Desde la crisis capitalista de la década de 1970 asistimos a la financiarización de la economía. Al igual que ocurrió al final del ciclo a acumulación británico (1910), holandés (época de las pelucas) y en el Imperio español de la Era de los Genoveses. Los costes de la financiarización para los estratos sociales inferiores y medios se explican porque las finanzas no pueden alimentar una gran clase media, porque únicamente una pequeña elite de cualquier población nacional puede compartir los beneficios de la Bolsa, de la actividad bancaria mercantil y del asesoramiento financiero.
Esta situación ya la describía González de Cellórigo a principios de 1600. Sí 1600.
«Ha llegado a presentar un extremo contraste entre ricos y pobres y no hay medio de reducirlo. Nos encontramos en una situación en la que tenemos ricos que holgazanean indolentes y pobres que mendigan, y nos faltan personas de tipo medio, a quienes ni la riqueza ni la pobreza les impida seguir el tipo correcto de empresa contemplado por la ley natural.» (Fuente: «El largo siglo XX». G. Arrighi. Akal.)
Pues bien, esta situación la va a solucionar un gobierno PSOE-UP. En fin.
Es el capitalismo. No enfocar el problema tan sólo nos llevará a nuevas decepciones de los previamente decepcionados que en su nueva decepción serán pasto del fascismo.