A continuación «tuneo» una entrevista que he podido leer en Contexto y Acción de Erwan Cario al sociólogo Antonio Casilli.
La revolución de la inteligencia artificial (IA) no puede prescindir de los datos producidos y seleccionados por las personas, usuarias o pequeñas manos invisibles de micro-trabajo. Se trata de proteger estas actividades laborales contra la depredación de las plataformas.
Definición de “digital labour” y tipología de personas trabajadoras digitales
A. Casilli define «digital labour» como «toda actividad que produce valor y que se basa en los principios de tarificación y de datación (tratamiento automático de la información). La tarificación, es la reducción a tareas simples, fragmentadas y estandarizadas – la tarea más simple, es la pulsación- y la datación es la producción de datos para las plataformas y las inteligencias artificiales, que esas plataformas se esfuerzan en producir y en mercantilizar, y se basan en realidad en un flujo constante de datos producidos y tratados.»
Por su parte, según este autor, existesten tres grandes «amilias de trabajadores digitales».
La primera, y la más visible, es “el trabajo a demanda”. Pasa por las aplicaciones en tiempo real inmediato para permitir a nuestros consumidores acceder a servicios o productos. Son Uber, Deliveroo, servicios personales que están ahora por todas partes en el debate público, pues han centrado lo que en su momento se llamó “la uberización”.
La segunda familia, mucho menos conocida y visble es la del “micro-trabajo”. Es todo lo que hace referencia a plataformas en las que multitud de personas se dedican a la realización de tareas profundamente fragmentadas, y sobre todo micro-remuneradas. Son tareas que exigen entre algunos segundos o algunos minutos para llevarse a cabo, que van desde la maquetación de imágenes, la re-transcripción de pequeños fragmentos de texto, registro de voces u organización de información. Es un fenómeno global; es una forma de poner a trabajar a personas que están en países lejanos.
La tercera familia viene a continuación de la segunda, y es por así decirlo, trabajo gratuito, el que realizamos cuando utilizamos las plataformas sociales. Se lleva a cabo en las redes sociales como Facebook, YouTube o Instagram. Publicamos contenido, desde luego, pero hacemos mucho más que eso. Se realiza un trabajo de selección y clasificación de la información, señalando lo que es problemático respecto a las propias normas de la plataforma.
Sobre el mito del fin del trabajo
El mito del robot o de la automatización completa embruja al imaginario industrial desde hace tres siglos. Es un horizonte utópico, pero que tiene un impacto concreto sobre nuestra vida cotidiana pues se trata de un mito que se ha empleado para disciplinar a la fuerza de trabajo: «obligar a los trabajadores a dejarse de tonterías pues siempre se les puede reemplazar por una máquina de vapor, después por una máquina industrial y ahora por una máquina inteligente».
Hoy día se habla de un robot de datos, es decir, una forma da automatizar los procesos funcionales. Y esta automatización pasa por lo denominada inteligencia artificial, que se basa en la presencia de datos. No obstante, nunca se dice que estos datos los producen las mismas personas que conocen el riesgo de ser expulsados del empleo formal: «se necesita alguien que pinte las imágenes; que seleccione los datos; que limpie la información, y ese alguien, no es un ingeniero ni un data scientist, somos usted y yo, y cientos de miles de personas, entre las Filipinas y Costa de Marfil, que durante una jornada, han de producir esos datos que son indispensables para el aprendizaje estadístico y la economía de los robots». Se trata de la «enésima maravillosa solución para pagar cada vez menos a la fuerza de trabajo, precarizándola y excluyéndola de un reconocimiento formal; alejando a los trabajadores de todo un conjunto de protecciones vinculadas al empleo clásico, herencias de luchas sociales, y por lo tanto restringiendo cada vez más la masa salarial.»
No se puede prescindir del trabajo de las personas. Al contrario, ese mercado paralelo de micro-trabajo, de trabajo invisible, de trabajo digital están en expansión. Sin embargo se oculta y hay un enorme esfuerzo de invisibilización porque es crucial para poder vender a los inversores el sueño del robot.
Frente a esos ataques frontales contra el trabajo asalariado
Hay tres ejes de reacciones que surgen para desplegar formas organizativas frente a esta situación. La primera es emplear instrumentos surgidos de las luchas sociales para reafirmar la dignidad del trabajo; su reconocimiento y su remuneración. Se trata de las formas de sindicalización, ya sea en forma de sindicatos clásicos o con nuevas formas sindicales expresadas mediante gremios, asociaciones más o menos informales o grupos de usuarios de plataformas.
El segundo aspecto es la constitución de alternativas viables a ese capitalismo de plataformas introduciendo una forma de cooperativismo de plataformas. Es la reactivación del movimiento mutualista, de la inscripción de plataformas y tecnologías digitales en el contexto de la economía social y solidaria.
El tercer elemento, el más interesante para A. Casilli, es el de los comunes. Lo que se está creando con nuestro trabajo de teclear son conocimientos comunes, datos comunes, recursos informativos comunes. Esos elementos comunes no pueden seguir siendo objeto de la depredación capitalista. Al contrario, hay que dotarlos de lógicas diferentes, de puesta en común, de desarrollo de gobernación colectiva, y finalmente crear un conjunto de derechos. «¿Quién tiene el derecho de hacer qué con esos datos? Basta con ver su perfil de Facebook, vinculado a otros cientos, para darse cuenta: no hay nada más colectivo que un dato personal».
Y si se habla de la remuneración ligada a esos datos, hay que llegar a la renta universal e incondicional. «No uno de los muchos falsos amigos que han aparecido en los últimos tiempos, me refiero desde luego a una renta universal con todas las prestaciones sociales iguales por doquier y que se financiará mediante una fiscalidad de la tecnología digital.»
Fuente: https://ctxt.es/es/20190123/Politica/24067/capitalismo-de-plataforma-uber-antonio-casilli.htm