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Morón-Fontiveros-Morón

Hace poco conocí a una gente extraordinaria, la gente de los Colectivos de Acción Solidaria (CAS), en Fontiveros, un pueblo de Ávila. Allí me planteé Morón-Fontiveros-Morón. Un sábado para recordar. Cuando me iba me contaron que con la persona que almorcé es cura. Emiliano Tapia. Una de esas personas que, como Enrique de Castro, dicen cosas como esta: «Cada vez había más camaradería y solidaridad, y lo llegaron a entender totalmente. Y también entendieron que el concepto de la fe era una cuestión humana, había que tener fe en uno mismo y en el otro, en la lucha, en la vida, porque de esa forma se superaban mejor los miedos».
Gente que desde la solidaridad, que no caridad, han trabajado y trabajan con la gente y por la gente. Personas por la que merece la pena hacer no cientos, sino millones de kilómetros. Es más, menos mal que, de vez en cuando, se encuentra uno por su camino con personas como las de los colectivos de acción solidaria. Te reconcilia un poco con el mundo y te anima a seguir teniendo esa «fe» en los demás para cambiar el mundo.

Octubre 2016.

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