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Profesionalidad

Distingo entre ser un profesional de ser un trabajador competente.
Nunca he aprobado a economistas que de forma «profesional» asesoran la injusticia; al futbolista bético que es fichado por otro equipo y le mete goles al Betis; al abogado que defiende al bellaco (veo muchos en la tele últimamente con tanto Gurtel y Bankia); del político profesional que es capaz de decir «no es no» o lo contrario. Nunca legitimaré a los «Antonios Hernandos» de la vida.
Quizás por eso no me pareció mal verdear para un terrateniente pero sí me hubiera parecido mal ser su economista.
La profesionalidad no puede justificar ninguna barbaridad, ninguna venta, ninguna traición. Por muy bien pagada que esté.

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