni la más mínima educación o cuidado en las formas. Para esta forma de ver la política, el mundo es y será siempre peligroso y difícil. La gente es mala y el líder es la autoridad moral que tiene que sostener y defender a la comunidad, al pueblo. El líder debe decirle a los demás lo que está bien y lo que está mal y lo que hay que hacer.

Ante esto los demás deben ser disciplinados. Los buenos ciudadanos y políticos son los disciplinados y los que luchan en un mundo competitivo en el que triunfarán si son fuertes y disciplinados («este pueblo tiene que ser el mejor de la comarca»). Los buenos ciudadanos son los disciplinados, que coinciden con los que han hecho dinero o están en vías de hacerlo. Los negocios son el mecanismo mediante el cual las personas disciplinadas llegan a triunfar, y la riqueza es la medida de la disciplina. Respecto al resto de administraciones, el gobierno local debe mantener su soberanía e imponer su autoridad moral. Esto último explica las pésimas relaciones existentes entre el Ayuntamiento de Morón y el resto de administraciones públicas.

Frente a esta fortaleza de la derecha local, la izquierda institucional poco a poco ha ido desapareciendo del Ayuntamiento y el movimiento social de izquierdas se ha mantenido en una estabilidad precaria con altibajos, pero dentro de una situación muy frágil. A principios de siglo XXI, somos muchos los que estamos fuera que dentro de las fronteras orgánicas de los actuales partidos que se consideran de izquierda. Además, poco a poco se ha ido produciendo un progresivo desplazamiento a la derecha de la forma de hace política y de los contenidos de los debates. Ante esta situación, la izquierda institucional, y en cierta media la social, se ha adaptado sin poder cambiar la agenda política que desde hace tiempo ha ido imponiendo la derecha neoconservadora. No se habla de emigración, pero sí de religión; los objetos a poner en una rotonda son más importantes que los desempleados; etc.

En el marco estrictamente institucional, en la actualidad, y tras el periodo parraguista, el PSOE moronense no es referente del sector social que considera a la izquierda como instrumento de transformación social en favor de los más desfavorecidos. Su situación en la localidad es de continua crisis en la que distintas “familias” y sensibilidades luchan por controlar el partido. En este sentido, el sector más próximo al antiguo alcalde escala posiciones por lo que esta fuerza política pierde total credibilidad ante quienes pensamos en un modo de hacer política que se sitúe en frente de las elites y oligarquías locales, y próximas a las clases populares.

Por su parte, Izquierda Unida ha sufrido un proceso de deterioro y pérdida de apoyo de muchas de las personas que iniciaron su conformación. La división y fragmentación ha sido una característica de los últimos años. Entre algunas de las causas de esta situación pueden citarse dos: a) los debates saldados con votaciones en los que los ganadores cada vez se quedaban más solos; b) la mutación de una formación que aspiró a ser “movimiento político-social” para luego acabar convirtiéndose en otra puramente “electoral”.

Por último, el movimiento social, sindical y ecologista aunque vivo, no parece tener la suficiente fuerza para frenar el retroceso laboral, social y ecológico que está sufriendo la población. Es decir, el movimiento social actual es necesario pero no suficiente. Hoy por hoy, no existe la base militante suficiente para poder equilibrar desde este movimiento social el poder y peso de la derecha en Morón. Ante esta situación estamos obligados a pensar y trabajar por construir instrumentos adecuados que cambien esta situación.

A partir del anterior diagnóstico de la situación actual, se proponen algunas líneas a seguir para la construcción de un nuevo partido político local. La tarea no es fácil, desde luego, porque se ha de desarrollar en un panorama de derechización creciente de la política y de amplios sectores del electorado tradicionalmente de izquierdas. Un fenómeno que, desde luego, no es característico sólo de este pueblo o país sino que es común a muchos pueblos y países occidentales.

El actual sistema socioeconómico ha dado como consecuencia democracias «controladas». Además del control de los medios de comunicación, que se han convertido en auténticos creadores de opinión, y que se usan para fomentar el bipartidismo, el sistema tiene sus mecanismos legales de «defensa» para que las democracias llamadas representativas no permitan el acceso al poder de fuerzas políticas «peligrosas». Por ejemplo, una ley electoral diseñada para fomentar el bipartidismo y relegar a la marginalidad a fuerzas políticas «non-gratas»; o un sistema de financiación que haga depender a los partidos políticos por un lado del poder económico y por otro del Estado.

A pesar de estos impedimentos, a nivel municipal es más factible alcanzar la «democracia real», es decir, hacer que el pueblo tenga el verdadero poder. Por tanto, aunque  el diseño de las democracias representativas actuales acota enormemente el grado de transformación alcanzable, desde lo local es más factible pasar de la actual democracia formal a la deseada democracia real.

La izquierda debe hacer una labor de «desenmascaramiento» de tales «democracias», aunque se participe en sus instituciones. Es más, quizás desde sus instituciones sean un buen lugar para denunciar la precariedad de nuestro sistema democrático.

En mi opinión, es preciso construir un movimiento sociopolítico con dos planos distintos y autónomos, pero complementarios e interrelacionados, a saber: uno) el plano político-institucional, con representación en el Ayuntamiento (principalmente); dos) el plano político-social (laboral, ecológico y cultural). Es preciso agrupar dentro de un mismo movimiento (más o menos articulado, pero reconociéndose a sí mismo como tal) las diferentes expresiones de la izquierda transformadora en el sentido amplio de la palabra.

El ámbito de “lo social y cultural” estará conformado por el movimiento social, sindical, ecologista y cultural. A grandes rasgos es el ámbito de las luchas y campañas concretas, de la organización de actividades alternativas, de la nueva y necesaria «toma de la calle» como espacio político, de la formación y elaboración de planes y programas a largo plazo. Es el lugar de los debates, análisis y construcción de alternativas a los problemas, sin dejarse llevar por las cuestiones del día a día. Sus objetivos principales serán el fomento de la participación ciudadana desde un localismo crítico y democrático (participativo y asambleario) y el fomento del análisis, estudio y comprensión de la realidad local.

Por otro lado, el ámbito de “lo institucional” se conforma como instrumento para acceder a las instituciones (principalmente al Ayuntamiento). Es el ámbito de la concreción de las propuestas elaboradas por el movimiento social y político, de representación en las instituciones y foros públicos y donde deben tomar relevancia las nuevas estrategias políticas. Las líneas que siguen tratan de dar propuestas para configurar este ámbito de actuación. A grandes rasgos, se trata de construir una candidatura institucional de un movimiento más amplio, donde colectivos y movimientos se den cita, se articulen y hablen, construyan juntos para dar sentido a la estrategia de la «unidad popular».

De los problemas existentes en las organizaciones políticas existentes hay que aprender para no caer en sus mismos errores. Por ello, y en primer lugar, es preciso analizar y pensar bien la forma o modo en la que se toman las decisiones. En este sentido, cada vez más personas apuestan por el asamblearismo, el consenso y el uso de las votaciones como caso excepcional. El modo de funcionar debe ser a través de una forma de organización asamblearia, donde la máxima sea la búsqueda del consenso y las votaciones sean algo excepcional y nunca utilizado para cuestiones relevantes. El convencimiento de que una votación crea perdedores y de que siempre llegar a ella es un fracaso debe hacer del debate constructivo, la inteligencia, el compromiso y la tolerancia las máximas a seguir. Es necesario basar nuestras formas de hacer política en una asamblea con plenos poderes de decisión y deliberación[2].

Por otro lado, la militancia o afilados deben participar de forma activa en el partido. Los representantes del grupo municipal deben estar subordinados totalmente a la asamblea y la opinión de la militancia y, en gran medida, a los grupos u organizaciones sociales afines. La predisposición a ser meros representantes y portavoces de la asamblea deben regir la forma de actuar de las personas que se conviertan en cargos públicos del partido (aquellos que formen parte de la «lista electoral» o del «grupo municipal», en caso de existencia). En definitiva, seguir la máxima zapatista de «mandar obedeciendo».

Los objetivos fundamentales a lograr en el plano político-institucional son los siguientes:

  1. Dignificar la política, fortalecer el movimiento social y cívico y e impulsar la participación ciudadana. Se pretende pasar de la actual «democracia formal» a la «democracia real». De este modo se pretende mejorar el sistema democrático y hacer que el poder esté verdaderamente en la ciudadanía.
  2. Conseguir la máxima seguridad económica posible y que el mayor número de ciudadanos de Morón puedan disponer de unos ingresos suficientes que les permita vivir en su pueblo con dignidad. De este modo se pretende asegurar el derecho a vivir donde se desea y a la libertad de expresión.

Para una fuerza popular que haga frente al poder de las elites locales es preciso crear un movimiento sociopolítico que trascienda al partido o fuerza política electoral. El ámbito de «lo político-institucional» debe tener como uno de sus principales objetivos el apoyo e impulso (siempre desde un segundo plano) del movimiento social y cultural más amplio en el que debe englobarse. Es preciso tratar al movimiento social de igual a igual, respetando su autonomía, con generosidad, asumiendo funciones complementarias y desde el convencimiento de ser un instrumento de uso. Hay que asumir la estricta autonomía de los colectivos afines y adoptar una posición de servicio respecto al movimiento social. Se trata de promover una nueva transición desde lo social a lo político, con el fin precisamente de que los cargos públicos que se reclamen de una izquierda digna de ese nombre asuman su función de exponentes incorruptibles de las demandas de esos movimientos y contribuyan así a construir espacios de resistencia y de contrapoder.

El impulso y dignificación de la política como todo aquello relacionado con la mejora del bienestar colectivo, comunitario, es esencial. La mejora y aumento de la participación de la ciudadanía en los asuntos de todos es la base de una nueva forma de hacer política con y para todos. Para conseguir esto es imprescindible trabajar para terminar con la idea de «la política es una mierda» y transmitir valores positivos al respecto.

Es preciso asumir los principios de austeridad, transparencia y rigor ético. No todo vale. La obtención del máximo número de votos para obtener una mayor representación en el plano institucional no debe ser el único objetivo al que se supedite todo lo demás.  Aunque como instrumento político estará orientado a participar en las elecciones municipales, aunque sea una herramienta electoral, no debe estar hecha y orientada con el único fin de sacar votos. No se debe utilizar nunca el número de votos, no ya como el único sino ni siquiera, como el principal método de medir su eficacia política. Nunca se debe estar dispuesto a hacer cosas o dejarlas de hacer, a decirlas o callárselas, como medio para ganar votos. En definitiva, nunca se ha de estar dispuesto a pagar ningún precio para conseguir votos.

Es decir, hacer política no es acudir cada cuatro años a unas elecciones, y, si se consigue, ocupar un cargo sin cuestionar las reglas del actual marco de representación política. Lo principal es llevar al pueblo un concepto global de la política y sobre todo accesible y comprensible para toda la ciudadanía. Esto no es nuevo, sino que siempre ha sido una labor histórica fundamental de los sectores más honestos, conscientes, y transformadores.

Es preciso también asegurar un ingreso suficiente para todos. Sin seguridad económica no hay democracia política; aquellas personas que no disponen de unos ingresos económicos que asegure una vida digna están imposibilitados de expresarse con libertad.  Por tanto, un ingreso básico para todos, bien sea por la posibilidad de acceder a un empleo digno, ya sea a través de rentas provenientes del estado, son imprescindibles para alcanzar la democracia plena. Para ello la intervención estatal en la economía será fundamental, tomando protagonismo en la creación de empleo y el fomento de la actividad productiva.

Con la actual crisis del sistema capitalista, el libre mercado y la primacía de la iniciativa privada dejan de ser cuestiones indiscutibles. La actividad municipal y el sector público deben convertirse en elementos dominantes. Hay que defender la propiedad y dirección pública de los medios de producción, pues como dice Sampedro esa «es la verdadera democracia».

Este partido político (y el movimiento político-social en su conjunto) debe ser capaz de ofrecer una visión moral bien articulada, en la que sean los valores y no los meros intereses los que determinen su orientación política. Lo que une a la gente que se considera de izquierda son los valores. Para poder ejercer de contrapeso a la derecha local en el poder es preciso saber expresar los valores de la izquierda con firmeza y claridad.

Debemos asumir una visión moral propia de las clases populares y trabajadoras del medio rural andaluz, caracterizado por los siguientes elementos: uno, la unión, la cooperación, el apoyo mutuo y la relevancia de la comunidad ante la individualidad; dos, el cumplir, la responsabilidad y el compromiso con uno mismo y con los demás; y tres, la lucha por la justicia social y la dignidad ante las desigualdades sociales propias de nuestra tierra. En este sentido, frente a la autoridad y la disciplina, la apuesta de la izquierda debiera ser la unión y la cooperación: comprender y apoyar a los demás, tener confianza en los demás, con los que se debe cooperar. Frente al concepto del amor vacío de la derecha, contraponer el de la responsabilidad ética, la honestidad y la austeridad. Frente al individualismo y liderazgo autoritario, a la autoridad suprema, contraponer formas colectivas de ejercer el liderzazo o proponer un tipo de líder colaborador y dialogante que ejerce labores de coordinador de un equipo de personas más amplia que coopera para alcanzar un fin común del que todos son igualmente responsables. Frente a la jerarquía vertical (militar) contraponer las relaciones horizontales democráticas. Frente a la caridad, al reparto del sueldo del alcalde entre los necesitados, contraponer la lucha por la justicia social. La política de izquierda debe centrarse en la protección de los de «abajo», de las clases populares. Frente a la vacía preocupación por nuestros hijos, asumir la responsabilidad de dejarles un medio ambiente sano y asumir la oferta de empleo digno e ingresos mínimos como algo propio del Estado. Frente a la disciplina y temor al castigo (pérdida de sueldo, caerle mal al líder…) contraponer el compromiso ético e individual de cada cual, la idea de que «hay que cumplir con el pueblo, en el trabajo y con los compañeros». Frente al clientelismo y la desigualdad, igualdad de oportunidades para todos y todas (nos hayan votado o no, sean o no de los nuestros). Frente a una cultura del festejo y la apropiación partidista de religión, una cultura que haga más sabia a las personas. Y frente al culto al ejército encargado de velar por la unidad de la patria, desarrollar una política que tenga como referencia el diálogo, la tolerancia y el conocimiento de los valores propios del medio rural andaluz.

De estos valores se pueden deducir aspectos políticos generales que pueden ser útiles para conformar un programa político. Algunos de estos temas a impulsar deben ser los siguientes:

  • Ejercicio del poder.
  • Democracia es participar, participar es decidir. Democracia directa y fomento del asociacionismo y la participación ciudadana.
  • Poner entre las prioridades esenciales la igualdad de trato, la lucha contra el clientelismo y el enchufismo.
  • La responsabilidad pública en la rendición de cuentas.
  • La cooperación con el resto de administraciones.
  • Asunción de valores como el asamblearismo, la negación de las jerarquías (antimilitarismo), la oposición al actual sistema penitenciario o la protección de los derechos humanos.
  • La austeridad como principio esencial. Es necesario rebajar los sueldos y privilegios de la actual clase política.
  • Socioeconomía.
  • Intervención de la administración pública en la economía con el objetivo de la creación de un empleo de calidad.
  • Impulso de cooperativas, creación de empresas municipales, asunción de la oferta de servicios (no privatización), etc.
  • Defensa de la tierra. Regulación y control sobre el urbanismo y defensa del territorio frente la especulación.
  • La conservación del medio debe ser un pilar esencial, con la Sierra de Montegil y el río Guadaíra como elementos de conservación prioritarios.
  • Un urbanismo al servicio del derecho a la vivienda que subordine los intereses de los promotores y constructores.
  • Derechos sociales.
  • Transformación social. La vivienda asequible y la afirmación de las políticas sociales.
  • Reivindicación para Morón y su comarca de unos servicios sanitarios iguales al del resto de Andaluces.
  • Implantación de los servicios de dependencia donde el ciudadano sea el referente y donde la iniciativa pública prevalezca sobre la privada.
  • Creación de un servicio específico que analice y trabaje por el suministro de un ingreso básico para cada ciudadano de Morón.
  • Cultura.
  • Relevancia de la cultura. La cultura como eje vertebrador de la cohesión social y el crecimiento humano colectivo.
  • Impulso y promoción del asociacionismo cultural moronero y autogestión de la oferta cultural local.
  • Asumir nuestra realidad territorial y cultural (Morón y medio rural andaluz) como contexto en el que se plantean nuestras alternativas culturales, desde una perspectiva de localismo crítico, solidario y transformador.
  • Mejora de la oferta educativa local.
  • Aspirar a que la actividad deportiva sea totalmente gratuita.

Para terminar me gustaría resaltar algunos de los elementos fundamentales que se han expuesto. En este texto se propone crear una forma de organización política a medio camino entre el partido político —porque concurre en las elecciones y participa de las instituciones municipales— y el movimiento social —por las dinámicas participativas y porosas en la estructura y los procesos de toma de decisiones internos—. Se podría describir como un espacio asambleario de trabajo político, social y cultural en y desde Morón de la Frontera o más corto aún, un espacio municipalista asambleario.

Es imprescindible crear una cultura de la asamblea, donde la tolerancia, el respeto por las ideas de los demás y el convencimiento de que la inteligencia colectiva es superior a la individual sean las máximas a seguir.

Por otro lado, debemos ser generosos, leales y modestos. Es preciso convencerse de que el partido político es sólo un instrumento de los muchos necesarios para transformar la sociedad en el camino de la justicia social. Por ello, la generosidad y la lealtad con las demás organizaciones afines es algo muy saludable e inteligente si se tiene una mínima altura de miras. Ocurra lo que ocurra, la modestia debe ser un principio básico en el modo de actuar.

Debemos poner encima de la mesa y defender nuestros valores y no girar nunca a la derecha. Los conservadores locales no han girado nunca al centro o a la izquierda, no condenan la dictadura de Franco, no esconden la ayuda a los mayores empresarios locales, etc. y sin embargo han obtenido más de siete mil votos. Cualquier duda o desviación provoca que la gente de izquierda pierda seguridad sobre sus propios valores y, además, se favorece a los conservadores pues se continúa activando su modelo entre la gente indecisa. Por tanto, ni un paso atrás, ni para coger rebugía.

Por último, tener claro que aspiramos a la auténtica Democracia, es decir, a conseguir que el poder esté en el pueblo. Para ello es preciso alcanzar la democracia económica, hacer que la riqueza que entre todos se genera a todos llegue. En una auténtica democracia nadie debe sufrir la inseguridad ciudadana de no poder satisfacer sus necesidades básicas.

Alcanzar el éxito o el fracaso, ganar o perder, depende de los objetivos que te marques y de lo que se está dispuesto a perder en el intento. Desde el punto de vista del que suscribe siempre será una victoria obtener el número de votos que sea (por muy pocos que parezcan), si se defienden los valores, formas y líneas programáticas expuestas. Aspirar a crear una sociedad civil politizada, concienciada y una economía al servicio de la mayoría requiere de algo más que alcanzar la alcaldía; como dijo en su día Cristóbal (el del Kiosco La Carrera), «Morón no necesita un alcalde, Morón necesita un pueblo». Pues bien, ese objetivo es tan difícil que siempre perderemos, o mejor dicho, siempre estaremos camino del éxito, siempre tendremos metas que superar. Es decir, esa es nuestra utopía, nuestro impulso para caminar, para soñar. Y es que de eso se trata, de soñar con trabajar de forma colectiva para alcanzar un pueblo mejor en el que vivir y morir. Pero para ello debemos crear los instrumentos, uno de los cuales (no el único ni el principal) es el partido político.

[1] Algunos documentos y análisis consultados:

– «No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político», de George Lakoff. Editorial Complutense, 2007.

– “El Periscopio”. Pedro Luis Vázquez García, 2008.

– «Izquierda Unida: Fin de ciclo… sin salida por la izquierda.» Jaime Pastor. Viento Sur, nº 97, 2008.

– “Breve historia y lecciones de la Unidad Popular”. Antonio Torres. Rebelión, 2008.

– «Municipalismo de las / los iguales: encuentro entre el modelo de sociedad y la forma de gobierno». José Iglesias Fernández.

– Entrevista a José Luis Sampedro. Diario Público.

[2] Debería tenerse en cuenta casos en los que las asambleas no solo se componen de los militantes afiliados, sino de compromisos individuales y colectivos con el proyecto, mecanismo que permite una más amplia participación. Sobre todo de aquellas personas que pueden constituir el espesor del liderazgo, que son las personas implicadas en asociaciones y entidades de la sociedad civil organizada.

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La práctica cooperativa de Marinaleda como ejemplo a seguir

Marinaleda, como conjuntos de prácticas políticas, económicas y sociales, es para mucha gente un ejemplo. Cualquier práctica humana tiene sus problemas, sus déficits, su fallos. No obstante, y a pesar de las críticas posibles y necesarias, Marinaleda es un ejemplo para tanta gente que se convierte en un problema para el poder.

Ser un ejemplo es una fortaleza, pero también supone ser diana de aquellos grupos que desean que todo continúe como está; que actúan con un único fin: el mantenimiento de sus privilegios (aunque suponga mantener a Andalucía a la cabeza de la desigualdad, de la precariedad o de la pobreza).

La Junta de Andalucía siempre ha obedecido a esos grupos privilegiados. En Andalucía, hasta hace pocos meses, nunca había gobernado el “partido de la derecha”. Para eso ha estado el PSOE andaluz. Este partido vendió las tierras públicas existentes en Andalucía. Bueno, no toda. El Humoso, la finca en manos de la gente de Marinaleda aún no ha sido vendida. Los que la llevan trabajando desde que se la arrancaran al Duque del Infantado hace más de dos décadas no quieren comprarla. Y si no tienen más remedio, lo quieren hacer sin que pase a ser propiedad privada de nada ni de nadie (mediante una fundación).

Esa rebeldía, negar que la tierra sea una mercancía, generar riqueza sin explotación, hace que desde diferentes sectores se presione y dificulte la marcha de la Cooperativa de Marinaleda (aunque formalmente son varias, la realidad es que se gestiona como una única cooperativa). Unas veces Antena 3, otras ABC, los medios actúan como portavoces de las oligarquías que no permiten el ejemplo de Marinaleda. No les importa los miles de jornales, los cientos de puestos de trabajo. Sólo les importa el (mal) ejemplo que están dando: ser un pueblo capaz de mejorar su economía sin la necesidad de las clases explotadoras y privilegiadas; sin considerar a la naturaleza y a las personas como mercancías.

Por eso, ahora más que nunca, Andalucía entera como Marinaleda. Por eso, ahora más que nunca, debemos apoyar a esta gente que desde su esfuerzo, rebeldía y dignidad, impide que toda la tierra de cultivo de Andalulcía sea privada y al servicio de las clases ociosas de siempre. La Cooperativa de Marinaleda nos muestra la posibilidad real de la gestión de la tierra y la economía al servicio de las personas.

Artículo publicado en Portal de Andalucía, https://portaldeandalucia.org/opinion/marinaleda/?fbclid=IwAR2n5AOU4j1d2MW00-BOOtQQdBAIeRHw3B5E74piZSbmTQZhAHh56pZhGfY