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Vereas

Impagable las enseñanzas que el mundo madrileño nos está mostrando a los pueblos atrasados de las colonias. A los que pronunciamos mal.
Sabiduría a espuertas de cómo se ejerce el poder. De cómo se gestiona un estado, el poder judicial, la comunidad autónoma, un ayuntamiento o de un partido político conformado por gente inteligente de la inteligente universidad madrileña.
Incomparables muestras de solidaridad con los compañeros, juego limpio, saber hacer.
Normal que todo el mundo quiera ir a Madrid. Lógico admirar a Sabina, ese cosmopolita-progresista-poeta, y a todos esos que tan bien hablan y han hablado de Madrid.
Incomprensible que la gente cateta de los pueblos prefiramos mirar a la cara a la vecina, salir al campo a coger espárragos e incluso hablar de política. Política de gente inferior que miramos la realidad que nos rodea y no nos damos cuenta que lo importante está en los edificios-palacios capitalinos construidos con nuestra sangre.
Capital es mirar para otro lado que no sea la capital. Hoy, más que nunca, poco tiene que hacer la persona honesta y cabal en esos territorios del postureo; el camino está fuera de esas moquetas putrefactas, esas calles donde el anonimato civiliza al más traidor y donde la cultura siempre se logra pagando, una entrada, un máster, la dignidad.
Hoy, más que nunca, las vereas correctas están en las periferias. Aunque nos equivoquemos, aunque podamos ser injustos (como puede llegar a ser este comentario generalizador).

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