Decía Ramón Trecet al final de su programa en radio 3: «buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo». Más o menos.
No me convencía esta búsqueda hasta que he leído lo que se considera belleza en «Memorias de Adriano»: «que este mundo esté poblado por seres humanos cuyo cuerpo no se viera estropeado por las marcas de la miseria o la servidumbre, ni por la hinchazón de una riqueza grosera.»
Esa belleza sí es una búsqueda que merece la pena.
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