Categorías
Sin categoría

la lluvia

La calle no es mía.
Los árboles de la avenida no son propiedad privada.
Los ríos quitan tierras para plantar más olivos, más trigo, más y más. O adosados.
Las carreteras son nichos de negocios muy rentables, salvo que se deban cumplir las especificaciones técnicas. 
Estas realidades hacen que una borrasca se convierta en una peligrosa ANA.
Calles anegadas, ramas caídas, campos empantanados, carreteras listas para ser arregladas por las mismas empresas que incumplen las especificaciones técnicas, casas…
La privatización de todo y el desprecio por lo colectivo harán que algo natural se convierta en extraordinario. Y sin embargo, lo anormal, el que todo se guíe por el lucro privado, pasa a ser invisible y naturalizado.
La lluvia acabará aclarando esta sociedad tan oscura.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *