«El trabajo de los pobres es la mina de los ricos», dijo John Bellers.
La cuestión es que la especulación financiera, la robotización, los avances tecnológicos en favor del capital (perdón por la obviedad, si no fueran así serían frenados) están provocando en lugares como el nuestro que los ricos tengan otras «minas». En ese momento, aparece la frase de lo peor no es ser explotado, sino que no te quieran explotar.
Y a pesar de todo lo anterior perseguimos el «trabajo garantizado», el «pleno empleo», la «máxima ocupación».
El problema comenzó cuando en vez de pedir renta empezamos a pedir trabajo (asalariado).
Las minas de los ricos minaban nuestro futuro. Su ideología se convirtió en la nuestra y, desde entonces, tenemos el objetivo conjunto del pleno empleo.
¡Viva el trabajo, vivan las caenas!
Categorías