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Nuestra realidad es compleja

En Andalucía privatizan la sanidad mediante subcontrataciones, CHARE’s, organismos autónomos. No se va fácilmente cómo empresas privadas obtienen beneficios económicos de nuestra enfermedad.
La educación sigue siendo ocupada en demasiada medida por la religión católica, aunque parezca lo contrario. No parece fácil ver el poder de la Iglesia Católica y los efectos de su doctrina en la gente del futuro.
La agricultura continúa sustentándose en la misma distribución de la renta, o peor. Latifundismo por un lado, y minifundismo por otro. No es sencillo hacer ver que la tierra no es de nadie y es de todas las personas, como cualquier medio de producción.
Los sectores productivos estratégicos están en manos foráneas y no nos damos cuenta. Riqueza andaluza que es absorbida por empresas con sedes en Madrid, que tributan en Madrid con riqueza extraida de nuestra tierra. Luego nos llaman pedigüeños y no parece fácil que nos defendamos como es debido: atacando con argumentos sólidos a esas malas personas.
Todo es complejo. Nada parece evidente en estos tiempos de tanta propaganda y tan poco saber.
No obstante, si partimos de esta realidad, si asumimos la complejidad de nuestra sociedad, será posible generar una alternativa transformadora. Si nos pensamos, si nos organizamos, si nos analizamos, seremos capaces de generar en la teoría y en la práctica nuevas fórmulas económicas, y por tanto políticas, políticas y por tanto económicas, que partan de la complejidad en la que vivimos y que queremos cambiar hacia caminos de reparto, humanidad y vida.
Si tan sólo seguimos haciendo política de eslóganes, twitter y camisetas ingeniosas no será posible cambiar nada.
Es más, en la simplicidad siempre gana el fascismo, es decir, la acumulación, la deshumanización y la muerte.

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