Días después de la muerte de Fidel Casto, puse la radio y había una fiesta. La progresista cadena Ser entrevistaba a un demócrata de EE.UU. que festejaba la muerte de una persona. Nada de falacias. Nada de hipocresía. Muere un enemigo y se festeja.
Hay lucha de clases pero sólo parecen enterarse las élites, la clase dominante.
Los de abajo, a ser buenos e hipócritas para seguir siendo dominados pero susceptibles de ser empleados.
Cuba es un ejemplo en muchas cosas. Hoy me quedo con esta: como un líder que parecía insustituible ha muerto después de 10 años de dejar la máxima jefatura de un Estado que continúa siendo socialista y soberano. Sin él.
¡Tanto que aprender!
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