La crisis sanitaria actual va a aumentar la desigualdad social, la inequidad impulsada por cualquier economía capitalista.
Svenn-Erik Mamelund, de la Universidad Metropolitana de Oslo. “Los pobres siempre han sido más golpeados en términos médicos (hospitalizaciones y muertes) y económicos: también son los que terminan empobreciéndose más.
La enfermedad, según Joseph Stiglitz, “golpea a la parte baja de la escala socioeconómica, que pierden sus trabajos de manera desproporcionada [respecto a la media]. Se llevan lo peor”.
James K. Galbraith. “Destrozará a los deudores, inquilinos y a quienes tienen créditos que no pueden devolver por la merma de sus ingresos.”
El género es una variable clave en el análisis: la Unesco calcula que 1.500 millones de niños en todo el mundo no están yendo estos días a las aulas, con el consecuente efecto sobre las familias, que deben cuidarles en las horas en las que deberían estar en la escuela, “y dadas las normas de género existentes y teniendo en cuenta la histórica distribución de tareas en los hogares, podemos asumir sin riesgo de error que esa carga adicional está recayendo desproporcionadamente más en las mujeres”, profundiza Olga Shurchkov.
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Por otro lado, es desastroso pretender salir de la crisis produciendo como hasta ahora y creciendo materialmente todavía más, porque empeoraríamos la crisis climática y energética y en pocos años se multiplicarían y se sobrepondrían las catástrofes ecológicas. Por tanto, más que mayor acumulación, lo que es necesario es aumentar el reparto.
La implantación de la renta mínima vital va en la buena dirección, pero es insuficiente. Con un coste estimado en 3.000 millones, el IMV será insuficiente para cubrir a los más de cuatro millones de personas que se encuentran en situación de pobreza severa, no digamos las que se encuentran en situación de pobreza. Intermón ha calculado que con 6.000 millones al año, la sexta parte de lo que costó rescatar a la banca, se lograría el objetivo de acabar al menos, y casi por completo, con la pobreza severa en España.
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Es preciso dar pasos más allá de luchar por más gasto social o parar nuevos recortes. En este sentido, para un reparto más justo de la riqueza producida dentro de la economía capitalista son útiles dos tipos de políticas, a saber:
a) Políticas redistributivas: implantar una reforma fiscal que aumente considerablemente la progresividad de los impuestos (bajada de los impuestos indirectos y subida de los directos, sobre todo a grandes empresas y rentas altas).
b) Políticas predistributivas: promover la Economía Social y Solidaria para modelar los mercados de productos, de trabajo y financiero.
Reformas fiscales progresivas e impulso de un nuevo modelo productivo basado en la Economía social con vocación transformadora. Dos medidas para otra economía. Otra economía que serviría, desde una mayor equidad, avanzar en términos democráticos.