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Gira el cuello y «pogresa»

En pueblos como el mío, más que neoliberalismo ha habido, y hay, neocaciquismo (la idea no es mía, es muy buena, es de José Manuel Naredo y lo dice para otros muchos sitios).
Dueños de empresas industriales que generan obreros militantes de Ciudadanos (como tener las ideas de la Falange pero en moderno, y guapo y guapa, claro).
Dueños de inmobiliarias que no han tenido nada que ver con concejales de urbanismo, en la vida.
Técnicos que ayudan a otros técnicos. Siempre donde hay que estar, ayuda al que te puede ayudar. Comunismo católico.
Condes que pegan pelotazos urbanísticos que duran más de una burbuja inmobiliaria (apuesto que va a durar incluso tres).
Personas que no se venden y que las tratan como vendidas (¡viva el AMA!).
Y todo va bien. Como debe ir. Pogresando. Sí, pogresando (en el bar hasta los errores gramaticales indican más que lo bien dicho).
El progreso es otra cosa, y aquí no está.
Aquí no ha habido corrupción, no hay desempleo, ni pobreza, ni emigración. Nadie ha sido, nadie lo ha estudiado, nadie, casi, lo mira, lo ve.
El caciquismo tiene eso, es capaz de hacer girar la cabeza a miles de personas.
Y todos tan amigos.

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Demagogos, radicales, populistas

Hace ya muchos años leía con disfrute como Eduardo Haro-Tecglen desmontaba los argumentos de los que criticaban a los que pensábamos de cierta manera llamándonos demagogos. No hace tanto, era Javier Ortiz que se autoproclamaba radical en un memorable artículo. Hoy leo al gran Darío Fo: “’Populismo’ indica una ideología característica de un movimiento político o artístico que ve en el pueblo un modelo ético y social y el respeto de todos los individuos que forman parte de una comunidad civil». El artículo se titula «Populista, y a mucha honra».
Pues eso, antesdeayer demagogos, ayer radicales y hoy pupulistas. Todo a mucha honra.

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Contactos

Efectivamente, no sirve los estudios que tengas, tus saberes. Los expertos dicen que lo que sirven son los contactos; ahora también se dice capital relacional. Conozco a mucha gente de mi pueblo que sin ser experto, tiene claro que lo importante es hacer «amiguitos». Pero bueno, ya se dice en El País, un periódico tan serio como el ABC, por ejemplo. Quizás sirva para que la gente joven estudie para ser mejor persona y no mejor mercancía. Al final sólo las mercancías con contactos, enchufe en mi pueblo, son elegidas por los compradores. Las buenas personas, sin embargo, siempre son necesarias.

 

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Mundo del revés (II)

Dice M. Roberts, un economista bueno, bueno de verdad: «Hablando de volver al futuro, una de las propuestas políticas más importantes de los economistas convencionales ha sido que los gobiernos aumenten el gasto público en infraestructura (construcción de carreteras, ferrocarril, puentes, centrales eléctricas, telecomunicaciones, etc.) para conseguir relanzar las economías. (…) La última propuesta en este campo ha venido de los economistas del Departamento de inversiones en Australia, de Macquarie. ¿Por qué no colonizar Marte? ‘No es tan loco como parece’ escriben Viktor Shvets y Chetan Seth del equipo de renta variable global de Macquarie. ‘Un programa gigante de colonización de Marte crearía una vasta industria, intensiva en capital, que se extendería por el mundo, crearía puestos de trabajo, y resolvería el problema de la productividad de la economía global’.
Por si no se habían enterado, la economía mundial no está creciendo a una velocidad suficiente porque hay un ‘declive de los rendimientos de la inversión’. Así que lo que tenemos que hacer es iniciar un amplio programa público para colonizar Marte, similar al programa espacial de la década de 1960 bajo Kennedy para colocar un hombre en la Luna.
Curiosamente, los economistas de Macquarie no están interesados en un programa de inversión global para ayudar a los más pobres de este mundo; para tratar de resolver el desastre ambiental global o para impulsar la educación, la sanidad o las infraestructuras básicas en los países más pobres de la Tierra. No, eso no es tan útil (rentable) como invertir en otro planeta para obtener una mejora de la rentabilidad de las inversiones.
La solución Macquarie es el último grito de la política económica keynesiana».
Lo que para algunos es hoy idea ser un economista progresista, casi un izquierdista.
¡No me digan que no están locos estos marcianos! ¡y que no son malos!

Septiembre 16

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Mundo del revés

La economía tiene por objetivo satisfacer las necesidades de la gente. La economía capitalista tiene por objetivo satisfacer las necesidades del capital, resumido en acumular, acumular y acumular beneficios. La economía capitalista es antieconómica porque necesita de la necesidad de las personas para satisfacer al capital.
La capacidad productiva hoy en día genera bienes y servicios suficientes para satisfacer las necesidades de las personas que habitan el planeta (incluso debería cambiar de dirección para mejorar el actual desastre medioambiental global). El problema económico no es la falta de producción sino la mejora en la distribución. No digamos en sitios como Europa, con capacidades productivas enormes (basadas entre otras cosas en el robo sistemático de otras zonas del mundo durante decenios).
El capitalismo, para acumular beneficios, necesita de personas que necesiten ser explotadas. Por eso hablar de la imposibilidad de una renta básica es una opción política y una mentira económica; una renta básica debilitaría muchísimo la fuerza del capital y aumentaría la de las personas. Nacho Álvarez hace una cuenta muy sencilla: con las pérdidas del Estado en ayudas a la banca pagaríamos dos veces una Renta Garantizada para 8 millones de personas.
Lo normal sería la existencia de una renta básica. Lo anormal es que haya gente que pase necesidades. Pero lo anormal es lo normal es este mundo del revés.
Si no podemos cambiar el mundo, al menos que el mundo del capital no nos cambie a nosotros (del todo). De ese modo siempre tendremos la posibilidad, más pronto que tarde, de demostrar su locura y maldad.

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¿Se acuerdan de Grecia?

Dice Pedro Olalla: «En Grecia llevamos seis años de “rescate”, y los hechos son estos: un 25% de disminución del PIB, un 30% de empresas cerradas, más de un millón de despidos, un 38% de reducción salarial media, un 45% de reducción de pensiones media, una tasa de ahorro del -17%, 600.000 jóvenes cualificados emigrados, un aumento del 42% de la mortalidad infantil, un cuarto de la población bajo el umbral de la pobreza, millares de personas y familias comiendo cada día de la caridad popular, un gobierno a las órdenes de los acreedores, el mayor plan de privatizaciones del mundo, y casi dos personas suicidándose al día durante los últimos seis años. Pero ¿algo habrá de positivo?, cabría preguntarse. ¡Habrá disminuido, al menos, la deuda! Pues no: la deuda estaba en el 120% del PIB cuando empezó el “rescate” y ahora está ya en el 180%; después de haber dedicado más de 460.000 millones a su amortización y de todos los sacrificios materiales y humanos.»
Indigna la actuación de economistas induciendo al suicidio, provocando aumentos de la mortalidad infantil.
Indigna la falta de discurso contra este terrorismo económico.
Indigna el silencio.

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Mercado de bebés

La explotación laboral consiste en que una persona realiza una actividad contratada por otra, la primera recibe un dinero y la segunda una plusvalía. La explotación viene de que quien contrata se lleva, roba, parte de la riqueza que genera la otra persona. Normalmente la que contrata está en un posición de superioridad respecto a la contratada. Esta es la base del capitalismo y se ha ido legitimando desde la idea de la libertad de elegir. La persona contratada puede, supuestamente, elegir si ser o no explotada.
Las mujeres han sufrido a lo largo de la historia del capitalismo una mayor explotación que el trabajador asalariado varón. Se la invisibilizó en el trabajo doméstico o de reproducción sin salario, en el supuesto no-trabajo, y cuando realizaba trabajos asalariados sus condiciones eran normalmente peores que las de sus compañeros varones. Aquí nos situamos en un paso más: una mujer «elige» tener un hijo para otra persona a cambio de dinero. Maternidad subrogada.
El capitalismo avanza haciendo creer que todo es legítimo si hay alguien que paga y otra cobra. En este sistema las personas somos mercancías, medios de producción, cosas a intercambiar.
Si nos consideramos algo más que objetos hay que tener claro que en capitalismo otro mundo es imposible; no hay transformación social, ni cambio real si no se aborda la cuestión de la economía, si no se es anticapitalista o poscapitalista o…
Esto hay que pararlo ya y para ello hay que posicionarse. No se puede ser y parecer al mismo tiempo, te tienes que decidir (decía nuestro gran Julio Vélez).
Si las personas que ven esto bien son moderadas y normales (como el de la camiseta azul), yo me declaro extremista y radical (y, por tanto, con estos dos adjetivos, normalmente me incluirán en el lote de los terroristas).

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Demagogo, radical y populista

Hace ya muchos años leía con disfrute como Eduardo Haro-Tecglen desmontaba los argumentos de los que criticaban a los que pensábamos de cierta manera llamándonos demagogos. No hace tanto, era Javier Ortiz que se autoproclamaba radical en un memorable artículo. Hoy leo al gran Darío Fo: “’Populismo’ indica una ideología característica de un movimiento político o artístico que ve en el pueblo un modelo ético y social y el respeto de todos los individuos que forman parte de una comunidad civil». El artículo se titula «Populista, y a mucha honra».
Pues eso, antesdeayer demagogos, ayer radicales y hoy pupulistas. Todo a mucha honra.

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Hablar bien

En Madrid se habla bien. En un pueblo de Andalucía mal. En un sitio se pronuncia el castellano como lo hace el rey de España. En el otro se pronuncia como lo han hecho durante siglos la gente que le ha dado de comer al rey de España. En la corte se habla bien. En el campo del sur mal.
Sin embargo, en la corte se confunde Europa con la Unión Europea, o América con Estados Unidos. Para la gente que supuestamente habla bien, y pronuncia finamente el castellano por las radios y televisiones de la capital del Reino (o de la capital de Andalucía), los americanos son la gente de Estados Unidos de América (los nicaragüenses serán otra cosa, digo yo).
A pesar de todo nadie duda de que esta gente habla bien, como les gusta al poder.
Quizás eso sea hablar bien, dar gusto a quien te pone o te quita. Por eso, seguiré hablando mal, tan mal como lo hicieron y lo hacen millones de personas de miles de pueblos colonizados que tuvieron que acabar expresándose en la lengua impuesta por el colonizador.
Y seguiré llamando americano al nicaragüense.

 

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Mundo del revés

La economía tiene por objetivo satisfacer las necesidades de la gente. La economía capitalista tiene por objetivo satisfacer las necesidades del capital, resumido en acumular, acumular y acumular beneficios. La economía capitalista es antieconómica porque necesita de la necesidad de las personas para satisfacer al capital.
La capacidad productiva hoy en día genera bienes y servicios suficientes para satisfacer las necesidades de las personas que habitan el planeta (incluso debería cambiar de dirección para mejorar el actual desastre medioambiental global). El problema económico no es la falta de producción sino la mejora en la distribución. No digamos en sitios como Europa, con capacidades productivas enormes (basadas entre otras cosas en el robo sistemático de otras zonas del mundo durante decenios).
El capitalismo, para acumular beneficios, necesita de personas que necesiten ser explotadas. Por eso hablar de la imposibilidad de una renta básica es una opción política y una mentira económica; una renta básica debilitaría muchísimo la fuerza del capital y aumentaría la de las personas. Nacho Álvarez hace una cuenta muy sencilla: con las pérdidas del Estado en ayudas a la banca pagaríamos dos veces una Renta Garantizada para 8 millones de personas.
Lo normal sería la existencia de una renta básica. Lo anormal es que haya gente que pase necesidades. Pero lo anormal es lo normal es este mundo del revés.
Si no podemos cambiar el mundo, al menos que el mundo del capital no nos cambie a nosotros (del todo). De ese modo siempre tendremos la posibilidad, más pronto que tarde, de demostrar su locura y maldad.