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Críticas Begarianas

Críticas begarianas: La Mano Invisible

Película basada en la novela del querido Isaac Rosa y dirigida por David Macián. Se trata de un proyecto cooperativo y transformador que debería ser obligatoria para los circuitos de Economía Social, Solidaria y Transformadora.

Película muy valiente y atrevida en formato, temática, financiación y puesta en escena. Algo nuevo en este mundo del cine que fabrica sueños a mayor gloria del capitalismo patriarcal y el consumismo.

Trata sobre la inutilidad del trabajo físico, que se exhibe como como obra de teatro o de circo, como algo que ya no vale, y que hay que recordar como algo anecdótico de otros tiempos. El trabajo como espectáculo dada su banalidad y sinsentido.

Un grupo de trabajadorxs manuales o básicos es contratado para hacer su trabajo de manera inútil delante de un previsible público. Una especie de café teatro, donde hacen y deshacen su trabajo continuamente. No sabemos de los diferentes trabajos es más estúpido, cuando no hay un fin previsto y determinado para ese trabajo, sólo trabajo anónimo y sin finalidad de creación de riqueza ni de transformación social.

¿Será este el trabajo que hacemos a diario de manera mecánica y sin mirar a los ojos a nadie y menos a nuestrxs compañerxs?

La película nos pone delante de la cuestión de la dignidad del trabajo o de su sentido. y ahí surge la idea de que ¿todo vale si lo pagan bien? Es decir, cuando «la mano invisible» del mercado manda y ordena nuestras vidas.

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Críticas begarianas: No intenso agora

Película brasileña de João Moreira Salles, narrada en un portugués muy íntimo, sobre las revoluciones posibles en el año 68, sobre todo en París, China y Praga y algo en Brasil. Se le olvida algunas, Argelia, México y …., pero lo que cuenta lo cuenta muy bien y nos acerca a lo que pudo ser y no fue, a excepción de China, que hoy tampoco es. El capitalismo se come o mata cualquier atisbo de progreso social. Da muchos datos sobre la realidad del 68 y nos llena de melancolía, sobre todo al final con el fado Não Quero Rosas Vermelhas, de Maria Alice.

A nosotrxs nos podría servir para analizar nuestro 15M, su efervescencia y su olvido, e incluso analizar los perfiles de Cohn-Bendit y nuestro Pablo Iglesias. Cohn-Bendit hoy es quien es e Iglesias con tanta altanería y referendo, será quien será. Pero la foto de Cohn-Bendit sonriente ante la policía es impagable y recoge el espíritu del 68, una revolución alegre. Nos recuerda que fue una revolución de hombres, nada feminista ni de incorporar a la mujer y su entorno a la lucha. Y tampoco a la clase obrera, que estaba en cierto bienestar socialdemócrata.

Nos desvela que ya desde el principio, cuando pierde radicalidad democrática y se elige a un líder, ya es una operación de mercado. La famosa frase de «Bajo los adoquines, la playa» no fue una frase espontánea, sino de una agencia publicitaria. Otra curiosidad, De Gaullle empezaba sus discursos oficiales con francesas y franceses, mira que moderno, qué le diría el Pérez Reverte.

Película amplia y larga que se ve, con alegría y tristeza, con nostalgia y melancolía. El final se cierra con un homenaje cinematográfico y pudiera que cargado de revolución, la salida de las obreras y obreros de la fábrica, de Lumière.

https://www.youtube.com/watch?v=64NqPmwAdXg

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Críticas Begarianas: «El joven Karl Marx»

Autor: Luis Begara

 

Es extraño que uno de los personajes más importantes de la historia no haya tenido, por ahora, ninguna película.

¿No era posible? ¿había miedo? ¿no había dinero?

El director, el haitiano Raoul Peck que ya hizo un buen retrato de Lumumba hace años, se atreve a incorporar al cine a este filósofo tan transformador y desbordante como es Carlos Marx.

Un buen plantel de actores, una buena fotografía y una ambientación extraordinaria, hacen una película de primera. Que nadie piense que el  mensaje de la vida de este revolucionario pudiera quitar o distraer cierta calidad cinematográfica.

La película empieza con una carga de la policía contra unos recolectores de leña en el año 1843, cuando Karl Marx ya está en París y Engels en los telares de su familia. Es el momento de empezar a privatizar los bosques colectivos para enviar a sus gentes a las ciudades y convertirlos en mano de obra para las fábricas de la revolución industrial.

Marx y Engels se conocen en los mítines revolucionarios donde Proudhon es el máximo exponente y la máxima autoridad reconocida, en los mismos actos están Bakunin y demás revolucionarixs de la época.

¿Cómo en esta época los revolucionarixs estaban tan organizadxs y unidxs si no había ni internet, ni AVEs, ni aviones?

Ahí coinciden Marx, Engels y Jenny, la señora de Marx que tiene más protagonismo del que mucha gente creemos.

Destierros, peligrosidad, miseria, hijas por parte de Marx y lujos por parte de Engels. Uno de ellos es pagar las facturas de la familia Marx.

La peli termina en la publicación del Manifiesto del Partido Comunista, en 1848.

Manifiesto que no es exclusivo de Marx y Engels, sino también de sus señoras.

Tremenda la escena del golpe de mano para implantar La liga Comunista (además símbólicamente mostrada por dos mujeres que quitan el banderín de la Liga de los Justos y despliegan la bandera roja de la Liga Comunista).

Impresionante el argumentario revolucionario frente al reformista (Engels y Marx fulminan prácticamente a los socialistas utópicos).

Entre medias la radicalización del discurso del buenismo de la clase trabajadora a la lucha de clases. Ayer era el proletariado, hoy creo que el precariado, es la clase llamada a la revolución.

En la tumba de Marx está otra de las referencias de esta gran película:

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.

Para terminar y para no levantarnos de las butacas o de nuestro sofá, el director se despide con un reportaje fotográfico con lxs grandes revolucionarixs de nuestra historia con los acordes del mejor Bob Dylan.

https://www.youtube.com/watch?v=dxLMr784l0Q