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Nada por aquí, nada por allá

El truco consiste en que miremos al Valle de los Caídos, nos enfademos con la RAE o con el último baño de sangre animal. Mientras, nada se sabe de la labor de María Jesús Montero o Nadia Calviño.
Para Esteban Hernández, «La prueba del algodón es sencilla, y no tiene que ver con si sacan a Franco de la tumba, si prohíben los toros o si van a impulsar la igualdad de género, que en eso no van a enfrentarse a las élites globales, sino con el estrato social al que van a exigir los recursos necesarios para que nuestra sociedad funcione. Hay dos opciones: seguir cobrando impuestos indirectos a las clases trabajadoras y directos a las medias, y con lo conseguido pagar a los acreedores de la deuda y lo que quede repartirlo en el Estado del bienestar, o exigir a ese 10% de la sociedad que cada vez paga menos impuestos que cumpla con sus responsabilidades.»
En el fondo es a quién se engaña, para quién se trabaja y donde queda la vergüenza y la honestidad.

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