Cuando un centro de datos de OVH de Estrasburgo se ha incendiado, hemos podido comprobar que las nubes pueden arder. El siniestro ha afectado directamente a algunas empresas y proveedores europeos y mundiales. No han sido pocas las empresas europeas y mundiales que se han visto afectadas.
Existen muchos centros de datos de este tipo, la propia OVH tiene 27, de los cuales ⅔ están en Europa. A la vista de la influencia que ha tenido el incendio en una pequeña parte de uno, en torno a ¼, nos debería servir para darnos cuenta de la importancia que tienen estas infraestructuras y, por el camino, recordarnos también que cosas que parecen eternas pueden desaparecer de repente.
Podría haberse hecho de una manera más distribuida, pero hemos construido Internet mediante estos centros de datos. Es en estos edificios donde se guardan nuestros datos, fotos, mensajes… También es un día para preguntarnos el dónde / cómo / para qué… de la energía, infraestructura de red, hardware, software, personas y conocimientos que estos centros necesitan y asociarlo a la idea de soberanía.
Algunos quieren vincular esta soberanía a la soberanía nacional, pero eso no es suficiente, las diferentes legislaciones pueden influir de manera diferente en ello y a veces puede que la propia no tenga por qué ser la mejor desde el punto ese punto de vista. Qué decir cuando las ley no está en tus manos…
Por otro lado, una parte importante de la soberanía tecnológica debería pasar por el control público de estas estas infraestructuras o si queremos profundizar aún más, posicionarlas en beneficio del interés público. Más aún, el llamado interés público quizá no nos valga, ya que los intereses de los poderes públicos están muchas veces lejos de ese mismo interés. En el caso de Euskaltel, por ejemplo, la infraestructura de red y sus estructuras de servicios fueron ampliamente promovidas públicamente. Después de una enorme inversión pública, fue privatizada siguiendo políticas neoliberales, perdiendo al final la mayoría ante los fondos buitre. En el camino, hubo empeoramiento de las condiciones laborales y despidos de trabajadores, despilfarro de dinero público, enorme reparto de bonificaciones a los directivos…. El resultado es la desaparición de una empresa rentable y de una infraestructura de red imprescindible, regalada por mucho menos de su valor real.
Sabemos que las nubes, por supuesto, no arden. Lejos de ser una nube, Internet es también material. Además de sus servidores, redes, infraestructuras, etc., lo hacen las personas y sus conocimientos, objetivos, leyes, decisiones… y en todos estos niveles existe la posibilidad de acercarse o alejarse de la soberanía y el interés común.