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Cultura y economía

Tuneo de un artículo de V. Lenore sobre un estudio del filósofo Alberto Santamaría.
La economía no es sólo la administración y gestión de algo, sino también la producción de un relato que da sentido a esa administración y gestión. Por ello economía y cultura van de la mano para el capitalismo.
Los libros de autoayuda y la filosofía emprendedora es una herramienta muy relevante para la actual victoria del neoliberalismo. Estos libros no han dudado es absorber conceptos de los movimientos sociales. Los nuevos gurús empresariales adoptan la retórica militante de la izquierda para reforzar posiciones de derecha. Es lo que el autor define como ‘activismo cultural neoliberal’. Así, ahora no hay que motivar a los trabajadores sino «movilizarlos».
Por otro lado, lanzan otra idea básica: hay que vivir la precariedad como una aventura. Hablan de nuestro potencial creativo, que tenemos que arriesgarnos, que con creatividad podemos lograr todo lo que queramos, que hay que ser aventureros y no funcionarios. En el fondo, nos invitan a competir en vez de a cooperar y compartir.
La literatura de autoayuda empresarial utiliza términos tan universales como “felicidad”, pero no la trata como un fin de la existencia humana, sino como un simple medio. Según un texto del Centro Botín, ‘De la neurona a la felicidad’, la infelicidad cuesta a las empresas 829 euros por habitante al año, es decir 386 millones de euros solo en la Unión Europea. Ser infelices resta productividad y eso es intolerable. Así el capitalismo afectivo crece para reforzar la adhesión de la tropa que conformamos cada uno de nosotros.
Lo peor de todo es que incluso la cultura está en manos de las empresas y del capital, aunque parezca que es un fortín de la izquierda. El capitalismo ha sabido capturar todas aquellas formas culturales destinadas a cuestionarlo. No sólo se quedan con el discurso radical de los sesenta -“la imaginación al poder” o “pidamos lo imposible” pueden ser perfectamente hoy lemas del BBVA-, sino que producen, casi sin darnos cuenta, una nueva noción de imaginación o creatividad dentro de la cual el impulso crítico desaparece a favor de un impulso adaptativo, según las necesidades del mercado. El neoliberalismo es tan viscoso que se adhiere a nuestros actos como una segunda piel.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-02-09/alberto-santamaria-en-los-limites-de-lo-posible_1519499/

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