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Aportaciones para una política económica alternativa

En los últimos días he leído dos artículos que me han parecido interesantes y que merece la pena tener en cuenta. Por un lado, el artículo de Chris Lehmann “Deja que los burócratas gestionen tu vida”, publicado en Contexto y Acción[1], y por otro “Necesidad de cambio del modelo productivo”, de E. Cantos, publicado en Viento Sur[2]. De ambos hemos tomado una serie de ideas que nos parecen interesantes como propuestas para una política económica alternativa para Andalucía y otros “sures”.

En el primero se analizan las políticas de los primeros disidentes Populistas (con P mayúscula) de Estados Unidos de allá de finales del siglo XIX. Así, el autor indica que “el populismo tiene su origen no en un programa prefabricado para demagogos autócratas, sino en una rebelión económica de granjeros y obreros desposeídos. Estos primeros disidentes del liberalismo económico de Estados Unidos “no pretendían difamar y rechazar las reglas y tradiciones democráticas, sino adaptarlas y expandirlas para que se ajustaran a un auge sin precedentes del régimen de trabajo industrial y a la consolidación del capitalismo monopolista en la república de productores que ellos describían como la ‘mancomunidad cooperativa’.”

Para este movimiento, las cooperativas de compra y comercialización eran esenciales para evitar la terrible explotación que los terratenientes ejercían sobre los campesinos (para ello se creó la Alianza Nacional de Granjeros y Sindicato Industrial). Se trataría de impulsar las actuales y conocidas en Andalucía cooperativas agrarias, pero a diferencia de lo que ha ocurrido en el sur peninsular, para hacer frente al poder terrateniente. En Andalucía, sin embargo, este poder ha cooptado y en gran medida controlado y gestionado las cooperativas impulsadas por el franquismo a partir, sobre todo, de la década de 1960.

Estos Populistas pretendían fomentar la independencia económica y “comprendieron, como pocos movimientos políticos de masas anteriores o posteriores, lo indisociable que es asegurar un sustento sostenible e independiente para el buen funcionamiento de un gobierno democrático.” Este movimiento político tuvo claro la necesidad de soberanía económica para cualquier democracia. En ningún pueblo de Andalucía existirá democracia o libertad de expresión si la subsistencia o la capacidad de poder vivir depende del terrateniente, industrial, empresario o alcalde de turno.

Los Populistas entendieron que “la cooperación económica por sí sola nunca podría contrarrestar el tipo de poder económico que acumulaban los capitalistas de la edad dorada. Por eso comenzaron a dar forma a un ala política, cuya intención era proporcionar el tipo de infraestructura que requiere la democracia económica.” Una de las propuestas más relevantes la de una moneda y un sistema bancario alternativos, que se conocieron como el Plan del Subtesoro.

Por su parte, en el artículo “Necesidad de cambio del modelo productivo, de E. Cantos, se apuesta por “un modelo de economía mixta, en la que la empresa matriz y tractora del sector o sectores en cuestión sean públicos, pero las unidades fundamentales de producción sean comunitarias. Se trataría, por tanto, de extender la economía social más allá de lo marginal, bajo el amparo de lo público.”

El autor indica que para “conseguir el objetivo del cambio de modelo productivo, en el cual el circuito de valor añadido tenga lugar en nuestro territorio”, es precisa la “radicalización democrática, también en la esfera de la producción”. En este sentido
“la iniciativa pública como sustituta de la empresa monopolística privada puede permitir avances en la democratización de la esfera productiva. El mercado va a seguir marcando en gran medida el precio de los productos, sobre todo en la esfera internacional, pero en nuestro modelo, la redistribución de la cadena de valor permitiría pagar mayores precios en la escala productiva primaria sin repercutir en el precio de venta final. Es decir, bajo este modelo, dado el valor de venta en el mercado, la institución pública bajo un funcionamiento democrático (y esto es muy importante remarcarlo) podría permitir que las propias unidades comunitarias de producción pudieran decidir democráticamente los precios de venta de sus productos.” Es decir, “el medio para conseguir nuestro modelo mixto de economía público-comunitaria es una entidad pública, análoga a la actual empresa monopolística tipo Mercadona, pero con una lógica y unos principios muy distintos. El objetivo no sería obtener el máximo beneficio económico, sino el máximo beneficio social.” De este modo, “la comercializadora pública permite incidir en el cómo se produce, por lo que podría impulsar el modelo de pequeñas unidades de producción autogestionadas, cuya propiedad sea colectiva.”

Además, la intervención pública no quedaría en el ámbito de la comercialización sino también en la financiación. “La combinación de comercializadora(s) pública(s) con un modelo de financiación (banca) también público, puede ser una eficaz herramienta para incentivar el tejido de transformación de productos primarios. La clave es que, quienes apuesten por dicha industria de transformación, tendrán la facilidad del crédito y la certeza del retorno de la inversión al tener garantizada la venta a la comercializadora pública.”

En definitiva, unidades de producción autogestionadas, comercializadoras públicas, modelos de financiación alternativos, propuestas para avanzar hacia repúblicas caracterizadas como “mancomunidades cooperativas”. Repúblicas a su vez mancomunadas con otras que así lo deseen y que nunca renuncien a la soberanía como sinónimo de democracia, de poder del pueblo.

Hoy, como ayer o como mañana, es un buen momento para pensar en propuestas de transformación que mejore la vida de la gente. Continuaremos atentos pues la economía es política y la política es economía. Separar lo económico y lo político es abandonar uno de los principios esenciales de la mejor tradición de la izquierda. La prioridad política de nuestros días es pensar en la construcción de alternativas al capitalismo.

[1] https://ctxt.es/es/20190206/Politica/24277/Chris-Lehmann-populismo-taxis-vtcs-EEUU-Trump.htm

[2] https://vientosur.info/spip.php?article14574&fbclid=IwAR0dJWxwpTez5Niy-pbrM5shzjs0YUdm-JalyQlSsITDzjT1brA2JtKO-88

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