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Intervención en Jornadas «Somos ecosistema»

A continuación reproduzco mi intervención en las jornadas organizadas por REAS Aragón, «25 AÑOS Jornadas de Economía Social y Solidaria», en las que participé junto con Jordi García Jané, de XES Catalunya – Cooperativa L’Apostrof .

 

Análisis socioeconómico actual

Os leo un texto escrito a propósito del debate de estas últimas semanas respecto a la relación entre economía y salud:

«Álvaro González Franco, jefe de Medicina Interna del Hospital Universitario Central de Asturias indica: “Estamos viendo que el daño en los enfermos no es tanto por la lesión que provoca el virus en las células sino por la respuesta inmune del organismo, que es la inflamación.”

Del mismo modo, el daño a la economía no es tanto por los efectos del virus sino por la respuesta del tipo de economía en la que vivimos: la economía capitalista. Una economía que tiene por objetivo la acumulación de capital; para la que sólo es trabajo aquél que genera ganancias; que confunde valor con precio; que privatiza los bienes comunes; que necesita la destrucción de la naturaleza; y que usa el dinero para ganar dinero.

La economía capitalista está respondiendo al virus como le es propio: dañando a las personas. Inflamando el dolor para salvarse ella, a costa de la gente. Esta economía es más mortífera que el virus, que todos los virus, pues es ella la causa de su generación; porque tiene una respuesta inmune, para salvarse ella, que no pone en duda el sacrifico de más seres humanos; que no dudará en destruir naturaleza o pequeñas actividades económicas que sostienen muchas vidas.

La economía, sin adjetivo, debe tener como fin mantener y enriquecer la vida. La economía capitalista, sin embargo, sólo cumple con este objetivo si es útil para la acumulación de capital; sólo salva vidas si así obtiene ganancias; las vidas se subordinan al capital.

La economía no es contradictoria con la salud.

La economía capitalista sí.»

Por tanto, del análisis socioeconómico actual saco como conclusión que debemos cambiar la economía en la que vivimos, debemos pasar de la economía capitalista a otro tipo de economía. Se puede.

 

Reflexiones para la transformación

Os hago una serie de reflexiones pensadas desde Andalucía, desde una economía dependiente y marginada.

1. Construir y difundir un discurso de ESS transformadora

2. Formular nuevas políticas de desarrollo local

3. Asumir que la economía la hacemos nosotras

 

Construir y difundir un discurso de economía social y solidaria transformadora

Por un lado creo que es esencial construir un discurso de economía social con vocación transformadora alejada de la economía social hegemónica que en esta tierra que es el cooperativismo hegemónico.

Para impulsar una economía social útil para la transformación es preciso construir y difundir un discurso alejado de la economía social caracterizada por la adaptación sin impugnación al mercado y la economía capitalista, en el mejor de los casos; y en el peor, los casos de la economía social que forman parte de las prácticas espúreas y legitimadoras de precariedad, desigualdad y expolio de la riqueza de Andalucía.

En Andalucía la economía social tiene como referencia hegemónica el cooperativismo agrario. Un cooperativismo de propietarios de tierras que ha afianzado la desigualdad en la propiedad de la tierra; la precariedad en el trabajo jornalero dependiente; y que es básico en la especialización andaluza en la globalización en la exportación de productos agrarios (aceite, aceituna mesa, hortofrutícolas agricultura intensiva).

Ese cooperativismo se impulsó por el régimen de Franco bajo control asistencialista religioso; y posteriormente en las últimas décadas se caracteriza por el control clientelar partidista.

Cualquier estrategia de impulso de la economía social transformadora en territorios como este que apuesten por ser una alternativa debe impugnar este cooperativismo, esta economía social.

 

Formular nuevas políticas de desarrollo local

Por otro lado, esta economía social ha formado parte de las estrategias de desarrollo local neoliberal que desde la década de 1980 se impulsa desde la UE.

Las políticas de desarrollo local desplegadas en las últimas décadas pueden denominarse como “neoliberalismo territorial”. Estas políticas y estrategias pretenden que las instancias públicas (de ámbitos locales y territoriales subestatales) se mantengan al servicio de la acumulación de capital, propia de la economía capitalista. Para ello, se han basado fundamentalmente en tres elementos:

A) La “puesta en valor” del territorio o mercantilización de cualquier recurso local potencialmente vendible o rentabilizable, en términos monetarios.

B) La valorización social de la figura individual del empresario tradicional, renombrado como “emprendedor”.

C) La realización de inversión pública o el aumento de las subvenciones, encaminadas a atraer o a favorecer al capital, ya sea local o foráneo.

Estos elementos complementados con la denominada “Empleabilidad” que sirve para culpabilizar a la persona desempleada, a la víctima.

Todo enmarcado en discursos simpáticos de participación, innovación, actitudes, etc.

Frente a estas políticas de neoliberalismo territorial hay que apostar por un desarrollo local transformador, comunitario, que tenga como agente fundamental la economía social transformadora.

Entender por desarrollo local transformador al conjunto de estrategias políticas y elementos teóricos cuyo objetivo es la soberanía económica territorial; es decir, la mejora y el aumento de la capacidad que las personas que habitan un determinado territorio tiene para resolver sus problemas económicos y, así, mantener y enriquecer su vida. Las entidades o prácticas de EST se convertirían en la base de otro desarrollo territorial o local.

Como apunta José Luis Coraggio, la economía social pretende “ganar autonomía respecto a la dirección del capital” (Coraggio, 2009: 148).

Características comparativa tipos de Desarrollo Local

  Neoliberal Transformador
Objetivo Valorización capital Mantener/enriquecer Vida
Agente económico protagonista Empresa convencional Entidades EST
Mercado Global Territorial
Factor productivo organizador Capital Trabajo
Propiedad Privada Colectiva
Trabajo Asalariado Libre asociado
Valor Cambio Uso

Fuente: Elaboración propia.

 

Asumir que la economía la hacemos nosotros y nosotras

Y para que surjan entidades de EST, cooperativistas, prácticas de consumo consciente, ahorro ético y solidario, etc. es preciso dejar de pensar que “la economía la hacen otros”: Estado, capital; que los problemas económicos se resuelven desde arriba, desde afuera, desde otros. Esta es la antítesis de la autogestión.

Prevalece las política macroeconómica a lo micro. Se piensa que se cambia antes la política monetaria del Banco Central Europeo que el modo de producir, distribuir o consumir patatas, pan o aceite.

Ante esta situación es lógica la escasez de personas que quieran ser cooperativistas; incluso la falta apoyo a la EST por parte de movimientos sociales, organizaciones sindicales y políticas. Eso provoca la falta de cooperación entre las entidades de EST y los sindicatos o partidos.

La economía social con vocación transformadora, el desarrollo local transformador comunitario, las prácticas socioeconómicas transformadoras (producción, distribución, consumo o ahorro) no son consideradas como alternativas a la actual economía de la propiedad privada, el trabajo asalariado y el valor de cambio. Por casi ninguna fuerza de política institucional, sindical o social.

Para cambiar esta situación es esencial afianzar y convencer del potencial de transformación desde la producción, el consumo, la distribución y las finanzas y, a partir de ahí, aumentar la intercooperación con otras organizaciones e impulsar que la gente quiera ser para de esta economía social con vocación transformadora.

La situación va a ser dura, con altas tasas de desempleo. El mercado de trabajo va a expulsar a más gente. Esta gente será una oportunidad para la EST, como pasó tras la crisis de 2008. La expulsión de la economía capitalista, la consideración de desechos pueden y deben generar agentes de EST, de economía social con vocación subversiva. Fuentes de vidas soberanas frente a la economía capitalista. Cada desecho es una oportunidad.

Las entidades han mirado hacia dentro; los partidos apenas han variado la corriente que los lleva a la burocratización; los sindicatos siguen promocionando el trabajo asalariado; los movimientos sociales impugnadores continúan pensando que la economía es algo de los malos. Frente a esto necesitamos impulsar un movimiento socioeconómico transformador. Necesitamos la cooperación entre los municipalismos transformadores, las nuevas prácticas de economía social transformadora y sindicalismo de base o los movimientos sociales impugnadores. Necesitamos programas o estrategias de actuación con objetivos consensuados y prácticas coordinadas.

 

Para finalizar

La economía la hacemos nosotros y nosotras y, a partir de ahí, podríamos impulsar un discurso socioeconómico alternativo asumido por todas las fuerzas sociales, sindicales y políticas que aspiren a la transformación social. De este modo, mediante la intercooperación entre los diversos movimientos nos haremos más fuertes antes los enormes retos que nos vienen encima.

Creo que debemos tener claro el objetivo que pretende la ESS. Yo apuesto por una economía social con vocación transformadora, que no legitime la economía capitalista que es incompatible con la vida; a partir de ahí necesitamos marcos de relación, discusión y análisis centrados en las prácticas que persigan este objetivo claro y a partir de ahí consensuar estrategias, prácticas, marcos de intercooperación. Necesitamos mucha más intercooperación entre los agentes de los diversos territorios que asumimos este objetivo.

Igual es preciso abandonar la narración y abrazar las ficciones, la imaginación. Como dice mi amigo Juan Dorado: «no es el tiempo de las predicciones, sino de las ficciones, de poner en práctica nuestra imaginación radical para narrarnos de otra manera de dónde partimos y adónde queremos llegar.» No sé si ha llegado el tiempo de la economía social subversiva. La cuestión no es si ha llegado el tiempo, sino más bien si queremos ir a por ella.

La economía capitalista, la acumulación de poder, la «distancia y disciplina social» nos ha traído hasta aquí: una crisis sistémica precipitada por un virus. Frente a esto podríamos avanzar hacia la distribución del poder, del capital, de los trabajos; hacia el asunción de responsabilidades colectivas e individuales no disciplinarias; hacia la cooperación que acorte distancias.  El reparto, el cumplir y la unión, ideas y valores de las luchas jornaleras, de esa gente que habla tan mal, y que están plenamente vigentes para nuestras luchas socioeconómicas actuales.

Lo peor de la condena, es cogerle el gusto a las cadenas.” Dice una letra de Isabel Escudero cantada por Rocío Márquez. Acabemos con la condena, despreciemos las cadenas, como el trabajo asalariado dependiente o el marco capitalista que nos asfixia, y busquemos prácticas socioeconómicos transformadoras que aumenten nuestros grados de autonomía; impugnando de forma nítida la economía capitalista.

 

 

 

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