El poder andaluz lleva siglos sosteniendo a las elites españolas. Ese poder siempre se ha beneficiado de esa lealtad, al mismo tiempo que ha servido para mantener en la precariedad económica a la mayoría de la gente de esta tierra. El PSOE andaluz, como fiel representante durante las últimas décadas de ese poder andaluz (latifundista, controlador de los recursos, monopolizador del comercio), ha actuado boicoteando cualquier posible cambio en los poderes del Estado (ha impedido cualquier diálogo del PSOE de Sánchez con los nacionalistas catalanes y vascos).
Hoy, cuando las derechas hispanas se ponen de acuerdo para continuar con este Régimen (ya no se les llama independentistas sino nacionalistas), los «socialistas» andaluces se darán golpes de pecho invocando a la igualdad en el reparto de recursos. «Andalucía como la que más», dirán, volverán a decir.
No les importa nada, salvo el control del poder en Andalucía y la extracción de rentas que supone estar al frente de la administración pública autonómica. Y para ello cuentan con el favor de los grandes capitales españoles: banca, empresas energéticas, Telefónica, etc. El IBEX 35 confía en Felipe y Susana.
Hoy es más necesario que nunca analizar la realidad política y social de Andalucía. Sin embargo, se desviará este debate poniendo el foco en las negociaciones entre el poder de Madrid y los poderes políticos vascos y catalanes. Oiremos, veremos, leeremos a muchas personas de Andalucía opinando sobre Cataluña, Euskadi, mientras Andalucía seguirá siendo expoliada por capitales foráneos ayudados por el PSOE andaluz.
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