En el Estado español la presión fiscal es inferior a la media europea. Aquí es el 34.1% del Producto Interior Bruto. En Alemania el 40.4%, en Portugal el 36.9%, en Francia, 47.6%. En Suecia y resto de países nórdicos por encima del 50%.
Es mentira que aquí se paguen muchos impuestos. Repito, mentira. Y es un mentiroso quien sabiéndolo lo dice para ganar votos o recibir mejor financiación.
Otra cuestión es analizar quién soporta la presión fiscal. Para ello es preciso dejar claro que los partidos con responsabilidad política en el gobierno llevan décadas incumpliendo la constitución que dice, traduciendo, que debe pagar más quien más tiene. Que es inconstitucional, pues hace el sistema fiscal menos progresivo, eliminar el impuesto de patrimonio, sucesiones y bajar lo que pagan las empresas y las personas con más renta. Se respeta menos la constitución en Madrid que en Barcelona.
Por tanto, hay que subir los impuestos (la presión fiscal o los ingresos del Estado), y esta subida la deben asumir las personas y empresas que tienen más renta e ingresos. Si no se hace esto, aumentará la desigualdad y disminuirán los servicios públicos y los derechos sociales. Si no hay ingresos no es posible que aumenten los gastos (máxime cuando el pago de intereses se antepone a todo).
Los responsables políticos, ahora que se inicia un largo periodo electoral, que no asuman esta realidad o bien están mintiendo, o trabajan para quién más tiene, o son incapaces de explicar las cosas y tienen miedo a perder votos. En ningún caso quedan exentos de la responsabilidad de ser causantes de la asfixia del Estado y la consecuente reducción de servicios públicos y derechos sociales.