Dice M. Roberts, un economista bueno, bueno de verdad: «Hablando de volver al futuro, una de las propuestas políticas más importantes de los economistas convencionales ha sido que los gobiernos aumenten el gasto público en infraestructura (construcción de carreteras, ferrocarril, puentes, centrales eléctricas, telecomunicaciones, etc.) para conseguir relanzar las economías. (…) La última propuesta en este campo ha venido de los economistas del Departamento de inversiones en Australia, de Macquarie. ¿Por qué no colonizar Marte? ‘No es tan loco como parece’ escriben Viktor Shvets y Chetan Seth del equipo de renta variable global de Macquarie. ‘Un programa gigante de colonización de Marte crearía una vasta industria, intensiva en capital, que se extendería por el mundo, crearía puestos de trabajo, y resolvería el problema de la productividad de la economía global’.
Por si no se habían enterado, la economía mundial no está creciendo a una velocidad suficiente porque hay un ‘declive de los rendimientos de la inversión’. Así que lo que tenemos que hacer es iniciar un amplio programa público para colonizar Marte, similar al programa espacial de la década de 1960 bajo Kennedy para colocar un hombre en la Luna.
Curiosamente, los economistas de Macquarie no están interesados en un programa de inversión global para ayudar a los más pobres de este mundo; para tratar de resolver el desastre ambiental global o para impulsar la educación, la sanidad o las infraestructuras básicas en los países más pobres de la Tierra. No, eso no es tan útil (rentable) como invertir en otro planeta para obtener una mejora de la rentabilidad de las inversiones.
La solución Macquarie es el último grito de la política económica keynesiana».
Lo que para algunos es hoy idea ser un economista progresista, casi un izquierdista.
¡No me digan que no están locos estos marcianos! ¡y que no son malos!
Septiembre 16