Cuanto más austero eres más cerca tienes la abundancia.
Y no hablo de la austeridad como arma de los privilegiados contra las mayorías, sino de la cualidad según la cual te conviertes en insumiso de la necesidad inducida, de los deseos inculcados para la infelicidad de las mayorías y los beneficios de las minorías.
Insumiso a participar en la lotería de ser agraciado en un juego injusto, donde la mayoría juega para que muy pocos logren obtener ingentes cantidades de frustración.
El capitalismo es una máquina de generación de escasez; sólo hay beneficios empresariales cuando algo se convierte en escaso. Nadie saca dinero de algo abundante, por eso el capitalismo es enemigo de la abundancia, por eso a los enemigos del capitalismo nos debe guiar la búsqueda de la abundancia: del pan, del techo, del agua, del cariño…
El objetivo de las gentes que hacemos economía para los de abajo debe ser la búsqueda de la abundancia. El señor Irasuegi está en lo correcto.
Por eso desde gentes de cooperativas hermanas, aunque vivan a mil kilómetros de distancia, nos sentimos en días de celebración tal como dice Beñat Irasuegi: «celebramos que aunque todo esté más oscuro que nunca, al final venceremos a la oscuridad (del capitalismo), y celebramos la creación de la abundancia desde el trabajo y la solidaridad.»
Abundancia desde la distribución, desde la finitud, desde desde la justicia, desde la solidaridad e igualdad entre todas las personas y pueblos.
Así que sí, no estoy borracho: ser austeros para alcanzar la abundancia. Eso sí, queda la ingente tarea de dar la vuelta a dos conceptos corrompidos, malinterpretados y malusados por los malvados.
Así que sí: ¡salud y abundancia para todo el mundo!
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