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Nacionalismo y soberanías

Entiendo que nacionalismo no es lo mismo que soberanismo (o que independentismo).
El nacionalismo español es el mayoritario por donde vivo. En gente menos que en poder, pero aún así ganan por goleada. Es un nacionalismo especialmente revanchista, autoritario, vengativo, muy excluyente y nada cooperador o dialogante. A lo mejor parecido a los demás pero, como he dicho, hablo del que me ha tocado aguantar.
Es un nacionalismo que ha privilegiado a las elites. En Andalucía cuanto más próximo estés al poder vinculado a la tierra, al PSOE o PP, al dueño de la fábrica del pueblo, más posibilidades hay de que te den con la rojaygualda en la cara. O, claro, es lógico que los privilegiados que viven en casas dadas por el franquismo cuelguen banderas. Hay muchas en los «pabellones militares» de pueblo: casas dadas privilegiadamente a las familias de los militares.
También es muy normal que en Madrid haya mucho vivaespaña. En esas tierras siempre han basado su economía en la localización del poder; nunca han producido nada; tan sólo se han aprovechado de ser la villa y corte, de estar allí los ministerios, museos, centros nacionales de todo, sedes financieras, etc.
Eso es para mí el nacionalismo, una ideología que favorece a las élites y a quienes agitan sus banderas.
La soberanía la entiendo de otra manera. Luchar por la soberanía del pueblo es algo muy parecido a la democracia (poder del pueblo). Buscar la soberanía económica de mi tierra es poner las bases para negársela al soberano impuesto por el poder (el rey, el cortijero, el alcaldebienmandao).
La búsqueda de la soberanía la entiendo de abajo hacia arriba. Por eso lo relaciono con el municipalismo (libertario) y, por eso, prefiero que el poder esté en la comunidad autónoma que en una villa y corte. Cuanto más cerca esté el presupuesto, más capacidad de control puede alcanzar el pueblo del mismo.
Es curioso. El nacionalismo español ha contribuido a la situación de pérdida de soberanía real existente a día de hoy en favor del poder económico global. Nos mandan desde el Banco Central Europeo, los mercados financieros. Eso lo permiten porque ese nacionalismo sabe que su interés, sus privilegios, se basan en agacharse ante el de arriba y humillar al de abajo.
Nada que ver con el soberanismo de mi gente amiga catalana; gente de abajo que coopera con el igual y combate las desigualdades y el poder injusto. Creo en su camino, en la construcción de Democracia, de soberanía de los abajos.

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