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Castoriadis

La política es lo que concierne al poder en una sociedad. Siempre ha habido, hay y habrá poder en una sociedad. Poder en el sentido de decisiones colectivas que adquieren un carácter obligatorio, cuya transgresión es sancionada de un modo u otro, aunque sólo sea que no matarás. Siempre habrá, pues, decisiones colectivas. Esas decisiones se impondrán a todo el mundo. No quiere decir que tenga que haber un Estado, pero sí un poder. Un poder que siempre ha existido.
A partir del siglo XVIII, la teoría liberal de la constitución política prevalece. Se basa en la afirmación explícita de la imposibilidad de la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos en las sociedades contemporáneas y en la aceptación del Estado como diferente de la comunidad política, como algo extraño a ella. Esta filosofía política se encuentra frente a una cuadratura del círculo: se mantiene un Estado separado del que se intenta limitar el poder, se da por sentado que los ciudadanos no pueden o no quieren, salvo excepcionalmente, ocuparse de los asuntos públicos, y al mismo tiempo se pretende fundar sobre esto un régimen que profesa la soberanía del pueblo y que se da el nombre de democracia.
A la autoorganización de la sociedad llamada civil se acaba llegando a través del mercado —siendo la dimensión esencial de la sociedad la dimensión económica—, proceso con el que la comunidad política debería evitar interferir.
Por contra, el proyecto socialista es el proyecto de la creación de una nueva forma de sociedad. Este objetivo se puede formular en una sola palabra: la obtención de la autonomía. La autonomía implica la supresión de los grupos dominantes y las instituciones que encarnan e instrumentalizan esta dominación, el verdadero autogobierno de colectividades, la autoorganización de la sociedad.
Castoriadis se centra en la supresión del estado para lograr la autonomía. Igual también es preciso sustituir los actuales actores económicos por otros. Es necesario eliminar la actual forma de empresa de producción, de distribución, de instrumento financieros, y, como no, buscar también la autonomía mediante un cambio radical en el consumo.

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