Mañana es el día en el que se ensalza un enorme mecanismo de concentración de riqueza. La lotería. Muche gente pierde poco (o no tan poco, ¡no oyen que hay que jugar con responsabilidad!) para que muy pocos ganen mucho.
Paradógicamente, se remarcará todo lo contrario: aquello de que ha quedado muy repartido.
Cuanto mejor es el reparto menor es el alcance de su función: indicar que cualquiera puede ser rico, tan rico que pueda hacer las mismas tonterías que hace hoy día la gente beneficiada por la injusticia en la que vivimos.
Llamarme aguafiesta (viva Benedetti) pero menudo gol nos mete el sistema.