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Perspectivas económicas y la vacuna capitalista

“Resumen- tuneado” del artículo de Michael Roberts: “Covid 19: negras perspectivas económicas y la vacuna https://www.sinpermiso.info/textos/covid-19-negras-perspectivas-economicas-y-la-vacuna?fbclid=IwAR3oFVNcOXDZYarMeNxfuVHkMY-3sM7rJniawvr0J5tOy_MkqBn0a8TYAAE

En el hemisferio norte

A medida que el hemisferio norte entra en su invierno se está produciendo un aumento vertiginoso de las infecciones por COVID-19. La tasa de mortalidad por estas nuevas infecciones puede ser más baja que en la primera ola de marzo a abril pasado, pero las hospitalizaciones están alcanzando nuevos picos en Europa y EEUU. La situación sanitaria es grave, ya que la capacidad hospitalaria ya era baja en muchos países después de las privatizaciones, los recortes del gasto del sector público y la subcontratación de servicios de salud llevada a cabo por la mayoría de los gobiernos capitalistas avanzados durante los últimos 30 años antes de la pandemia. El indicador de número de camas de hospital por cada 1.000 habitantes explica en gran medida el tipo de «confinamientos» prolongados y severos de estos países en la primera ola. Los países con tasas de mortalidad relativamente bajas en la primera ola de COVID también fueron los que tenían mucha capacidad de camas de hospital: Japón, Corea y Alemania.

En esta nueva «ola invernal» está obligando a muchos gobiernos de Europa y en EEUU a nuevos confinamientos de diversa gravedad. Al mismo tiempo, la gente se queda en casa, no viaja, ni compra, y tele-trabaja, no va a cafés, restaurantes, etc. Esta combinación de confinamientos y de autoaislamiento ha frenado la recuperación de la actividad económica que se inició en el verano. La actividad económica, medida por las tendencias de movilidad y gasto, está retrocediendo en las principales economías del hemisferio norte. Es probable que la crisis del Covid empeore antes de mejorar. Las tasas diarias de infección, hospitalización y pruebas positivas apuntan en esa dirección. Las historias sobre la vacunación no proporcionarán ningún paliativo en los próximos seis meses.

Las esperanzas de una mayor recuperación económica en el último trimestre de este año y en 2021 se están desvaneciendo. La Comisión Europea ha reducido su pronóstico del PIB de la zona euro para 2021 a + 4,2% desde + 6,1%. Por lo tanto, no habrá recuperación en forma de V para Europa a medida que aumenta la ola pandémica. En un mensaje similar para EEUU, Oxford Economics reconoce que la «recuperación» se está estancando e, incluso con una vacuna, no hay perspectivas de que la economía estadounidense vuelva a la senda del PIB anterior al virus (débil como ya era) en un futuro previsible.

La situación dejará cicatrices permanentes en el «mercado laboral», es decir, en los medios de vida de las personas. La esperanza de un regreso al empleo de millones de personas ha comenzado a desvanecerse. El número de desempleados subestima el problema, ya que millones de personas han dejado de ofrecerse en el mercado laboral y pasan a no ser contabilizadas. A medida que pase el tiempo, las mejoras en el mercado laboral se harán más difíciles. 

Un factor que ha mantenido a algunos a flote durante los despidos ha sido el aumento relativo de los ingresos reales de los hogares en los dos años anteriores a la pandemia en 2020. También hubo un aumento en los niveles salariales a partir de los mínimos posteriores a la Gran Recesión, y en los dos años anteriores a la pandemia de 2020, que benefició más al cuartil peor pagado, aunque con aumentos salariales todavía muy por debajo del período anterior a la Gran Recesión. Pero la pandemia ha puesto fin a esa recuperación relativa de los ingresos reales, especialmente para los peor pagados. Es el empleo de bajos salarios en servicios e industrias clave el que está sufriendo el mayor impacto, ya que las personas con empleos como técnicos y profesionales mejor pagados pueden quedarse en casa y trabajar y han sufrido menos pérdidas de empleo.

Con la oferta de las economías retrocediendo a medida que nos adentramos en el invierno y en 2021, la demanda de productos básicos aún fuerte y algo de ‘demanda efectiva’, ya que algunas personas agotan sus ahorros y otras continúan trabajando, también hay muchas posibilidades de que los muy bajos niveles de inflación de 2020 vuelvan a subir en 2021.

Por lo tanto, en 2021 el crecimiento de los salarios se desacelerará, se mantendrá un alto desempleo y la inflación se recuperará. Es un triple golpe para el nivel de vida de la familia promedio en Europa y EEUU.

En las economías del sur global

Además, las llamadas ‘economías en desarrollo’ del llamado Sur Global se han visto aún más afectadas por la pandemia de COVID-19. Los países de América Latina lideran las tasas de mortalidad por COVID debido a sus sistemas de salud privatizados, y a que millones de personas con trabajo ocasional se han visto obligadas a ir a trabajar, si pueden, para sobrevivir. Solo una población relativamente más joven y más dispersa geográficamente (como en India, Sudáfrica, etc.) ha mantenido bajas las tasas de mortalidad.

No hay escapatoria económica. Las economías del sur global han sido aplastadas por la pandemia de COVID cuando el comercio internacional se congeló (-10%) y la actividad económica nacional colapsó. Por primera vez en los registros, las llamadas economías emergentes sumadas sufrirán una contracción del PIB real, y ese promedio incluye al gigante chino, cuyo éxito a la hora de lidiar con el COVID ha significado que China es uno de los pocos países que crecerá en 2020 (aunque solo sea aproximadamente un 1,5%). Las más afectadas han sido las economías capitalistas emergentes, supuestamente dinámicas, como India (-10%), Brasil (-6%), México (-9%), Sudáfrica (-9%).

Inevitablemente, esto está dando lugar a incumplimientos por parte de varios gobiernos nacionales de las deudas contraídas con los acreedores del sector privado. Y esto a pesar de las afirmaciones del FMI y el Banco Mundial de que salvarían a esos países de la carga de pagar el servicio de su deuda durante la pandemia. El desastre de deuda ya está aquí, no es una hipótesis.

Los tenedores de bonos del sector privado exigen sus pagos y hay poca ayuda de las agencias internacionales. “Es impensable que en una pandemia mundial, los países más pobres del mundo tengan que elegir entre hacer los pagos del servicio de la deuda o mantener sus economías a flote”, señala Gayle Smith, presidenta de One Campaign against Poverty. Es impensable, pero está sucediendo. Este desastre revertirá los pocos avances logrados en la reducción de la pobreza mundial, con cerca de 4 mil millones de personas viviendo con menos de 5 dólares al día (un umbral de pobreza más realista que el del Banco Mundial).

En este sentido, UNICEF calcula que aproximadamente 150 millones de niños más viven en pobreza multidimensional, sin acceso a servicios esenciales, debido a la pandemia del COVID-19. Alrededor del 45% carecían gravemente de al menos una de esas necesidades críticas antes de la pandemia del coronavirus. Según un  estudio que abarcó 118 países de ingresos bajos y medios realizado por la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, podrían producirse 1,2 millones de muertes adicionales de menores de cinco años en solo seis meses. Hasta 132 millones de personas pueden pasar hambre en 2020, de los cuales 36 millones son niños. Y 370 millones de niños pueden perder las nutritivas comidas escolares. La pesadilla del capitalismo global que ya sufren miles de millones en los ‘países en desarrollo’ se intensificará en los próximos años.

Los desafíos y las cicatrices

En teoría, sobre la base del desarrollo de cinco a seis vacunas con éxito para mediados de 2021, la inmunidad colectiva en la mayoría de los países ricos y de ingresos medios podría lograrse mediante la producción de mil millones de dosis de cada vacuna anualmente. Esto podría ser posible en 12 o 18 meses. Todas las vacunas ‘pioneras’ se darán a conocer o se rechazarán en junio de 2021. Si tienen éxito, aumentar la producción a mil millones de unidades por vacuna podría llevar otros 6-12 meses.

Otros desafíos importantes son los siguientes: preservar la pureza y eficacia del producto al pasar del laboratorio a la producción en masa; la distribución y transporte de larga duración y congelación; la disposición de las personas a vacunarse; la eficacia de cada vacuna y, por supuesto, también está la cuestión de cuánto tiempo es eficaz. Las indicaciones actuales para la mayoría de las vacunas pioneras en desarrollo es que duren de uno a dos años. Y aquí está el gran problema. El COVID-19 surgió, como otros patógenos nuevos para los cuales los seres humanos no tenían inmunidad desde su transferencia de animales salvajes en partes remotas del mundo a animales que se ‘crían industrialmente’ y los mercados de alimentos para humanos. Todavía hay muchos otros patógenos por ahí, sin que se haga nada para detener el mecanismo de transferencia, porque no se está haciendo nada para frenar o detener las exploraciones de combustibles fósiles, la tala, la deforestación para plantaciones y ganado, todo en la búsqueda de más ganancias para la agricultura y las industrias de energía. Además, igualmente preocupante es que parece que estos virus pueden mutar a medida que los humanos infectan a los animales en un círculo vicioso, lo que llevaría a más infecciones en humanos contra las que las vacunas actuales no pueden ser efectivas.

Por lo tanto, a medida que nos acercamos a 2021, la tasa de infección pandémica no muestra signos de detenerse o incluso disminuir. Los hospitales del hemisferio norte están bajo presión y la actividad económica está retrocediendo. Los niveles de empleo siguen siendo bajos y los ingresos reales están destinados a caer, especialmente para la gente peor pagada a medida que desaparecen empleo y aumenta la inflación. Para miles de millones de personas en el «sur global» se hará realidad el espectro de la pobreza, la enfermedad y la explotación. Las cicatrices serán a largo plazo.

 La vacuna y el dinero público para las farmacéuticas

En el desarrollo de las vacunas para el Covid-19 cabe destacar que gran parte de las pruebas se están realizando en países pobres donde «la vida es barata». Además, gran parte de la ciencia original fue realizada por institutos financiados con fondos públicos, pero son los gobiernos los que pagarán millones por los precios exorbitantes que cobran las grandes farmacéuticas por las vacunas.

Antes de que la pandemia de COVID-19 se extendiera por el mundo, las grandes compañías farmacéuticas invertían poco en vacunas para enfermedades y virus globales. Simplemente no era rentable. Los medicamentos para el corazón, los tranquilizantes adictivos y los tratamientos para la impotencia masculina eran el grueso de sus ganancias, no el tratamiento de las infecciones hospitalarias, las nuevas enfermedades y los asesinos tropicales tradicionales. Una vacuna universal contra la gripe ha sido una posibilidad durante décadas, pero nunca se consideró lo suficientemente rentable como para ser una prioridad. Todos los años nos ponen vacunas que son solo un 50% eficientes.

Pero la pandemia de COVID-19 ha cambiado la actitud de las grandes farmacéuticas. Ahora se pueden ganar miles de millones vendiendo vacunas eficaces a los gobiernos y los sistemas sanitarios. Y en la mitad de tiempo ha surgido un lote de vacunas aparentemente efectivas con todas las perspectivas de que estén disponibles para las personas dentro de los próximos tres a seis meses, algo sin precedentes.

¿Cómo ha sido posible tan rápido? No fue gracias a que las grandes farmacéuticas lograran la solución mediante su investigación científica. Para crear las fórmulas de la vacuna dependen de algunos entregados científicos que trabajan en universidades e institutos gubernamentales. Y fue posible porque el gobierno chino proporcionó rápidamente las secuencias de ADN necesarias para analizar el virus. En resumen, fueron el dinero y los fondos públicos los que proporcionaron la solución médica.

Pero son las grandes farmacéuticas las que desarrollan la vacuna a partir del trabajo científico de los institutos públicos. Son ellas las que toman las decisiones. Las compañías farmacéuticas realizan los ensayos clínicos globales, luego producen y comercializan el resultado. Y venden las vacunas a los gobiernos con enormes ganancias. Así es como se hacían las cosas antes de la pandemia y también ahora. Todavía se sabe muy poco sobre los términos de los contratos de vacuna para el COVID-19 que los gobiernos de la UE han firmado con grupos farmacéuticos como AstraZeneca, Pfizer-BioNTech, Sanofi-GlaxoSmithKline y CureVac. Pero una vez que se elimine el secreto, lo que veremos es una privatización masiva de miles de millones de fondos gubernamentales.

Es probable que las vacunas contra el coronavirus valgan miles de millones para la industria farmacéutica si resultan seguras y eficaces. Se necesitarían hasta 14 mil millones de vacunas para inmunizar a todos en el mundo contra el COVID-19. Si, como anticipan muchos científicos, disminuye la inmunidad producida por la vacuna, se podrían vender miles de millones de dosis más como dosis de refuerzo en los próximos años. Y los laboratorios de tecnología y producción mantenidos con la ayuda de toda esta generosidad gubernamental podrían dar lugar a otras vacunas y medicamentos rentables.

Así que, aunque gran parte del trabajo pionero sobre las vacunas se ha llevado a cabo con dinero público, los fabricantes de medicamentos de propiedad privada obtendrán grandes ganancias, mientras que los gobiernos pagan por las vacunas que ayudaron a financiar.

La lección de la respuesta a la vacuna contra el coronavirus es que unos pocos miles de millones al año gastados en investigación básica adicional podrían evitar mil veces más pérdidas en muertes, enfermedades y destrucción económica.

¿Qué mejor lección podemos aprender de la experiencia de la vacuna para el COVID que las compañías farmacéuticas multinacionales deben ser de propiedad pública para que la investigación y el desarrollo puedan dirigirse a satisfacer las necesidades médicas y de salud de las personas y no los beneficios de estas compañías? Y además, las vacunas necesarias pueden llegar a miles de millones de personas en los países y sectores más pobres en lugar de solo a aquellos países y personas que pueden pagar los precios establecidos por estas empresas. “Esta es una vacuna del pueblo”, señaló Peter Maybarduk, director del programa de Acceso a los Medicamentos de Public Citizen, criticando a las empresas. “Los científicos federales ayudaron a inventarlo y los contribuyentes están financiando su desarrollo… Debería pertenecer a la humanidad».

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Entrevista de JD Vidal Gallardo (II)

La segunda parte de la entrevista de JD Vidal es larga. Espero que no pesada.

Hablamos sobre ideas que exponía en «La crisis económica. Instrumento de los que más tienen» (2012. Ed. Baladre y Zambra); de José Luis Sampedro; del actual capitalismo; de la renta básica de verdad y de las de mentira; de partidos asamblearios; de las actuales no-democracias.

Le agradezco mucho a Juan Diego el enorme trabajo que ha realizado. Y lo mucho que ha leído y documentado.

La foto es en Zaragoza, en unas jornadas de la Red de Economía Social y Solidaria de Aragón. En primer plano el Maestro José Iglesias Fernández, impulsor de la Renta Básica y mucho más. Un Maestro de economía pero, sobre todo, de Vida. Beber vino con él ha sido uno de los mayores privilegios de mi vida.

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Entrevista de JD Vidal Gallardo (I)

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Otra izquierda, andaluza

Versión publicada en Portal de Andalucía

Hace más de una década, entre 2008 y 2009, bastante gente de Morón de la Frontera terminamos decidiendo que no podíamos hacer política en Izquierda Unida. Equivocados o no, seguimos adelante y dio sus frutos. Ni con ellos, ni atendiendo a sus críticas y ataques, creamos a la Asamblea Moronera Alternativa (AMA-Morón). Mirando adelante, sin atender a los codazos de jefes sin legitimidad, construimos una herramienta para la gente.

Hay mucha gente buena y válida en IU, en Unidas Podemos. Muchísima. Personas militantes dignas de respeto y admiración. Lo cual no quita que piense que hoy, en Andalucía, es preciso dejar a esas organizaciones al margen. Tal y como hicimos en Morón. En Andalucía podemos asistir, en este otoño de tantas cosas, al momento de catarsis en el que un gran número de personas sea consciente de la necesidad de avanzar políticamente  desde abajo, desde los pueblos y barrios, lo más alejado de Madrid y sus servidores en Sevilla.

El misterio de Oteiza

Es hora de ser capaz de crear un movimiento sociopolítico amplio de izquierda andaluza. Algunos ingredientes que serán necesarios en mi opinión: la unión, el cumplir y el reparto, además de generosidad, egos lo justitos (o menos) y mucha inteligencia.

Dice Jorge Oteiza, mucho más que un escultor vasco: “el misterio es lo que escapa a la sabiduría, pero bien se comprende que depende de ella.” Dice la voz popular, “lo fácil no tiene misterio”. Vivimos días de misterios, de transformaciones tan difíciles como necesarias, de mentiras complejas. Para transformar hay que conocer, y, ambos pasos, o se hacen en común, colectivamente, o no se darán.

Necesitamos algo más que sabiduría, pero siempre dependiendo de ella; en continua fuga de la ignorancia, tan valorada, impulsada y usada por el poder para seguir siendo poderoso. En fin, alcanzar la sabiduría suficiente para saber que sólo con sabiduría no basta. Requerimos misterios que desentrañar, mentiras que desvelar, sueños que alcanzar; que la realidad no nos impida nunca soñar; que no confundamos el embuste con el misterio, lo fácil con lo justo y necesario. Necesitamos otra izquierda, andaluza.

Aunque diga Blas Infante

Dice la maestra Silvia Federici: «El horizonte que nos propone el actual discurso y política de los comunes no consiste en la promesa de un retorno imposible al pasado, sino en la posibilidad de recuperar el poder de decidir colectivamente nuestro destino en esta tierra». Yo, como andaluz, no quiero en tantas y tantas cosas “volver a ser lo que fuimos”, como dice el himno de Blas Infante. El de Juan Carlos Aragón (pasodoble «Aunque diga Blas Infante«) ante eso dice: “los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, lo que fuimos antiguamente pobrecitos y vasallos, siervos de terratenientes y de chulos a caballo.” En fin, por ahí no.

Para mí, esa otra izquierda, andaluza, debe dar contenido a ese “recuperar el poder de decidir colectivamente nuestro destino”. Igual no es apropiado el verbo recuperar, sino asumir. Igual no se trata de volver a ser lo que fuimos, sino de avanzar hacia una sociedad comunal; donde lo colectivo sea principio de vida; donde se multipliquen la creación de formas inapropiables de medios de producción, limitando el trabajo asalariado (del que fuimos pioneros), produciendo para el uso de nuestras necesidades y no para aumentar las riquezas de unos miserables. Una sociedad que, igual aquí sí tenía razón Blas Infante, vuelva a generar esas personas «de luz» que den alma a las demás para buscar sueños y desvelar misterios. Es momento de poner en común a todas esas personas que hoy también existen y que ante el embuste y el robo continúan en la infinita lucha por la justicia.

Eso para mí es el nuevo soberanismo al que debe aspirar otra izquierda, andaluza. Igual soberanismo es sinónimo de “autonomía”, esta última pensada en los términos de transformación de la gente luchadora de la década de 1970, y no de sumisión de la posterior socio-lista y sus colaboradores necesarios. Sí, igual estamos hablando de autonomía zapatista más que nacionalismo del siglo XIX. Igual hay que seguir desvelando misterios con nuevas pensamientos para viejas palabras.

Es el momento

Ese movimiento debería tener un ámbito o herramienta institucional que sólo sea un instrumento para el impulso de organizaciones laborales, sociales, económicas o culturales. Estas últimas son las que verdaderamente pueden generar la fuerza, proporcionar soluciones y ser capaces de impulsar autonomías-soberanías personales y colectivas en una sociedad dependiente, marginada y explotada desde hace siglos.

Es el momento. Necesitamos otra izquierda, andaluza, que luche por el objetivo básico de avanzar en la posibilidad de decidir colectivamente nuestro destino. Es decir, una izquierda democrática. Tan simple como complicado en el actual sistema político (español) y económico (capitalismo).

En fin, que ojalá se vaya de verdad y se ponga, de una vez por todas, las necesidades y vida de la gente por delante. Que se ponga alma y luz. Porque no hay España y Capitalismo eternos, ni cuerpos que los resistan.

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Entrevista en programa de radio: Nosotras las personas

En Radio Pimienta, Radio Social y Comunitaria del Norte de Tenerife.

http://audio.urcm.net/Nosotras-las-Personas-2020-11-17

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Otra izquierda, andaluza

La cuestión, casi siempre, no es si nos entendemos. La cuestión es si nos explicamos. En términos económicos, es una cuestión de oferta, del emisor, no de demanda, del receptor.

Voy a ver si me explico. Dice la maestra Federici: «El horizonte que nos propone el actual discurso y política de los comunes no consiste en la promesa de un retorno imposible al pasado, sino en la posibilidad de recuperar el poder de decidir colectivamente nuestro destino en esta tierra». Yo, como andaluz, no quiero «volver a ser lo que fuimos», como dice el himno de Blas Infante. El de Juan Carlos Aragón (pasodoble «Aunque diga Blas Infante») ante eso dice: «los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, lo que fuimos antiguamente pobrecitos y vasallos, siervos de terratenientes y de chulos a caballo.» En fin, que no.

Para mí, la izquierda andaluza debe dar contenido a ese «recuperar el poder de decidir colectivamente nuestro destino». Igual no es apropiado el verbo recuperar, sino asumir. Igual no se trata de volver a ser lo que fuimos, sino de avanzar hacia una sociedad comunal; donde lo colectivo se principio de vida; donde se multiple la creación de formas inapropiables de medios de producción, limitando el trabajo asalariado (del que fuimos pioneros), produciendo para el uso de nuestras necesidades y no para aumentar las riquezas de unos miserables.

Eso para mí es el nuevo soberanismo al que debe aspirar otra izquierda, andaluza. Igual soberanismo es sinónimo de «autonomía», esta última pensada en los términos de transformación de la gente luchadora de la década de 1970, y no de sumisión de la posterior socio-lista y sus colaboradores necesarios.

Es el momento. Necesitamos otra izquierda, andaluza, que luche por el objetivo básico de avanzar en la posibilidad de decidir colectivamente nuestro destino. Es decir, una izquierda democrática. Tan simple como complicado en el actual sistema político (español) y económico (capitalismo).

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El último

Alberto Garzón, miembro del Partido Comunista de España, de Izquierda Unida, de Unidos Podemos, del Gobierno de España y de otras cosas más ha sido el último. Sí, el último en justificar cualquier cosa por el empleo.

El último de una larga lista. Una lista que se ampliará con otros izquierdistas, derechistas, centristas, que pasarán por alto que desde las bases de Morón y Rota se asisten a mantanzas de personas, de clase obrera.

Garzón es el último en dejar claro que hay violencias que no se condenan, incluso se justifican. Sí, las violencias que dan empleo, o, mejor dicho, las violencias que generan beneficios empresariales que requieren, a pesar de los gestores empresariales, de «recursos humanos». Esas violencias no se condenan, incluso se colabora con su continuidad por el supuesto bien de las clases dominadas. No es el primero, ni mucho menos, y habrá muchos más que obviarán las raíces del problema y se unirána a la mesa en la que comen los causantes.

Imagino que Garzón esperará un tiempo antes de poner la palabra internacionalismo en su boca. Quizás, olvide el cinismo que le otorga y permite sus cargos para no atacar en una temporada a quienes luchan por la autodeterminación de los pueblos alegando el internacionalismo obrero. Avalar el uso estadounidense de las bases de Rota y Morón es apoyar un internacionalismo de sangre, capital y fuego.

Aquí, en Andalucía, llevamos siglos oyendo a economistas y políticos (Garzón cumple las dos cualidades) decir que sobra mucha gente. En Andalucía, las tierras, la propiedad y el poder lleva mucho tiempo en muy pocas manos y el resto, el que no tiene más que su capacidad de trabajar para otro, de ser explotado, sobra. En términos económicos capitalistas, hay excedente de mano de obra y, por tanto, cualquier empleo debe ser protegido. Garzón, al proteger cualquier empleo, es el último en legitimar las circunstancias y factores que dan como resultado esa situación. Es el último en dejar de plantear el mal reparto, el latifundio, la dependencia y marginación de la economía andaluza como fuente de sufrimiento, emigración y vasallaje. Mirar donde debe para vivir como quiere.

Unos autodenominados «socialistas» concedieron la medalla al mérito al trabajo a una duquesa; otros que se hacen llamar «comunistas» terminan avalando el empleo que genera el ejército más sanguinario de la historia de la humanidad; y otros, o los mismos, apoyan la destrucción de nuestros ríos, nuestras sierras, nuestra tierra, por migajas que no terminarán con el desempleo, con la precariedad, con la emigración forzada. Ellos sí terminan con el socialismo, el comunismo y tantas y tantas buenas ideas y tradiciones que deberían servir para transformar nuestra tierra.

El empleo generado en nuestra tierra, las actividades que utilizan nuestros cuerpos para sus beneficios, han sido y son utilizadas en demasiadas ocasiones como herramienta de sumisión, chantaje y legitimación de las violencias. Unas directamente causadas por ejércitos de destrucción masiva con bases en nuestra tierra, otras causadas por la desigualdad y la injusticia. Militares y caciques, políticos y licenciados, todas figuras imprescindibles para nuestra secular situación de mierda.

En la legitimación de esta historia algunos tendrán trabajo giratorio garantizado, pocos; otros vergüenza perpetua, menos; y otros memoria para que nada ocurra en vano, menos aún. Pero alguno habrá. Por nuestros muertos.

Aportación del gran Gruñido GRRR

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Misterios

Dice Jorge Oteiza, mucho más que un escultor vasco, «el misterio es lo que escapa a la sabiduría, pero bien se comprende que depende de ella.» Dice la voz popular, «lo fácil no tiene misterio».

Vivimos días de misterios, de transformaciones tan difíciles como necesarias, de mentiras complejas. Para transformar hay que conocer, y, ambas pasos o se hacen en común, colectivamente, o no se darán.

Necesitamos algo más que sabiduría, pero siempre dependiendo de ella; en continua fuga de la ignorancia, tan valorada, impulsada y usada por el poder para seguir siendo poderoso. En fin, alcanzar la sabiduría suficiente para saber que sólo con sabiduría no basta.

Requerimos misterios que desentrañar, mentiras que desvelar, sueños que alcanzar; que la realidad no nos impida nunca soñar; que no confundamos el embuste con el misterio, lo fácil con lo justo y necesario.

Y que viva Oteiza y lo popular, osea, los misterios.

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Nuevo ciclo

Es verdad, para conocer siempre hay que recordar. En noviembre de 2013, hace por tanto siete años, me enviaron unas preguntas para participar en una encuesta-sondeo sobre la situación socioeconómica.

Estas fueron las preguntas y las respuestas que le di:

«¿Cómo definirías en un par de frases la situación actual del Estado español…?»

-En lo económico. «Si entendemos “lo económico” como crecimiento económico lo normal es que la situación no empeore. Puede que haya tasas de crecimiento positivas que hagan que se estabilice la situación macroeconómica, mientras que mejoren las tasas de beneficios empresariales gracias a la reducción de costes que ha supuesto las estrategias de devaluación interna. La desigualdad social se amplía por lo que el aumento de la demanda sólo vendrá de fuera, del comercio exterior.«

-En lo político. «Es interesante ver qué ocurre con la cuestión catalana. Por lo demás el régimen va a buscar la estabilidad pasando de una alternancia a dos (PP/PSOE, contando de vez en cuando con CiU y PNV) a un alternacia a cuatro (PP-UPyD/PSOE-IU). En Andalucía estamos viendo como IU (PCE) puede ser un instrumento muy útil para sostener el actual régimen político del Estado español.»  

-En la percepción social. «Tranquilidad y sumisión “aterradora”. En Andalucía estamos en una situación social brutal y apenas hay protesta. Por tanto, la percepción social es que “la cosa está mal”, “no sé cuándo va a mejorar”, “mejor no protestar” pues “no se puede morder la mano que te dá de comer” y de fondo vivimos en una sociedad profundamente conservadora. «

Poco después de dar esas oponiones nacería Podemos. Posteriomente UPyD dejó paso a Ciudadanos y un tiempo después nació VOX. En Andalucía, el municipalismo y un Podemos muy Anticapitalistas dejó bastante al margen al PCE-IU. Susana Díaz perdió unas elecciones en las que el PSOE dejó la Junta de Andalucía. Hoy, la supuesta derecha ocupa los sillones de la Junta, mientras un virus hace que el poder apueste, como siempre, por no dejar de pasar la oportunidad de obtener mayores beneficios de una crisis. Y en todo esto, PCE-IU-Unidas Podemos vuelven a la casilla de salida de hace siete años, con nueva gente y viejas estrategias.

Hoy, noviembre de 2020, «la desigualdad social se amplía«, «en Andalucía estamos viendo como IU (PCE) puede ser un instrumento muy útil para sostener el actual régimen político del Estado español», y, sí, sobre todo en Andalucía, hay una «tranquilidad y sumisión aterradora«.

A pesar de todo, nada es lo mismo. Hoy pienso que, una vez en las izquierdas institucionales el personal se ha quitado las caretas, las posibilidades de transformación en beneficio de las clases dominadas son mayores. El ciclo 15-M murió. Nace un nuevo ciclo.

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Izquierda andaluza

Desde hace muchos años, bastante gente de Morón de la Frontera decidimos que no podíamos hacer política con Izquierda Unida. Equivocados o no seguimos adelante y dio sus frutos. Ni con ellos ni atendiendo a sus críticas y ataques (algunos bastante sucios).

En Andalucía podemos asistir en este otoño de tantas cosas al momento en el que mucha gente sea consciente de la necesidad de avanzar desde abajo, desde los pueblos y barrios, lo más alejado de Madrid y sus servidores en Sevilla.

Hay mucha gente buena y válida en IU, como ahora en Unidas Podemos. Muchísima. Militantes dignos de respeto y admiración. Lo cual no quita que piense que es preciso dejar a esas organizaciones al margen. Tal y como hicimos en Morón.

Es hora de ser capaz de crear un movimiento sociopolítico amplio de izquierda andaluza. Algunos ingredientes que serán necesarios en mi opinión: la unión, el cumplir y el reparto, además de generosidad, mucha inteligencia y egos los justitos (o menos).

Ese movimiento debería tener un ámbito o herramienta institucional que sólo sea un instrumento para el impulso de organizaciones laborales, sociales, económicas o culturales. Estas últimas son las que verdaderamente pueden generar la fuerza, proporcionar soluciones y ser capaz de impulsar autonomías-soberanías personales y colectivas en una sociedad dependiente, marginada y explotada desde hace siglos.

Ojalá se vaya de verdad y se ponga, de una vez por todas, las necesidades y vida de la gente por delante.