Vivimos en un Estado continuista del fraquismo, inmoral, donde el nacionalismo españolista sustenta la injusticia social y el autoritarismo. Así lo expresaba Suso del Toro en un artículo de noviembre de 2016:
«Los problemas que tenga España, aunque sean de carácter económico y social, son políticos. Pero el origen de esos problemas es moral, no es que moral y política sean espacios autónomos es que la política española es inmoral. Y la fuente de esa inmoralidad es el pecado original de lo que llamamos «la democracia española», la continuidad legal y orgánica del estado franquista a través de una reforma, la restauración de la monarquía borbónica. Todo viene de ahí, no hubo una ruptura y sí una continuidad, que finalmente gobiernen los franquistas es lo coherente.
La democracia española ha ido degenerando hasta dar este país socialmente injusto, con cultura nacionalista de estado y con las libertades personales que había reconocido en principio enormemente restringidas.
El estado español es de la derecha nacionalista española, del Parlamento a la justicia. Es razonable, por tanto, que la Audiencia Nacional actúe como la continuación del Tribunal de Orden Público y continúe juzgando políticamente los supuestos delitos. Es razonable, por tanto, que un ministro, Fernández Díaz, acusado de crear una polícia política secreta para perseguir a sus rivales tratándolos como criminales políticos, ocupe una comisión que debe atender las reclamaciones de derechos de la ciudadanía. Es razonable que gobiernen los perceptores de sobres de dinero negro porque España está sumida en la completa inmoralidad.»
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